Lecciones de las elecciones

Cada vez que alguna provincia va a las urnas obtenemos un poco más de información para saber cómo va a seguir la cosa

Nacional13 de mayo de 2025Javier BoherJavier Boher
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Por Javier Boher 
Finalmente arrancó el ciclo de elecciones en Argentina, con un domingo bastante movido que empezó a definir algunas de las cuestiones que se irán viendo en los próximos años. Todos quieren saber cómo se va a reordenar el tablero político después de la llegada de Milei al poder.
Las provincias de Chaco, Salta, San Luis y Jujuy concurrieron a las urnas, con resultados claros que reforzaron algunas sensaciones previas sobre la primacía de los oficialismos provinciales y la baja participación. Pese a lo tentador que puede resultar sacar conclusiones generales de estas elecciones particulares, no se pueden trasladar los balances de estos resultados a las elecciones nacionales. 
Sin embargo, hay que ver las tendencias que están más allá de lo convencional de la foto de los ganadores. El triunfo de Milei en 2023 marcó una ruptura con la política tradicional, que si bien no desaparece (es imposible que lo haga) se va transformando para acomodarse a los tiempos actuales. 
Hay un dato que es fundamental: dos de los distritos fueron parte del cambio político de hace dos años. San Luis y Chaco eligieron como gobernadores a dos representantes “del otro bando”, situación que se ve respaldada en esta elección. No se trató solamente de un triunfo de un oficialismo local, sino de la confirmación del apoyo a un cambio de color político. Distinto es el caso de Salta y Jujuy, donde ya se trata de gobiernos provinciales de más trayectoria. 
Uno de los datos que resaltaron muchos analistas es el papel del radicalismo en cada uno de esos triunfos, especialmente en Chaco y Jujuy, aunque probablemente eso sea lo único en común. Si se suma el reciente triunfo en Santa Fe, el radicalismo parece revitalizado, aunque cuesta creer que el radicalismo jujeño (que supo cerrar filas con Sergio Massa) pueda acercarse al radicalismo chaqueño que pactó con los libertarios. Pasa lo mismo en Córdoba, donde algunos quieren ir para un lado y otros para el otro. ¿Quién tiene razón? La gente, que vota y elige a los que se acercan más a su preferencia, independientemente de lo que hagan los partidos.
Las cuatro provincias que votaron el domingo han tenido largos períodos de hegemonía peronista, con ese nombre o con sellos de fantasía, pero es en las tres norteñas donde el kirchnerismo supo ser muy fuerte. Las derrotas del peronismo “sello nacional” marca un fin de ciclo, que indica que el proceso de desintegración como partido nacional sigue firme. El comportamiento caprichoso de Cristina Kirchner confiando en las decisiones de su hijo la ha dejado en una posición débil, parapetada en la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires esperando a dar alguna vez en el blanco desde ese lugar. Es su fortaleza, pero es una como lo era Constantinopla al momento de caer tras el asedio de los turcos, apenas una sombra del glorioso pasado imperial.
Hay otros peronismos “marca blanca” que consiguen hacer pie, como el de Sáenz en Salta y el de Poggi en San Luis, aunque este último todavía debe mantener un poco las formas. Todas esas expresiones locales del peronismo son las definirán, algún día, si vuelven a ser una opción de poder nacional o si siguen prefiriendo sus necesidades territoriales a la hora de jugarse por algún candidato. Entre candidato con ideas y candidato que ayuda a ganar, casi nadie elegiría al primero sobre el segundo.
Un dato sobresaliente es el de la baja participación. Con un piso de 52% en Chaco y un techo del 63% en Jujuy, los números marcan que votaron muy pocas personas, señal de que la política sigue sin conmover. En estos contextos suelen hacerse más fuertes los candidatos con mejores estructuras territoriales, donde cada voto acarreado representa un poco más que cuando la participación aumenta.
Este no es un dato menor. 
La Libertad Avanza hizo buenas elecciones para estar apenas en formación y reclutando heridos y terceras líneas de los partidos que sufrieron con más fuerza la crisis política de 2023. Además hay un dato no menor, el de que esa mejora se hizo sin Milei en la boleta, lo que significa que efectivamente el proyecto -sea cual fuera- encuentra apoyo en la gente.
Hay que esperar a octubre para ver si el presidente decide correr el riesgo de plebiscitar su gestión protagonizando spots o si, por el contrario, se queda en la gestión y descarga esas funciones sobre los candidatos (ninguno conocido todavía). Seguramente la campaña será algo novedoso, con el criterio del “territorio digital” con el que los libertarios salen cuenta por cuenta a tratar de conseguir votos en redes sociales, recreando en la virtualidad los paseos tocando timbres o golpeando puertas que otros hacían cuando el territorio se definía en la proximidad física de un barrio.
Todavía falta que voten las dos Buenos Aires, Santa Fe, Formosa, Misiones, Catamarca, Corrientes y Santiago del Estero, estas dos últimas eligiendo gobernador. Ninguna por si sola va a definir qué viene por delante, pero seguramente de todas juntas saldrá mucha información para analizar de qué manera se empiezan a preparar para 2027.
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