Caras y caretas cordobesas

Por Víctor Ramés

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Las Fiestas Mayas del 1900

El semanario Caras y Caretas del 9 de junio de 1900 presentaba un despliegue principalmente fotográfico de la reciente celebración conmemorativa de la revolución del 25 de Mayo de 1810 en todo el país. La revista reunía material visual -rasgo que le era característico- con algunas anotaciones que acompañaban una suerte de cobertura de los festejos en varias ciudades y provincias argentinas: Por supuesto en la capital de la República, pero también en La Plata, en Lincoln (provincia de Buenos Aires), en Trenque Lauquen, en Santa Fe, en Cañada de Gómez, en Rosario, en Paraná, en Diamante, en Córdoba, en Santiago del Estero, en la Estación Frías, en Santa Rosa de Toay (La Pampa). Las fotografías mostraban una gran participación popular y oficial durante los actos, con presencia del pueblo y de los aristócratas, la del público adulto y la de niños en edad escolar, así como de las sociedades de residentes españoles en diversos puntos del país. Según fuera el lugar, hubo Te Deum, banquetes, noche de ópera, desfiles de guardias y bomberos, procesión cívica que incluía a las escuelas, carreras de sortijas, colocación de placas y piedras fundamentales, descubrimiento de un monumento, himnos y banderas. La cobertura de Caras y Caretas no era exhaustiva, y así lo explicaba:
“Imposible contener en los reducidos límites de nuestra revista una reseña completa de las últimas fiestas mayas: rápidamente, y concediendo preferencia a las vistas fotográficas tomadas durante la celebración de esos festejos, vamos a dar una ligera ojeada al hermoso espectáculo que presentó la República en toda su extensión, al conmemorarse el pasado 25 de Mayo. Las omisiones en que hayamos podido incurrir deben culparse, no a nuestro buen deseo, sino a la absoluta imposibilidad de dar cabida en estas páginas a todo el material que teníamos aglomerado con el objeto indicado.” 

La “Confraternidad Hispano-Argentina”
El festejo en 1900 del 25 de mayo, estuvo atravesado por un mandato oficial de fuerte significación: la reafirmación de la hispanidad argentina, en sintonía con los debates en boga principalmente en la “ex” Madre Patria. En efecto la época estaba teñida por un sentimiento hispánico alicaído, tras perder sus últimas colonias americanas en 1898, poniendo fin al dominio español remanente sobre Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esto representó también un triunfo del neocolonialismo de los Estados Unidos sobre esos países, con una bofetada a España, en el caso de Cuba. Esta situación abrió a su vez un debate de intelectuales de España y América Latina, reivindicando -un caso paradigmático es el de Rubén Darío- la primacía española en América en la cultura llamada, desde entonces, “hispanoamericana”.
Esa festividad patriótica en la Argentina mostraba paralelamente los efectos de la reciente determinación de las autoridades educativas respecto a solemnizar los días patrios, mediante la participación de las escuelas y sus alumnos como actores importantes en las fiestas mayas y julias. Así, las celebraciones del 1900 contaron, pues, con una fuerte presencia escolar e infantil, y al mismo tiempo con una participación masiva de la comunidad española en las provincias, a través de sus centros cívicos y la manifestación de su cultura. 

Festejos del 25 en Córdoba
Con su pretensión de cobertura de la fiesta patria de 1900 Caras y Caretas dedicaba, entre sus referencias a otras localidades argentinas, un espacio a los actos realizados en Córdoba. El semanario, en el número que comentamos, manifestaba lo siguiente al respecto:
“En Córdoba las fiestas patrias adquirieron asimismo gran lucimiento. El puente sobre el Río I hallábase profusamente embanderado, lo propio que numerosos edificios de la doctoral ciudad, que se engalanaron festejando la confraternidad hispano-argentina. En la catedral pronunció un patriótico sermón el canónigo doctor Cabrera. El templo hallábase atestado de gente. Al Tedeum asistieron las primeras autoridades y algunas delegaciones de las sociedades españolas. En la parada figuraron el cuerpo de bomberos, tres baterías del regimiento 1° de artillería, mil doscientos guardias nacionales y los niños de las escuelas públicas, portadores de banderas argentinas y españolas. Inauguróse la plaza de España con un hermoso discurso del intendente señor Bancalari, que fue contestado por el distinguido publicista señor Francisco del Busto, y luego cantóse por el Orfeón Español el himno de confraternidad.”

Banderas en un puente sin nombre
Las fotos que ofrece el semanario porteño del fasto patrio de 1900 en Córdoba se reducen a un par de vistas del Puente sobre el río primero, que ya no llevaba oficialmente el nombre de Juárez Celman y no había adquirido aún el actual de puente Centenario (así rebautizado diez años más tarde, con la gran celebración a un siglo de la Independencia).
El puente había sido construido durante el juarismo, e inaugurado en 1881, abriendo paso hacia la Alta Córdoba, subrayado por el Parque Elisa inaugurado en 1889 (hoy Las Heras), del otro lado del río y, de este lado, por la presencia de la plaza General Paz (1887). Juárez Celman había visto diseminado su nombre en la ciudad, primero como gobernador y luego como presidente de la nación, pero la campaña de desjuarización de los años noventa quitó su denominación al puente, al que Caras y Caretas refiere por consiguiente como “puente sobre el rio I”, el que sería reconstruido al concluir la primera década del siglo XX.
En el marco de la celebración de la fraternidad hispano-americana, señalaba la revista la inauguración de la Plaza España, un acto que consagraba con ese nombre a la hasta entonces plaza Marchena, así bautizada en 1892 y hoy inexistente, que ocupaba una manzana frente al mercado norte. Ese homenaje a la hispanidad -que actualmente exhibe la plaza en la rotonda donde concluye la Avenida Irigoyen, en Nueva Córdoba- sería borrada y cubierta por edificaciones en la zona del mercado.