Presente y Pasado (5) De la caída del  Presidente Frondizi a la del Presidente Illia

1ra parte

Nacional26 de marzo de 2025 Eduardo Dalmasso
dalmasso

Por Eduardo Dalmasso*

Una breve mirada

Los sesenta una época, de grandes cambios culturales en todos los ámbitos de la sociedad. La forma de entender el mundo se hizo diferente: en la familia, en los gustos y las aspiraciones de la juventud. Un telón de fondo que la dirigencia política y menos los militares evaluaron correctamente.  Un proceso de cambio de valores y mayor integración con lo que pasaba en el mundo. La vida universitaria fue mutando hacia un mayor compromiso político. Los medios ocuparon un lugar relevante en esas nuevas miradas. La revolución cubana, afectó en profundidad a las concepciones y prácticas marxistas, e incentivó a sectores del cristianismo a identificarse de otra manera con la realidad. Cuadro de situación: que incide en el total alineamiento de las Fuerzas Armadas, con los intereses norteamericanos.

Rol del sucesor del Dr. Frondizi.

 La debilidad del presidente J.M.Guido se refleja con crudeza, en requerir 5 Ministros de Economía, los niveles de inflación y la protesta sindical. Un presidente sin autoridad condicionado por las Fuerzas Armadas. Un Gobierno que se ve obligado a aplicar políticas de austeridad, incrementar las tarifas, devaluar y acudir al FMI. Por estas razones y su propia ilegitimidad ante la proscripción del peronismo, enfrenta un fuerte descontento social. Los sindicatos, especialmente la Confederación General del Trabajo (CGT), lideraron numerosas huelgas y protestas en respuesta a las políticas económicas y sociales del gobierno. Situación que generaba un clima de tensión y conflicto social ligado a acciones represivas.  

1963. Nuevo Gobierno.

Superado el enfrentamiento militar entre la fracción más antiperonista, y la que pretendía la absorción del peronismo a través del juego democrático, los ganadores, establecen las condiciones de las nuevas elecciones con la esperanza de estabilizar el país manteniendo el control político. Catalina Smulovitz (1991) 

La Unión Cívica Radical, según Cesar Tcach (2007) un partido homogéneo y de carácter endogámico, obtiene la 1ra minoría con un 25,14 % de los votos, atento la proscripción de los partidos peronistas y el partido demócrata cristiano, este último, por llevar como candidato a un eminente cirujano peronista, el Dr. Matera.                                                                                                              Por acuerdos con otras fracciones políticas logra la mayoría en el Colegio Electoral y asume el Gobierno.   Un triunfo exiguo, con un altísimo porcentaje   de votos en blanco, (19,4 %) que implicaría en su accionar dos problemas básicos de origen: su ilegitimidad democrática y su soledad política al no concebir la necesidad de un frente que le dé un mayor respaldo. Se agrega, su falta de arraigo en los sectores intelectuales y en los medios de mayor influencia, la animosidad combativa de los sindicatos y la   existencia de un nuevo bloque de poder sustentado en el avance de la inversión extranjera y grandes industrias nacionales.                                                                         En términos de Carlos Altamirano (1998) esta visión y las discusiones pertinentes excedía al plano académico por ser parte del debate social y político sustentado en un cambio generacional y de la cultura que emerge en ese sexenio.                                                                                     

El Gobierno radical no se identifica con esa mirada, lo que no quiere decir que fuera ineficaz, si, anacrónico, ante los nuevos factores de poder.  Un Gobierno coherente, gradualista, solitario y sin vasos comunicantes con los emergentes del proceso de modernización. “Illia fue renuente a establecer coaliciones o compromisos y gobernó solo con su gente, básicamente el radicalismo cordobés” (Tcach, Cesar y Rodríguez, Celso;2006)

En línea con esta crítica Kvartenik, (1990) expresa que este tipo de conducción lleva al partido a una situación de inestabilidad que se debería a “las desilusiones que causa a grupos de poder: primero al ejército gran enemigo de la resurrección peronista, a los personeros del capital extranjero y a los medios que se nutren de sectores intelectuales impregnados de la concepción desarrollista. La imagen del Gobierno, no condice con el discurso de modernidad, que estos grupos exigían y su práctica antiperonista no conformaba a los sectores más duros de la Fuerzas Armadas. De hecho, el establishment propio de los factores de poder de la Capital de Argentina, estaban excluidos, del Gobierno del Dr. Illia y esto no era un tema menor. Su nivel de autonomía respecto al pensamiento de las fuerzas armadas produce que los líderes de esta poderosa fracción de poder tomen distancia de quién no los considera.  

*Dr en Ciencia Política (UNC-CEA)

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