Relaciones de la subversión argentina y chilena

Parte 4/4

Nacional05 de junio de 2025 Daniel Alvarez Soza
04 06 25

Por Daniel Alvarez Soza

Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

Doctor en Ciencia Política

 

Tercera epata: La relación estratégica de la guerrilla ante los gobiernos de Facto.

 

Esta etapa quedó de manifiesto toda vez que las organizaciones subversivas debieron enfrentar un nuevo escenario, como fue la llegada al poder de regímenes militares, que entre las causales que motivaron su irrupción estaba precisamente asumir una estrategia contrarrevolucionaria, además de intervenir sociedades enfrentadas a climas de polarización política que incidieron en crisis institucionales, por cierto agravadas por la acción subversiva. Todo este escenario se acentuó en la realidad sudamericana a propósito de la caída del gobierno de la Unidad Popular, ya que según comenta Eugenio Méndez, tanto al ERP como a las demás organizaciones armadas de la región se les había cerrado el “santuario chileno”, donde recibían instrucción militar, protección y financiamiento”.

Como consecuencia de la asonada militar de 1973 que derrocó a la UP, “El ERP recibirá en la estación de trenes de Retiro, en Buenos Aires, los 3 primeros ataúdes con combatientes argentinos, fusilados en Chile: Oscar Bugallo y Miguel Ángel Lacorte, erpianos; y Teodoro Konoba de las FAR” (1).

Dada la persecución dispuesta por las fuerzas de seguridad en Chile a contar de 1973, el MIR decidirá enviar algunos de sus cuadros a la Argentina con el objetivo de refugiarse, solicitar apoyo económico y combatir junto al ERP en Tucumán.

“Después de la caída de Salvador Allende, el MIR asumió la resistencia bajo la siguiente concepción: “El MIR  no se exilia”. Con ello se dará forma a la ya mencionada Junta Coordinadora Revolucionaria, cuya sede central se trasladó desde Santiago a Buenos Aires a partir de 1973.

En atención a estos hechos, el MIR pasó a convertirse en una fuente político-militar que nutrirá de combatientes que engrosaban a la guerrilla del ERP en Tucumán. En tanto que la organización argentina colaborará con las tareas estratégicas del MIR, en cuanto a su lucha contra el gobierno militar. Consecuencia del traslado a Buenos Aires, es que “El MIR envió como representante ante la Junta Coordinadora Revolucionaria a Edgardo Enríquez, “el pollo”, hermano de su secretario general Miguel Enríquez” (2).

“En los primeros años de la JCR el MIR tuvo un peso importante dentro de la Junta. El hecho de que fuera el anfitrión de las demás organizaciones en el Chile de Allende le dio una centralidad que fue perdiendo a medida que el avance represivo comenzó a diezmar sus fuerzas.

“Inicialmente, la nueva coyuntura que impuso el golpe de Estado en Chile aumentó la sintonía entre los planteamientos del MIR y las otras organizaciones de la JCR. Luego del Golpe militar las tácticas definidas, en relación a la violencia política, progresivamente se comenzaban a acercar a las tácticas de guerrilla, desarrolladas por las otras organizaciones de la región” (3).

Documentos de aquel período muestran un lenguaje y una agenda similar al de las organizaciones que integraban a la mencionada Junta:

“De esta manera nuestros objetivos (MIR)  en el período serán los de fortalecer y acercar nuestro partido, constituir la fuerza social revolucionaria y dar origen al ejército revolucionario del pueblo. A partir de ello derrocar a la dictadura y conquistar el poder” (4).

Mattini en su libro “Los Perros: memorias de un combatiente revolucionario”, aprecia que a pesar de las buenas relaciones entre el ERP y el MIR, existían algunas diferencias de fondo que hacían dudar a la organización argentina de la capacidad que tendrían los chilenos en cuanto a la forma de enfrentar al régimen del Gral. Pinochet: “En el ámbito del PTR existía ambigüedad con respecto al MIR: por un lado se le consideraba la organización latinoamericana con la que teníamos mayor afinidad ideológica y por otro se pensaba que padecía de dos puntos débiles que debíamos ayudar a superar: la falta de “proletarización” y la indecisión de asumir la lucha armada, sobre todo después de que la dictadura de Pinochet la había legitimado definitivamente. Desde luego, estas caracterizaciones habían sido desarrolladas en trazos generales por el Buró Político del PRT, pero desde el mismo organismo hasta las bases pasaban por matices que dependían    de las personas en cuestión. Así en el propio Buró Político se manifestaban las dos tendencias. “Los “ortodoxos” como Domingo Mena, Eduardo Merbilhá y yo (Mattini), considerábamos determinante el aspecto ideológico y por lo tanto veíamos al MIR como el grupo más cercano, y otros como Benito Urteaga o Manuel Carrizo que simpatizaban con los Tupamaros (Uruguay) porque hacían la lucha armada en concreto. Santucho hizo de juez en una reunión memorable y sentó doctrina con su palabra inapelable dando el espaldarazo a nuestra línea. Según él no podía caber dudas: el MIR arrastraría algunas limitaciones pero era una organización marxista-leninista madura, mientras que los Tupamaros eran “demócratas revolucionarios”” (5). 

Prueba de esta ambigüedad que algunos veían en el MIR, Mattini la ilustra en su relación con Edgardo Enríquez, cuando éste se encontraba en Buenos Aires, relatándonos los siguientes hechos: “Edgardo (Enríquez) captó la sutileza, las virtudes del PRT-ERP y aprovechó nuestra experiencia para aplicarla en Chile”.

“Su mundanidad le permitía darse el lujo de irreverencias guevaristas con estilo propio, las cuales solían sorprender y a veces desagradar a nuestros militantes más rígidos. Por ejemplo, en una oportunidad en que lo acompañé a una Escuela militar del ERP, se le pidió, como era costumbre, que diera una charla sobre Chile y la línea del MIR. La tropa esperaba formada, con la correspondiente presentación de armas, taconeos y el formal discurso del jefe de la escuela para dar la bienvenida. Luego se instaló en una mesa; a las espaldas, sobre la pared las banderas argentina y chilena, más las del ERP y el MIR”.

“La pregunta que flotaba en el aire estimulada por la fanfarria militar era cuándo se iniciaría la lucha armada en Chile. (Enríquez) Empezó por el análisis del MIR ante el golpe de estado más o menos así: “Para ver la situación revolucionaria y su transformación en contrarrevolución fuimos directamente a ver al “Pelao”. Y el Pelao es muy claro: el partido no sólo tiene que aprender a avanzar sino también a retroceder con acierto...” Al fin comprendimos que su exposición estaba basada en textos del “Pelao Lenin”, aplicados a la situación chilena y que demostraban la inconveniencia de lanzar el alzamiento armado contra Pinochet  sin la maduración de las condiciones… A pesar de su muy argumentada exposición, la inclusión de citas a Trotsky, sus irreverencias con Lenin, sus explicaciones no fueron del agrado de los presentes…” (6). 

Edgardo Enríquez, además de su calidad de representante del MIR ante la JCR, desarrollaba también una importante función: “…en Buenos Aires consistía en dirigir la red que aseguraba los pasos de militantes clandestinos hacia Chile. Éstos venían desde diversos países, en particular desde Cuba y la Argentina, tenía que organizarlo todo” (7). 

Como ya señaláramos, en la etapa posterior al golpe militar en Chile, veremos que se produjo la penetración de cuadros miristas en la Argentina para apoyar la guerrilla en el norte argentino, cuestión que confirma Mattini:

“Los militantes del MIR que formaron parte de nuestras unidades de combate o células políticas se encargaron por medio de la práctica, de contrarrestar los perjuicios sobre ellos, que eran moneda común del PRT. Tenían un enorme respeto por la combatividad del ERP. Muchos miristas militaban un tiempo en el ERP para completar su entrenamiento” (8).

Entre los primeros cuadros que se movilizarán a Tucumán con el objetivo de impulsar una zona liberada, llegarán integrantes de “las Brigadas Internacionales, además de los jefes y combatientes del MIR de Chile, entre ellos, el Comandante Alcántara, que luego regresarían a su país; Edgardo Enríquez, Rubén Strada (Sargento Dago), Dante Vidallé Almagro, Carlos Hernán Godoy Barrales (Sargento Marcio), Domingo Villalobos y el sueco Svante Graende (Teniente Julio) que también era mirista” (9).

Otra situación que marcó esta etapa fue el apoyo económico que las organizaciones subversivas argentinas, especialmente el ERP, comenzaron  a generar hacia Chile una vez producido el derrocamiento de Salvador Allende, actitud que respondía a esta hermandad recíproca existente entre ambas organizaciones.

El ex dirigente del MIR Patricio Rivas dirá al respecto que: “Mientras tanto proseguía la actividad guerrillera en varios países latinoamericanos. Los movimientos hermanos del MIR como Tupamaros, Montoneros y el ERP expresaron monetariamente su solidaridad hacia la resistencia chilena”

“Ellos realizaron una enorme cantidad de asaltos a bancos y secuestros… los uruguayos y los argentinos particularmente…y desde ahí llegaban recursos” (10). 

Lo expresado anteriormente podemos corroborarlo a partir de lo que nos dice Eugenio Méndez: “El Estado Mayor del ERP, por intermedio de su comando “Silva Tettamanti” de la unidad norte de Buenos Aires, secuestró al ejecutivo Víctor Samuelsson. En total se negoció 12 millones de dólares, distribuidos así:

4 millones de dólares, debía repartir la ESSO (petrolera) en alimentos al Pueblo.

5 millones de dólares, repartirá el ERP en elementos para nuestro Pueblo.

3 millones de dólares, distribuidos a las organizaciones revolucionarias de Chile, Bolivia, Uruguay y Argentina, por partes iguales, para subvencionar la lucha” (11).

Además de las relaciones reseñadas anteriormente entre las diversas organizaciones, particularmente entre la guerrilla argentina y chilena, podemos agregar la creación de movimientos multilaterales a nivel latinoamericano que además de cuestiones operativo violentistas, también tuvo como objetivo -como hemos visto- el financiar a lucha armada entre sus integrantes:

“En mayo de 1974, militantes de partidos y movimientos revolucionarios de Argentina, Bolivia, Chile y  Uruguay se reunieron en San Rafael, Mendoza, para crear un movimiento de liberación Latinoamericano”:

“Según el diario uruguayo “El País”, asistieron Arturo Fernández y Benigno Soberón, pertenecientes al D-2 cubano, Alain Krivine. Por Chile concurrieron Miguel Insunza, Andrés Pascal, Jorge Ante, Michel A. Henríquez, Rolando Toro, Severo Villegas e Isolina Lincolao. En Buenos Aires se informó que una de las personas encargadas de enviar armas a Chile y Bolivia sería Silvia Haydée Torres” (12).

“Los planes tácticos del MIR no tuvieron buenos resultados. Desde mediados de 1974 a 1975 el MIR se vio diezmado por la represión dirigida por la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional).

El Secretario General Miguel Enríquez es asesinado el 5 de octubre de 1974. Gran parte  de los cuadros de la organización fueron detenidos o desaparecidos. “Para mediados de 1975 alrededor del 70 % de los antiguos integrantes del Comité central habían caído” (13).

A la ofensiva represiva se le sumó una decisión política que “dificultó y trabó las posibilidades de desarrollo político-militar y el uso de Argentina como una retaguardia real. A diferencia de las demás organizaciones de la izquierda chilena, el MIR desechó la posibilidad de asilo de sus militantes. Inicialmente sólo los militantes extranjeros que habían participado en el movimiento fueron autorizados a viajar al extranjero para realizar la política exterior del MIR” (14).

De hecho a las pocas horas de iniciado el movimiento militar del 11 de septiembre de 1973, importante número de “agentes” cubanos abandonaron masivamente Chile, junto al personal diplomático acreditado por el gobierno de La Habana.

En junio de 1974 Miguel Enríquez comparaba la realidad del MIR con la de los demás partidos y decía: “Es un hecho que el costo pagado por el resto de los partidos de la izquierda, por el exilio masivo de sus direcciones máximas y medias ha sido enormemente alto y, ninguno de ellos, a nueve meses del golpe ha logrado constituirse a nivel de base y en los frentes. A pesar de nuestra, todavía débil, capacidad de propaganda y de conducción de masas, en relación al grado de reanimación que esta alcanza ; en gran medida por la permanencia y actividad constante de nuestros dirigentes y del conjunto del partido en Chile, es lo que convoca a importantes contingentes detrás de nuestra conducción”.

“Aunque esta medida tuvo un impacto importante para la moral de los militantes del MIR cada vez que la DINA avanzaba sobre los cuadros guerrilleros, aumentaba la incertidumbre de asilarse, generando múltiples conflictos internos y acusaciones de traición entre sus integrantes” (15).

Algunos militantes fueron escogidos para participar en diferentes actividades de la Junta Coordinadora Revolucionaria de Argentina y en acciones del ERP. “Los datos de que se disponen, son mayoritariamente   vinculados a miristas asesinados, desparecidos y detenidos en Argentina por los servicios encargados de la lucha antisubversiva: “En 1975 el “Sargento Dago” y Svante Greande, dos militantes del MIR, uno chileno y el otro sueco que formaban parte de la compañía de monte de Tucumán son asesinados; ese mismo año es secuestrado en Asunción, Jorge Isaac Fuentes que venía de una misión de la JCR en el Perú. En marzo de  1976 son secuestrados en Argentina, Jorge Ángel Machuca Muñoz, Claudio Melquíades y Heriberto Leal, un mes después caerá Edgardo Enríquez” (16).

“A partir de 1976, el MIR estaba prácticamente desarticulado, la posibilidad de Argentina como retaguardia se esfumaba cuando se veía la inevitabilidad del golpe militar. En agosto, una reunión de miembros de la dirección del MIR se reunió en Cuba con el objetivo de planificar su reorganización. En esta nueva etapa se priorizó la relación con Cuba, por lo que la relación con la JCR pasó a ocupar un plano secundario” (17).

A diferencia de lo que ocurrió con el MIR, Tupamaros y ELN de Bolivia, el ERP mantuvo una posición privilegiada durante el período de desarrollo de la JCR. “El hecho de que Argentina mantuviera ciertas libertades democráticas entre el período 1973-1976, y la posición fronteriza con todos los países que formaban parte de la JCR  permitió transformar al ERP en huésped y pieza principal de los planes de la contraofensiva ideados por la organizaciones guerrilleras”.

“Dicho período fue el momento de mayor desarrollo militar del ERP-PRT. Una serie de secuestros le habían permitido obtener recursos para aumentar la apuesta en sus operaciones. La creación de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” para iniciar el foco armado en Tucumán en 1974 y una serie de ataques a instalaciones militares mostraron el avance cualitativo en el tipo de operaciones del ERP que buscaba desarrollar en la perspectiva guerrillera un Ejército Revolucionario con un funcionamiento formal y ciertos niveles de profesionalismo. La crisis política, en conjunto con el desarrollo que había tenido la  organización llevó a considerar en 1975 un momento de riqueza extraordinaria donde en todo el país gruesos destacamentos de combatientes populares acuden decididos a las primeras líneas de fuego incorporándose a la organización. A diferencia de otras organizaciones que habían sufrido importantes derrotas, el PRT-ERP se mostraba como una organización en ascenso y eso le generaba respeto entre varios de los militantes de organizaciones de otros países de la región que sufrían los avances de regímenes dictatoriales”.

“Resulta difícil evaluar si existió o no una pretensión hegemónica por parte del PRT-ERP hacia las demás organizaciones. Sin embargo, se puede argumentar que sí, ya que el ERP de acuerdo a su visión consideraba al MIR como la organización con la que tenía “mayor afinidad ideológica” ” (18).

En 1977 “tanto el ERP como el MIR impulsan una reunión continental para “trazar una estrategia común contra el fascismo”, sobre la base de definir la situación latinoamericana como de “ofensiva contrarrevolucionaria, porque reflejaban la situación del Cono Sur, (Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil)” (19).  

 

Bibliografía

1.- MENDEZ, Eugenio. “Santucho: entre la inteligencia y las armas”. Ob.cit. Págs. 100 - 101.

2.- MATTINI, Luis: “Los Perros: Memorias de un combatiente revolucionario”. Ob.cit. Págs. 116-117.

3.- MARCHESI, Aldo: “Geografías de la protesta armada, guerra fría, nueva izquierda y activismo transnacional en el cono sur, el ejemplo de la Junta Coordinación Revolucionaria”.  NYU. Universidad de la República. Montevideo. Uruguay. Pág. 23.

4.- ENRÍQUEZ, Miguel: “Con Vista a la Esperanza”-  Comisión Política del MIR. “La táctica del MIR en el actual período (diciembre de 1973)”.Escaparate Ediciones. Santiago. Chile. 2005. Pág. 314.

5.- MATTINI, Luis: “Los Perros: Memorias de un combatiente revolucionario”. Ob.cit. Pág.117.

6.- MATTINI, Luis: “Los Perros: Memorias de un combatiente revolucionario”. Ob.cit. Págs. 119-120.

7.- MATTINI, Luis: “Los Perros: Memorias de un combatiente revolucionario”. Ob.cit. Pág. 122.

8.- MATTINI, Luis: “Los Perros: Memorias de un combatiente revolucionario”. Ob.cit. Págs. 122-123.

9.- MENDEZ, Eugenio. “Santucho: entre la inteligencia y las armas”. Ob.cit. Pág. 106.

10.- HISTORIA DEL MIR. Reportaje: Programa Informe Especial. TVN Chile. 1992.

11.- MENDEZ, Eugenio. “Santucho: entre la inteligencia y las armas”. Ob.cit. Pág. 107.

12.-  Diario “El Mercurio”,  publicación del 7 de mayo de 1974.

13.- ENRÍQUEZ, Miguel: “Con Vista a la Esperanza”-  Comisión Política del MIR. “La táctica del MIR en el actual período (diciembre de 1973)”. Ob. cit. Pág. 323

14.- MARCHESI, Aldo: “Geografías de la protesta armada, guerra fría, nueva izquierda y activismo transnacional en el cono sur, el ejemplo de la Junta Coordinación Revolucionaria”. Ob.cit. Pág. 23.

15.- ENRÍQUEZ, Miguel: “Con Vista a la Esperanza”-  Comisión Política del MIR. “La táctica del MIR en el actual período (diciembre de 1973)”. Ob. cit. Pág. 353.

16.- COMISIÓN NACIONAL DE VERDAD Y RECONCILIACIÓN. Informe Rettig. Tomo I. La Nación, Ediciones del Ornitorrinco. Santiago. 1999. Pág. 115.

17.- COMITÉ MEMORIA NELTUME: “Guerrilla en Neltume, una historia de lucha y resistencia en el Sur chileno”. Ob.cit. Pág. 114.

18.- DE SANTIS, Daniel: “A vencer o morir: PRT-ERP. Documentos. Tomo II. Eudeba. Buenos Aires. Argentina. 1998. Pág. 447.

19.- MATTINI, Luis: “Hombres y mujeres del PRT-ERP: de Tucumán a la Tablada. Ob.cit., Pág. 288.

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