Conclusiones relativas a las relaciones de las organizaciones guerrilleras de Argentina y Chile

Parte 1/ 2

Nacional26 de junio de 2025 Daniel Alvarez Soza

Por  Daniel Alvarez Soza

Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales

Doctor en Ciencia Política 

 

En esta serie de publicaciones que han sido difundidas por Alfil,  pudimos constatar la utilización de corrientes de base táctico-ideológicas que confluyeron sobre ciertas y determinadas ideas comunes asimiladas por la guerrilla, tales como la validación de la vía armada para la toma del poder y con ello la posterior instalación de la dictadura del proletariado. La concreción de estos objetivos, sustentados sobre doctrinas, ideologías y tácticas revolucionarias se transformaron y adaptaron como útiles herramientas por parte de organizaciones violentistas que actuaron tanto en la Argentina como en Chile, ello a partir de procesos sociales y políticos en los que estos protagonizaron un rol determinante en la instauración de esta alternativa que pretendía promover cambios radicales frente a las vías de representación tradicional. 

El mensaje ideológico-estratégico planteado teóricamente por Perón, se inspiró en los razonamientos de Mao Tse Tung, a partir de los comentarios y postulados de su doctrina, en cuanto a una base de contenido bélico, basado en tácticas ideológicas que sustentaban la acción guerrillera  expuestas por el líder argentino que se materializaron en las “Directivas e Instrucciones”, que en suma vinieron a determinar la base intelectual e inspiradora de las organizaciones  que operaron en gran parte del territorio argentino.

La concepción bélica sobre la teoría guerrillera de Mao Tse Tung, consideraba tácticamente la implementación de la guerra de guerrillas, cuyo objetivo era la concreción de orgánicas armadas ideologizadas capaz de enfrentar a una fuerza militar regular y derrotarla, valiéndose de diversas tácticas no convencionales hasta vencer al o los enemigos.

La figura de Juan Domingo Perón en la Argentina, creemos, fue determinante a partir de la idea estratégica de la recuperación del poder que éste planteaba desde el exilio, constituyendo un detonante para la articulación de las primeras incursiones subversivas a fines de la década de los cincuenta la que servirá posteriormente para  el fortalecimiento y sostén de las futuras acciones violentistas.

La base y naturaleza de estas Instrucciones y Directivas, dada la importante figura de su autor, se multiplicó en todos aquellos sectores de la sociedad, fundamentalmente ligados a los estratos provenientes de la juventud peronista y de la clase sindical y obrera. Es aquí donde John W. Cooke logrará una destacada presencia como ejecutor y garante de las estrategias planteadas por Perón.

La máxima expresión de estos acontecimientos tendrá lugar en la posterior penetración ideológica de la cual será objeto el Partido Justicialista por parte de sectores de la extrema izquierda que aprovechando las bases de éste, vieron una forma de acercamiento al “Pueblo” obrero.

En el desarrollo de estos capítulos establecimos las diferencias entre lo que era el peronismo y la izquierda propiamente tal, que en su accionar guerrillero perpetró acciones violentistas junto a otras organizaciones de inspiración netamente marxistas. Aun cuando, a mediados de la década de los sesenta, esta ideologización será común a todas las agrupaciones subversivas que operarán en la Argentina.

El “entrismo” del que fue objeto el peronismo, lo constatamos no sólo por el aporte bibliográfico consultado, sino además en las expresiones vertidas por sus protagonistas, esto en razón a la utilización del partido no solamente como una fuerza política, sino además como resguardo de las orgánicas terroristas que se formaron en su interior, con el beneplácito que su líder e ideólogo les brindó, cuestión que se fortaleció gracias a la importancia de este partido en el escenario político argentino.

En Chile la constitución y organización de las agrupaciones guerrilleras, respondió ideológica y tácticamente a expresiones casi idénticas a las comentadas, aún cuando las diferencias que constatamos versaban en que éstas tenían una inspiración claramente marxista-trotskista desde su origen, y que fueron novando hacia una visión tácticamente cercana al maoísmo, evolución que tuvo como sustento la reacción a las condiciones sociales existentes en la época y que estaban ligadas a las deficiencias económicas que caracterizaron por décadas al país, y que fueron muy anteriores al nacimiento de estas organizaciones, lo que se sumaba al hecho de que al interior de la izquierda tradicional sectores más extremos entendieron que era necesario impulsar la aventura revolucionaria que se había instalado en Cuba con Fidel Castro, cuestión que se acentuó mucho más por la inspiración significativa del Che Guevara, que a pesar de su derrota y muerte en Bolivia, convirtió su desaparición en una fuente de idealización para la revolución que se pretendía iniciar.

Cabe hacer presente que el ex Presidente Salvador Allende pasó a convertirse en un hito para el fortalecimiento de aquellos movimientos subversivos que no sólo operaron durante su gobierno, sino desde antes, cuestión que se vio aún más fortalecida, luego de que en 1967 el entonces  Senador, fuera elegido presidente de la OLAS. Lo que decantó en que al asumir el gobierno favoreció una institucionalidad encargada de apoyar, defender y financiar a las organizaciones guerrilleras de Naciones de América del Sur, incluidas a algunas de la República Argentina.

La instalación en Chile del conglomerado izquierdista que asumirá a contar de 1970, respondió desde siempre a antecedentes  tácticos y estratégicos claramente probados y practicados por la extrema izquierda internacional, sea ésta con una influencia maoísta, trotskista, marxista-leninista o guevaristas. A pesar de todas estas manifestaciones, Chile ya registraba dentro de sus antecedentes históricos la existencia de una Junta cívico militar que instituyó la República Socialista en 1932, gobierno que si bien duró sólo días, provocó un escenario que se reactivará cuatro décadas después, a propósito del triunfo electoral de la Unidad Popular, ello gracias a la utilización de instrumentos jurídicos dictados por la junta socialista que esquematizaban una sociedad cuya visión político económica se asociaba al centralismo administrativo de corte soviético, y que fueron reflotadas por la colectividad de izquierda bajo la forma de “resquicios legales”.

La experiencia chilena con Allende y la Unidad Popular en el poder, permitió , según nuestra visión, la aplicación de la tesis del Poder dualista, cuyos autores, Trotsky y Lenin, expresaban que como fundamento válido para luchar por el poder, éste se lograría a través de cualquier medio o mecanismo, incluso el legal, propio de los sistemas pluralistas y promover una vez conseguido éste, la dictadura del proletariado cuestión que según la visión táctica de éstos debía ser impulsada por grupos armados liderados por el proletariado, y que en el caso de Allende, tuvo lugar a través de su triunfo electoral logrado en las elecciones de 1970, más la posterior articulación y aval que éste apoyó para la formación y fortalecimiento de agrupaciones terroristas que constituyeron el brazo armado del régimen, cuya acción la apreciamos en las más distintas áreas impulsadas por la Unidad Popular, sobre todo en la política estatista del gobierno, cuya visión más radical, tuvo lugar en la acción expropiatoria impulsada por Allende, además de la formación de los cordones industriales y la instalación de escuelas guerrilleras formadoras de cuadros pertenecientes a orgánicas tanto nacionales como extranjeras.

Respecto de Perón y en atención a lo investigado, se observa la validación que éste hizo  de la tesis armada basada en la guerra de guerrillas, patrocinando la conformación de organizaciones que impulsarán las condiciones que pusieran fin a la proscripción del partido y facilitaran su vuelta a la Argentina, y consecuencialmente con ello la recuperación del poder. Aún cuando, es pertinente señalar que Perón una vez instalado en su tercer gobierno, constatará que el repliegue y desarme de las organizaciones armadas -que él teorizaba- era sólo una ilusión; hecho que se ratificó, luego de que Firmenich, líder de Montoneros, se negara a renunciar a la vía armada, debiendo el anciano líder variar sus conceptos sobre la tesis que había defendido, tomando para ello medidas que incluso llevaron a disponer su aniquilamiento.

John W. Cooke, considerado el heredero de Perón, será el encargado de llevar adelante las condiciones y acciones necesarias para la obtención de los fines que se teorizaron desde el exilio  -a veces con éxito y fracasos- , que se tradujeron en intentos en el cumplimiento de las instrucciones contenidas en las directivas ideadas por el general, consistentes en una primera etapa, en lograr la paralización general del país, que conllevara al caos, y que una vez logrado hiciera posible el avance a una segunda etapa, que acentuada por el estado de convulsión interno, daría paso a la acción guerrillera.

Esto dio lugar, que a inicios de 1959 se iniciara el proceso de paralización total del país, impulsada con la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre, fracasando en el cometido, provocando con ello la disconformidad de la dirigencia peronista, y la posterior  separación de Cooke de la iniciativa planteada por ésta.

Pero en la necesidad de continuar luchando por el retorno de Perón, sumado a la valoración que Cooke aprecia en su misión de heredero natural del líder, más la exigencia jerárquica demandada por el partido es que éste se lanza en el intento de articular la primera acción guerrillera en la Argentina, dando con esto, lugar al surgimiento del Uturunco el 25 diciembre de 1959, y con ello el origen violentista en la Argentina, con una sustancia que evidenciaba el contenido marxista y no propiamente peronista de la naciente organización, tanto en aspectos de tipo ideológico como operacional.

En Chile –como ya señaláramos- el surgimiento de las primeras orgánicas guerrilleras, si bien estuvieron determinadas por aspectos distintos a los que se produjeron en la Argentina, consideramos en esta investigación, que los hechos que motivaron el nacimiento de la subversión tuvo como aspecto significativo la elección presidencial de 1964 de la que resultó vencedor el candidato de la Democracia Cristiana, Eduardo Frei Montalva venciendo a Salvador Allende que encabezaba el Frente de Acción Popular (FRAP), la coalición de comunistas y socialistas.

Enfrentados a las elecciones, los responsables del FRAP estaban convencidos de que en esta elección conseguirían la victoria, ya que en los comicios de 1958, Allende había perdido por escaso margen ante el abanderado de derecha, Jorge Alessandri Rodríguez, sin embargo, al realizarse el conteo de votos se concretó nítidamente el triunfo de Frei, que recibió el apoyo de conservadores y liberales.

En la izquierda la derrota provocó distintas reacciones: el Partido Comunista concluyó que habían perdido porque la alianza de izquierda no era lo suficientemente amplia, además de que algunos de sus dirigentes eran calificados por sectores extremos como “pequeñoburgueses” por lo que se hacía necesario crear vínculos con partidos tradicionales cercanos al centro democrático. El partido Socialista radicalizó su posición, sosteniendo una política de cuestionamiento a la vía electoral y de explícito apoyo a la vía armada, y que luego se concretará con la celebración de los Congresos de Linares (1965) y de Chillán (1967), ésta última, la expresión local de las conclusiones de la Tricontinental y de la OLAS.

¿Las elecciones de 1964 marcaron a la izquierda chilena, vastos sectores empezaron a percibir con desconfianza la vía electoral, y bajo el influjo de la Revolución Cubana llegaron a la convicción de que la única opción para hacer transformaciones reales era la lucha armada. En síntesis, la frustración de parte de la izquierda chilena por la derrota de Salvador Allende en 1964, y la percepción del éxito de las transformaciones revolucionarias en Cuba, más la emergencia de grupos guerrilleros en América Latina, crearon las condiciones para que ex miembros de la Federación Juvenil Socialista (FJS), que se habían retirado de la colectividad en 1963 por la derechización de la campaña de Allende, constituyeron la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM), y que unidos a ex militantes de las Juventudes Comunistas (JJ.CC), junto con algunos trotskistas que eran viejos cuadros de la “izquierda Comunista”, se reunieron para crear un nuevo grupo de izquierda. De esta manera nace el MIR, casi en silencio y con pocos adherentes, colectividad que con los años logrará una insospechada importancia. “Se organizaban para ser la vanguardia marxista leninista de la clase obrera y de las masas oprimidas y explotadas de Chile, que buscaban romper sus cadenas de más de 150 años, luchando por la emancipación nacional y social que las conducirá al socialismo y al comunismo. Método que consistiría, para lograr sus objetivos, en un audaz política revolucionaria capaz de oponerse a la violencia imperialista formando como respuesta la conformación de las masas armadas”. Desde un comienzo trataron de concretar la revolución chilena utilizando como medio la lucha armada, siguiendo el ejemplo de Fidel Castro. Era una clara respuesta a la izquierda tradicional, que ellos criticaban como “electorera” y pacifista, que no había sido capaz de materializar la revolución por  el único camino posible, y que a juicio del MIR era: el enfrentamiento armado con la burguesía.

Es así que el surgimiento de esta organización determinará el nacimiento de la estrategia político militar, logrando el MIR sentar su presencia en sectores universitarios, especialmente en Concepción, Santiago y Valparaíso; también se acercaron a los campesinos de la zona central y a los mapuches en el sur; en sectores obreros sindicalizados; con el tiempo obtendrán significativos apoyos entre pobladores de villas marginales de Santiago y otras ciudades.

En atención a las condiciones de la época, estos hechos se verán vigorizados con la constitución a nivel continental de la Conferencia Tricontinental de La Habana y la posterior creación de la OLAS,  convirtiendo a estas instancias internacionales en una especie de faro inspirador de la guerrilla en América; cuestión que gravitó el proceso de formación de algunas nacientes agrupaciones u organizaciones terroristas de nuestros países. Las resoluciones dictadas al interior de ellas validarán la destrucción del aparato burocrático, la constitución de orgánicas guerrilleras y la legitimación de la vía armada, facilitando el surgimiento de una política violentista como expresión legítima de esta alternativa en todo el continente, y por cierto en la Argentina y Chile.

Esta institucionalización insurreccional a nivel continental se manifestó al interior de aquellos sectores más radicales de la izquierda de la época, fortaleciéndose con el surgimiento de organizaciones guerrilleras que para el caso de Chile tuvo como punto gravitante que el entonces senador Salvador Allende, fuera elegido el primer presidente de la naciente OLAS en 1967.

Hacia 1969 la Argentina mostraba la conformación de entidades o grupos ligados al catolicismo de la derecha nacionalista que junto a facciones autorreconocidas como marxistas, dieron inicio a las primeras acciones armadas que formaban parte de la vía insurreccional, evidenciado este traslado de la derecha a la izquierda armada, lo que se suma a aquellas agrupaciones terroristas ligadas  -incluso- a  colectividades políticas tradicionales como era el caso del Peronismo. Esta situación permitió la apertura de un nuevo escenario, en el que Perón aprovecharía la conformación de éstas para retomar sus teorías guerrilleras, autorizando la infiltración de su partido por elementos provenientes de organizaciones violentistas de izquierda, desatándose con esto un clima de inseguridad permanente a causa de la protección que el líder justicialista les brindó.

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