Cultura Por: Víctor Ramés06 de noviembre de 2024

Caras y caretas cordobesas

Del proyecto presentado por el escultor De Pol, a la estatua que domina el patio de la universidad histórica, el origen del monumento del Obispo Trejo y Sanabria, su fundador.

Una secuencia de la inauguración de la estatua de Fray Fernando en Caras y Caretas..

Por Víctor Ramés
cordobers@gmail.com

La estatua de Fray Fernando, 1900-1903 (Segunda parte)

Prosigue la cita de Caras y Caretas del 26 de enero de 1901, que refería una instancia en el proceso de creación de la estatua del Obispo Trejo y Sanabria: la presentación del proyecto que hacía el escultor Víctor de Pol, encargado de llevar la imagen del fundador de la Universidad de Córdoba al monumento conmemorativo. El proyecto, y la versión final de la estatua que actualmente domina el patio de la histórica sede de la Universidad, estuvo basado en el único retrato pintado que se conoce de Fray Fernando. De Pol lo retrata de cuerpo entero, una pluma en la mano derecha y el estatuto del Colegio en la izquierda. Aunque el informe de Caras y Caretas afirma que la estatua se haría en mármol, es claro que fue fundida en metal. Aquí la conclusión de la cita: 

“El monumento tendrá una altura de ocho metros y será hecho en mármol, debiendo estar terminado en Septiembre de 1902, a fin de cerrar los cursos universitarios del año con la fiesta inaugural. La ejecución del trabajo ha estado a cargo de una comisión presidida por el doctor y A. Ortiz Herrera y formada por los señores Molina, Garzón, Bustos y Berrotarán. La provincia de Córdoba ha dado una prueba más de su cultura y del alto aprecio en que tiene la memoria de sus hombres esclarecidos, subscribiendo con generosidad los fondos necesarios para la obra, y el costo de ésta quedará cubierto en breve tiempo. Los estudiantes cordobeses, que fueron los iniciadores de la idea, pueden estar satisfechos del resultado de su iniciativa y del entusiasmo con que el pueblo la ha acogido. El escultor De Pol proyectó el monumento, y sometido el modelo a la aprobación del comité ejecutivo, éste le ha dado orden de realizarlo, fijándole plazo para su entrega. Es digno de imitarse por las demás provincias el ejemplo de Córdoba, que perpetúa en buenos monumentos, como el de Paz, el de Vélez Sarsfield y ahora el de Trejo y Sanabria, la memoria de sus hijos ilustres.”

Durante el proceso de realización de la estatua, que llevó prácticamente un año más de lo que informaba Caras -en lugar de septiembre de 1902, octubre de 1903-, el escultor fue visitado cada tanto por miembros de la comisión encargada de evaluar los trabajos y que tal vez le transmitiesen su ansiedad por comprobar el progreso de la obra. 

Una vez concluido el proceso y cuando hubo certeza de contar con el monumento en Córdoba, llegó finalmente el día de la inauguración, evento que congregaría a numerosos invitados y tendría el brillo de uno de los más importantes festejos cordobeses del siglo. Así, el 8 de diciembre de 1903, el patio de la histórica universidad, en la manzana jesuítica, donde fue emplazada la estatua sobre su pedestal, fue escenario de la gran fiesta universitaria. Todo había empezado por la mañana, según el protocolo, con una misa del tedeum oficiada por el visitante arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Espinosa, durante el cual “el padre Mendieta ocupó la cátedra sagrada y con un discurso bien inspirado hizo la apología del Obispo Trejo, haciendo resaltar los rasgos más salientes y las obras diversas que han dado lustre y renombre a su vida”. Luego de los almuerzos y agasajos a ilustres visitantes, y tal vez una prudente siesta en casas y en hoteles, el encuentro en el patio comenzó a las 17. Tomaron su lugar las autoridades de la universidad y de la provincia, los funcionarios nacionales presentes. En la terraza que da al patio se ubicaron la mayoría de las damas, más arriba, aunque sin sobresalir a la primacía masculina naturalizada. Caras y Caretas cuenta así la secuencia del acto, en su edición del 19 de diciembre de 1903:

“LA FIESTA DE LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
La hermosa obra de Víctor de Pol, ha sido dignamente inaugurada en la vieja ciudad de los doctores mediterráneos, habiendo, como se ha dicho con acierto, sobrepasádose Córdoba a sí misma en la suntuosidad de estas fiestas que ensalzan la memoria de quien adquirió para ella y por siempre el título que ostenta en la tradición argentina: «la docta». En el acto de descubrirse la estatua del sabio franciscano, el ministro Fernández pronunció un hermoso discurso, donde se declaró partidario de una reforma fundamental en el plan de estudios universitarios; igualmente el ministro (Joaquín V.) González al verificarse la colación de grados hizo uso de la palabra pronunciando una notable pieza oratoria, siendo aplaudidísimo por el numeroso público que presenciaba la ceremonia. A estas fiestas, concurrieron además de los ministros de justicia e instrucción pública y del interior, el arzobispo Espinosa, los obispos de la Lastra, Padilla, Benavente y Cabanillas, y los ministros del Brasil, Paraguay, Méjico, Uruguay, Portugal e Italia, los rectores de las Universidades de Córdoba y Buenos Aires, varios académicos, profesores y delegados y representantes de distintos países y corporaciones. El doctor Pedro Echagüe en nombre de la Universidad de Santa Fe cerró la serie de los discursos. El gobernador de Córdoba, doctor Álvarez, al inaugurar las fiestas con sentidas frases hizo el elogio de Fray Trejo y Sanabria, diciendo que la descollante figura del obispo es digna de ser representada en bronce y venerada por los pueblos que aman la justicia.”

Entre los discursos y descubrimiento de la estatua, y la multitudinaria colación de grados en el salón del rectorado (según una crónica publicada en una revista que acompañaba la edición del diario cordobés Los Principios en 1969, firmada por E. Ariel Rodríguez G.): “Después, por las calles céntricas, desfilaron las tropas de la guarnición, al son de diversas marchas militares que interpretaba la banda.”

La presencia militar fue constante, según otra nota de Caras y Caretas: “A las 5 de la tarde se efectuó la solemne inauguración del monumento, hallándose formados a esa hora frente a la Universidad, los regimientos 8º de infantería, 10º de caballería y 1º de artillería.”

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