Menos elogios de los previstos
Alfonso Cuarón, quien había rodado en 2014 una serie de ciencia ficción titulada “Believe” para Warner Channel, quiso redoblar su apuesta con los siete episodios de “Disclaimer” que firmó para Apple TV este año y que lo ponen delante de un elenco de lujo encabezado por Cate Blanchett.
J.C. Maraddón
Si bien las series forman parte de la historia de la televisión casi desde su nacimiento como medio masivo de comunicación, no se equivoca demasiado quien afirma que en las últimas décadas ellas han vivido una etapa de apogeo como hacía tiempo no se registraba. Y bastante de ese refulgir se lo deben a los servicios de streaming, que en un comienzo reciclaron temporadas enteras de tiras exitosas con el fin de capturar la atención de los futuros suscriptores, para luego lanzarse a producir sus propios contenidos y transformarlos en los tanques de audiencia a partir de los cuales se posicionaban en el mercado.
Unos diez años atrás, se apreció una incipiente polémica en la que intervenían por una parte los defensores a ultranza del género cinematográfico, que aborrecían los seriales y reivindicaban el valor de los largometrajes como auténtica vía de expresión audiovisual; en el otro rincón, se agrupaban quienes hablaban de que esta tendencia a dividir en episodios las narraciones insinuaba un abordaje distinto de las historias y que debía ser valorado como una innovación digna de mérito. La polémica llevó al propio Martin Scorsese a salir en defensa de las series, aunque sus propios proyectos dentro de ese tipo de producciones no tuvieron la relevancia esperada.
Como para no quedar asociadas a uno solo de esos bandos, las plataformas también produjeron sus propias películas, con lo que se abrió otra grieta entre quienes simpatizaban con la exhibición online y quienes se aferraban a la proyección en salas. Un hito dentro de esa controversia fue el estreno en 2018 del filme “Roma”, dirigido por el mexicano Alfonso Cuarón, que apenas si fue visto en la pantalla grande antes de integrarse a la grilla de Netflix, a pesar de que se trataba de una realización que perdía parte de su encanto al aterrizar en el streaming.
Cuarón, que había rodado en 2014 una serie de ciencia ficción una serie titulada “Believe” para Warner Channel, quiso redoblar su apuesta con los siete episodios de “Disclaimer” que firmó para Apple TV este año y que lo ponen delante de un elenco de lujo. Cate Blanchett, Sacha Baron Cohen y Kevin Kline componen los principales personajes de este relato que sigue las alternativas de una sórdida venganza, desatada a partir de un episodio fortuito que afecta la vida de numerosas personas, cuya desgracia es expuesta con gran tino por este cineasta que ha dado ya numerosas pruebas de su talento.
Sin embargo, quizás haya habido un preconcepto fatal sobre el que Alfonso Cuarón construyó su obra y por el cual el resultado de su esfuerzo no es todo lo redondo que debiera ser. Porque los detalles están cuidados al máximo, las actuaciones son descollantes y el tratamiento de una temática tan resbalosa como una supuesta infidelidad femenina se abstiene de juicios absolutos. Pero se percibe allí un irrespeto por las reglas tradicionales del formato serial, que sin duda es deliberado y que condice con un propósito manifiesto que el realizador ha hecho público en entrevistas.
Para Cuarón, una serie es como una película más larga. Y bajo esta consigna ha trabajado el desarrollo de “Disclaimer”, que entre nosotros ha sido traducida como “Desprecio”, y que se basa en una novela de Renee Knight. Al tomar un género por otro, se fuerza al espectador a atender de otra manera a esa narrativa que en un filme estaría compactada y que aquí se subdivide en siete episodios de entre 45 y 55 minutos, no necesariamente elaborados como para que cada uno cierre por sí mismo. Aunque su calidad sea indiscutible, el experimento no ha despertado los elogios unánimes que podían preverse ante un producto semejante.
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