Crónica de un acercamiento
La muerte de Willy Quiroga, ocurrida el jueves pasado a los 84 años, acicateó la memoria de Vox Dei, aquella formación oriunda de Quilmes que le aportó su impronta suburbana a esa apropiación local de un género musical que había sido parido bajo el influjo anglosajón.
J.C. Maraddón
El Concilio Vaticano II, que fue convocado por el papa Juan XXIII y realizado por Paulo VI, representó una apertura del dogma eclesiástico que buscó adecuar la iglesia católica a la dinámica de los cambios sociales que se iban a verificar durante la década del sesenta. Sus consecuencias fueron mucho más allá de la órbita del catolicismo, porque esa renovación propició que los sacerdotes se incorporasen como referentes dentro de la comunidad y se pusieran al frente de sus necesidades. En 1968, la Conferencia de Medellín explicitó el principio de la “opción preferencial por los pobres”, detrás de la cual se alineó la Teología de la Liberación.
Muchas fueron las modificaciones que se practicaron dentro del culto, entre las que se contaban algunas que iban a afectar a las misas, como por ejemplo la progresiva admisión de coros y solistas que interpretaban en las ceremonias un repertorio cancionero de contenido religioso, pero más asimilado a las corrientes musicales en boga. Tras el objetivo de ganarse las voluntades de los jóvenes que adherían a las expresiones sonoras rockeras, algunos sacerdotes se animaron a abrir el juego y varias de esas voces se hicieron oír dentro de recintos que empezaban a relajar sus protocolos.
Es en ese contexto que debe leerse que una de las bandas pioneras del rock argentino tomase el nombre de Vox Dei, y que a poco de andar se atreviese a asumir el proyecto de un disco doble titulado “La Biblia”, donde se utilizaran como base las Sagradas Escrituras, casi al mismo tiempo que los ingleses Andrew Lloyd Webber y Tim Rice daban forma al musical “Jesucristo Supestar”. Es evidente que se trataba de un clima de época, como que en 1972 el italiano Franco Zeffirelli rodaría la película “Hermano sol, hermana luna” sobre San Francisco de Asís, que resultó un éxito de taquilla.
En ese mismo año, Raúl Porchetto iba tomar en consideración lo hecho por Vox Dei para publicar su álbum debut “Cristo Rock”, para el que contó con el respaldo de La Pesada del Rock and Roll y el propio Charly García. De este modo, la incipiente movida rockera proponía un acercamiento a ese nuevo enfoque del rol de la iglesia, con una mirada crítica que horrorizaba a los sectores más conservadores del catolicismo, pero que era visto con simpatía por ciertos curas tercermundistas a los que les interesaba contener las inquietudes del sector más juvenil entre sus fieles.
Convertido en un clásico de los clásicos del rock en español y reversionado en varias ocasiones, “La Biblia” contó con el guitarrista Ricardo Soulé como compositor, con la participación coprotagónica del bajista Willy Quiroga y del baterista Rubén Basoalto, además de los arreglos del otro guitarrista, Juan Carlos Godoy, quien luego de la grabación abandonó el grupo. Por más que la carrera original de Vox Dei se extendió por otros diez años, ha sido “La Biblia” su obra más recordada, a la par de algunos temas que aparecían en otros discos, como “El momento en que estás (Presente)”.
La muerte de Willy Quiroga, acaecida el jueves pasado a los 84 años, acicateó la memoria de aquella formación oriunda de Quilmes que le aportó su impronta suburbana a esa apropiación local de un género musical que había sido parido bajo el influjo anglosajón. Defensor a ultranza del legado de Vox Dei, dedicó su vida a defender ese sonido criollo del blues rock, sobre el que aquel grupo tejió una síntesis de los versículos bíblicos, sin darse cuenta de que puestos tras esa iniciativa estaban compartiendo una tendencia global, que luego se iba a revelar como excesiva para los poderosos de siempre.
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