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El intendente riocuartense espera por una serie de resultados para definir cuándo se votará al nuevo intendente en 2024. ¿Hay una fecha preferida? Su decisión de quedarse a finalizar el mandato y la necesidad de instalar un nuevo candidato lo llevarían a extender la campaña, pero adelantar suele aventajar a los oficialismos.
Río Cuarto 12 de septiembre de 2023Por Gabriel Marclé
En los últimos días creció el runrún en torno a la definición de la fecha en la que los riocuartenses elegirán intendente en 2024. Según dirigentes de fuste consultados por Alfil, Juan Manuel Llamosas está muy cerca de ponerle plazo a la campaña y anunciar si adelantará o estirará el proceso del cual saldrá su sucesor en el Palacio de Mójica. La lógica de esa decisión se debate entre la estrategia y los resultados electorales de este año, afectada por factores internos como también por los externos, siempre teniendo en cuenta que se tratará de la primera elección del rediseñado tablero político nacional, la primera de la nueva era provincial al mando de Martín Llaryora y también la primera del mandato presidencial que se definirá el 22 de octubre.
“Es muy importante que Río Cuarto tenga un calendario electoral propio”, destacaba Llamosas en declaraciones realizadas tiempo atrás, destacando el carácter único de las urnas riocuartenses que terminan poniendo al Imperio en el centro de la escena nacional. La atención del país -al menos la del microclima politizado- mirará a la capital alterna para afianzar, modificar o reiniciar sus respectivos planes de juego, pensando en que las próximas elecciones -las legislativas- se desarrollarán recién en 2025.
La Carta Orgánica le permite convocar a las urnas entre los 120 días antes de finalizar su mandato el 1º de julio, por lo que los riocuartenses podrían votar en marzo, abril, mayo o junio. ¿Será durante el primer trimestre o más cerca de finalizar su mandato? La decisión del intendente riocuartense respecto al cuándo no es sencilla y un mes antes o después de “lo ideal” podría marcar la diferencia a favor y hasta en contra de su candidato.
Aun cuando el llamosismo reviste su confianza hablando de los números positivos con los que el electorado valora los dos mandatos del intendente, los últimos golpes electorales -en las provinciales y en las PASO- dejaron tocado al PJ y frenaron el envión que daban las encuestas. A la espera de lo que pueda ocurrir en las nacionales para Juan Schiaretti, la dirigencia y militancia esperan por alguna señal que ayude a recobrar fuerzas para arrancar la campaña municipal más holgados.
A esto también se le suma la dificultad de tener que afrontar las urnas con un candidato oficialista nuevo, alguien que no será Llamosas -de probado éxito en las municipales. Aunque se estima que el intendente será la cara más visible de la campaña, el PJ evalúa diferentes estrategias para instalar una cara nueva -conocida, pero nuevo candidato- entre los que se mencionan a Agustín Calleri, Guillermo De Rivas y Adriana Nazario como favoritos. Al menos dos de esos nombres poseen popularidad, pero necesitarán ser instalados.
En ese sentido, el llamado a elecciones podría variar dependiendo de las necesidades. Es decir, un mayor tiempo de instalación podría estirar la campaña por algunos meses. Esto iría de la mano con la decisión de Llamosas de quedarse a gobernar hasta terminar su mandato en el mes de julio, lo que podría extender el tiempo de campaña. Según especulan algunos sectores del PJ local, Llamosas va a ser intendente todo lo que pueda para guiar al candidato hasta la victoria y luego ascender a Córdoba como el gran ganador en la primera elección de la nueva era. Es decir, con su incorporación a Provincia asegurada, la elección municipal definirá si Llamosas viaja en primera o en clase turista.
En el PJ se suman otros argumentos que favorecen una campaña más larga. Por un lado, el PJ espera que Llaryora tome poder del Gobierno provincial y empiece a delinear su participación en la campaña riocuartense. Teniendo en cuenta que la nueva era del cordobesismo iniciará en diciembre, consideran que “llevará tiempo” hasta que a la ciudad lleguen los fondos y obras para que Llamosas termine su gestión luciéndose. Otro factor que señalan los peronistas del Imperio tiene un poco de chicana y refiere a la competitividad de sus rivales. “Tampoco es que tengamos que enfrentar al Llamosas de ellos”, lanzan al afirmar que el radicalismo no los pone en aprietos.
En contraposición a la campaña larga, aparecen también otras voces que consideran que la decisión de estirar casi nunca fue ventajosa para los oficialismos. “Son un riesgo grande”, analizan. Aunque esta mirada podría referenciarse la experiencia de la campaña provincial de este año, cuando Juntos por el Cambio tuvo más tiempo para raspar y achicar distancias con Martín Llaryora, en lo local también sucedieron ejemplos más que reveladores.
En 2016, Juan Jure propuso votar el 12 de junio -a casi 20 días de finalizar su mandato- para enfrentar a Eduardo Yuni contra un Llamosas que venía de estar varios meses en como candidato. El peronismo -por entonces oposición- operó de manera efectiva y propuso una campaña de desgaste que dejó en jaque a la gestión radical, algo que se reflejó en los 13 puntos de diferencia que Llamosas sacó en las urnas.
También puede mencionarse el caso del 2020, cuando el actual intendente peronista adelantó la elección a marzo para aprovechar el envión que generó la victoria de Alberto Fernández en la Nación, cuando todavía había vínculo con el Frente de Todos. Finalmente, la pandemia obligó a postergar el calendario a poco más de una semana de la fecha elegida y la campaña se estiró ocho meses en los que el opositor Gabriel Abrile achicó la diferencia que había en marzo -aunque terminó ganando por 8 puntos, Llamosas también sufrió el desgaste del Covid-19.
La idea de adelantar las urnas no solo revolotea en forma de especulación, sino que ya habría sido exteriorizado por una parte del PJ que responde al Gobierno de Córdoba. Según esta postura, al nuevo armado del Gobierno provincial le resultaría más beneficiosa una celebración rápida para comenzar a plantar bandera en la capital alterna lo antes posible. Aunque advierten que “para ganar, hay que ganar bien”, por lo que el apuro “podría ser un error”.
Pese a estas conjeturas, desde el Gobierno municipal aseguran que no hay nada dicho, que no hay apuro por adelantar, así como tampoco hay temor a favorecer el desgaste con una campaña larga. Asimismo, afirman que no puede pensarse en una fecha cuando todavía no se sabe quién gobernará el país y que la charla sobre el llamado a elecciones tendrá lugar recién en diciembre, una vez que Llaryora asuma en la provincia. Del lado del radicalismo, que elegirá candidato a intendente en la interna del próximo domingo, dan por hecho que se votará antes de marzo.
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