Cultura Por: J.C. Maraddón17 de marzo de 2025

El ayer del mañana

La edición en español por parte de Caja Negra de “Futuromanía”, la última obra del crítico cultural Simon Reynolds, desconcierta desde su título a quien conocía a este experto por su escrito sobre la manía retro, que fue muy bien recibido cuando la misma editorial lo publicó en 2012.

J.C. Maraddón

En 2011, el crítico de rock inglés (residente en Estados Unidos) Simon Reynolds acertaba en el diagnóstico sobre el panorama musical que trazaba en el libro “Retromanía”, donde describía cómo los artistas se regocijaban con volver una y otra vez sobre el pasado. Al ser recompensados por los favores del público cada vez que recurrían a esa herramienta, apelaron al revival con un énfasis nunca antes visto, algo que hizo explícito Reynolds en ese ensayo que fue publicado entre nosotros por la editorial Caja Negra en el año 2012, y refrendado por el propio autor cuando estuvo en Córdoba en 2017.

Con crudeza, al igual que su colega y amigo Mark Fisher, Simon Reynolds demostraba de qué manera el nuevo siglo se veía avasallado por eso que Jacques Derrida había denominado en 1993 “hauntología”, es decir, la persistencia del pasado en el presente y el predominio de las ausencias por sobre las presencias. La eclosión del llamado retro rock en los albores del tercer milenio brindaba sustento a esta teoría que se iba a ver confirmada en la siguiente década, cuando las estrellas pop recurriesen al sonido de moda en los setenta y ochenta para construir esos hits que hicieron cantar y bailar al mundo.

Parecían irrebatibles esos análisis en los que se subrayaban fenómenos como la aparición de bandas tributo, los sentidos homenajes a los héroes rockeros, las giras de reunión de formaciones legendarias y los covers de antiguos éxitos, como síntoma de que cada paso adelante representaba, en realidad, un paso atrás. “Yo veo el futuro repetir el pasado/ Yo veo un museo de grandes novedades”, cantaba Cazuza en “El tiempo no para”, anticipándose a esa tendencia que estaba por sobrevenir, en la que la preocupación por el mañana dejaba paso a un regodeo arqueológico sin lugar para algo que fuese distinto.

Han transcurrido 14 años desde que apareció “Retromanía” y uno podría pensar que las cosas han cambiado y que aquel diagnóstico más bien pesimista puesto a consideración de los lectores quizás ya no se ajuste a lo que está sucediendo en 2025 con el mercado internacional de la música. Sin embargo, excepto la curiosa escena de los llamados géneros urbanos, donde de vez en cuando destella alguna sorpresa, no aparenta estar despuntando nada novedoso, sino que más bien persiste ese apetito por lo pretérito, de un modo cada vez más desenfadado, como si no hiciesen falta más excusas para justificarse.

Por eso, la edición en español por parte de Caja Negra de “Futuromanía”, la última obra de Simon Reynolds, desconcierta desde su título a quien conocía a este experto por su escrito sobre la manía retro. Si los años por venir habían sido desplazados por los tiempos idos, ¿qué sentido tenía que el responsable de denunciar aquello escribiese ahora sobre lo que nos espera? Por supuesto, los textos allí recopilados no ameritan una interpretación tan sencilla como lo indica el nombre del libro, sobre todo porque datan de distintos periodos, que van desde finales de los ochenta hasta 2023.

Lo que une esos capítulos asincrónicos es que en ellos Reynolds bucea en lo que hoy podemos catalogar, revisando la historia, como precursor de lo que sucedería a posteriori, junto a descripciones de estilos musicales a los que, en su momento, él atribuyó virtudes proféticas. Tal como “Retromanía” sentenciaba a los que rebobinaban la evolución para inspirarse, “Futuromanía” rescata los que siguieron apostando al progreso como motor que tracciona la actividad musical. Dos direcciones contrarias que, en la visión de Simon Reynolds, conviven en la actualidad, como pueden convivir en una biblioteca estos dos volúmenes de lectura indispensable.

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