Municipales del sur acompañaron reclamo por la suba de aportes

Por Gabriel Marclé

La discusión por la Caja de Jubilaciones volvió a subir la temperatura política en Córdoba y el eco ya se siente en el sur. Mientras en la capital provincial los gremios estatales ocuparon la calle para rechazar el proyecto que eleva en cuatro puntos el aporte personal de los trabajadores, en Río Cuarto el movimiento sindical decidió no quedarse mirando desde afuera. La sede del SUOEM-RC fue escenario de una asamblea amplia, con participación de seccionales de Tercero Arriba y Juárez Celman, que dejó una señal clara: el malestar no es exclusivo del cordón metropolitano.

El planteo que unificó a los municipales del sur es concreto. Si el Gobierno provincial avanza con la modificación, el aporte total descontado al personal municipal treparía al 26% sobre sus haberes e impactaría especialmente en el bolsillo de estatales en ciudades que ya vienen ajustadas por la inestabilidad económica. 

El movimiento en la capital alterna tiene, no obstante, una dinámica particular. A diferencia de otras ciudades donde los gremios avanzaron con un tono más confrontativo, el SUOEM-RC que encabeza Jorgelina Fernández se mueve con un equilibrio más calculado. No se trata de bajar la intensidad del reclamo —la crítica hacia el Panal es explícita—, pero sí de administrar los tiempos en un territorio donde el vínculo con el Ejecutivo municipal es sensiblemente diferente.

Río Cuarto forma parte del armado político que responde a Martín Llaryora y Guillermo De Rivas es, desde su asunción, uno de los intendentes más alineados con la conducción provincial. Esa sintonía se trasladó también al plano sindical, donde el municipio y el gremio vienen de meses de estabilidad. El acuerdo salarial firmado en septiembre —que se extiende hasta este mes y que asegura un incremento anual por encima de la inflación proyectada para 2025— dejó buenas sensaciones internas y redujo tensiones que sí proliferaron en otros puntos de la provincia. Incluso, se habla de un reencuentro de la mesa paritaria en el corto plazo para recomponer algunos puntos.

La eventual suba de aportes, sin embargo, introduce una complicación lateral. Aunque la medida es estrictamente provincial, su impacto termina recayendo sobre los municipios, que deberán absorber el humor interno de sus trabajadores en un contexto económico que no ofrece demasiados márgenes de maniobra. En el caso de Río Cuarto, la administración De Rivas venía transitando el fin de año sin prever pagos extraordinarios y con un presupuesto condicionado por la caída real de la recaudación. Cada punto que se le descuente al salario de los municipales supone, además, un frente político que inevitablemente desemboca en el Palacio de Mójica.

Por ahora, en la Municipalidad de Río Cuarto optan por mirar con prudencia los movimientos sindicales en torno a una causa donde no tienen injerencia. Pese al lugar que ocupan dentro del oficialismo provincial, saben que la tensión primaria es entre el Panal y los gremios provinciales, pero también reconocen que el humor del personal municipal es un factor que no pueden desatender, mucho menos en un año donde la agenda económica está sujeta a cambios bruscos y el margen de maniobra es estrecho.

El SUOEM-RC, por su parte, confirmó que seguirá participando de los espacios intersindicales que impulsan medidas contra el aumento del aporte. Con la asamblea del sur como antecedente, la discusión promete ampliarse. Entre un Panal que argumenta urgencia fiscal y gremios que rechazan ser la variable de ajuste, la negociación avanza hacia una zona donde el impacto político será inevitable. Y en esa tensión, los municipios del sur —sobre todo Río Cuarto— tendrán que encontrar la forma de caminar la línea fina entre la lealtad política y el humor de sus bases.