La memoria versus el olvido
Desde la perspectiva de Lucero Hidalgo, una rapera de Villa Ciudad Parque, el cortometraje “Cómo hacer una canción de amor” va en busca de los recuerdos del dúo Nora y Delia, y los complementa con el rescate un viejo LP encontrado por Lucio Carnicer en la discoteca de Radio Nacional.
J.C. Maraddón
El formato musical de la canción, que con tanto ahínco desarrollaron los trovadores franceses en los años cincuenta y que los rockeros adoptaron en los sesenta para adentrarse en el camino del pop, encontró en aquellos años las condiciones ideales para erigirse en el preferido de las mayorías. Montado sobre letras que casi siempre narraban historias de amor o manifestaban sentimientos con los cuales muchos se podían identificar, este estilo trabajaba alrededor de melodías pegadizas que el público memorizaba con rapidez. El uso como soporte para estos hits de los discos simples, facilitó el consumo de estas piezas que desde entonces dominan el mercado de la industria discográfica.
Sin embargo, la vertiente que fomentaba el compromiso social y apostaba al arte como una herramienta de cambio, también se animó a usar la estructura de la canción para imprimirle un giro ideológico que fuese más próximo a sus objetivos. El espíritu de la época convergió en la segunda mitad de la década del sesenta sobre esta clase de composiciones que cobraron una veloz popularidad y que se pusieron al frente de un fenómeno que incluso resultó influyente sobre grupos de rock establecidos, como los Beatles (“Revolution”) y los Rolling Stones (“Street Fighting Man”).
Latinoamérica atravesaba en esos años una coyuntura particular, entre sanguinarias dictaduras y movimientos de liberación que se inclinaban por la lucha armada, en tanto una camada de cantautores optaba por la denuncia como soporte de su propuesta artística. Algunas más cercanas al rock y otras más aferradas al género folklórico, estas voces tuvieron una presencia continental trascendente al menos hasta mitad de los años setenta y constituyeron movimientos musicales con características especiales en cada región, aunque con el mismo impulso levantisco que procuraba contagiar esas esperanzas de transformación y generar una conciencia que hiciera más sencillo el proceso emancipador.
En Córdoba, floreció en esos días una tendencia sonora a la que se denominó “canto popular”, bajo la cual se agrupaba un colectivo de autores e intérpretes que, inspirados en el clima de agitación que inauguró el Cordobazo en 1969, querían ponerles música a esas inquietudes que bullían en la ciudad. Entre muchos otros nombres que adherían a esa movida, allí estaba el dúo Nora y Delia, cuyas armonías vocales dotaban de belleza sutil a un repertorio con una clara idea de oponerse desde una expresión cultural a un orden injusto. Por supuesto, el régimen instalado tras el golpe de 1976 persiguió a estas dos vocalistas y las obligó al exilio.
Instaladas en Venezuela, Nora Zaga y Delia Caffieri grabaron allí un long play titulado “Así como un gorrión”, que testimonia cómo era el abordaje que ellas hacían de un cancionero para nada inocente. Hoy, ese disco de 1977 es una joya casi inconseguible y el dúo se ha vuelto un hito legendario de la cultura cordobesa. Por eso, un grupo de jóvenes de la Facultad de Cine y Artes Audiovisuales de la UNC puso en marcha el proyecto de un cortometraje que rescatara el periplo de Nora y Delia.
Desde la perspectiva de Lucero Hidalgo, una rapera de Villa Ciudad Parque, la película “Cómo hacer una canción de amor” va en busca de los recuerdos de Nora Zaga y los complementa con el rescate de aquel viejo LP del dúo, encontrado por Lucio Carnicer en la discoteca de Radio Nacional. Este filme de Teo Gómez Nosotti, estrenado hace pocos días en el marco del festival Cortópolis, demuestra cómo a veces la memoria puede derrotar al olvido y cuánto hay de aquel pasado en este presente, por más que se haya querido sepultar cualquier vestigio de un tiempo ahora lejano.
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