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El peronismo no encuentra su rumbo, en parte porque no puede dejar de pedirle a Cristina que les diga para dónde deben ir.
Nacional29 de octubre de 2025
Javier Boher
Por Javier Boher
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Dicen que las cosas malas de la vida sólo pueden definirse así cuando después de haber pasado por esa experiencia no sacamos ninguna enseñanza, lo que nos va a empujar a repetir el error y sufrir otra vez. No puedo saber si es cierto, pero evitar los lamentos para tratar de salir fortalecido parece una buena forma de vivir.
El peronismo parece no saber que tal cosa existe.
El resultado del domingo sigue teniendo múltiples interpretaciones posibles, seguramente todas parcialmente ciertas y ninguna capaz de explicar completamente los números. Seguramente habrá una combinación de ausentismo, elecciones intermedias y marcas políticas que pueda ayudar a la tarea de entender, pero por ahora eso quedará a un lado. Lo más importante para esta nota es la obstinación de parte del peronismo en seguir por el mismo lado a pesar de que hace rato las urnas le dicen otra cosa.
Desde 2013 hasta acá, el kirchnerismo (la cara mayoritaria del peronismo) solamente ganó en 2019, la terrible cifra de cinco elecciones sobre seis disputadas. Por muchas menos derrotas a cualquier técnico de fútbol lo pasan a retiro, pero acá no parece ser el caso: los ultrakirchneristas insisten en que tendrían que haberle hecho caso a Cristina de no desdoblar elecciones, como si eso solo hubiese generado otro resultado. Además la estrategia de Kicillof fue exitosa, pero en lugar de elegirlo como un posible nuevo líder ya hay algunos exigiendo su cabeza por traidor. Es alucinante.
La peor parte de esto es que Kicillof es uno de los pocos peronistas que asegura que seguiría los lineamientos definidos por Cristina en su segundo mandato, con rumbo fijo al chavismo. Es uno al que su dogmatismo le impide ver que esto significa tener un techo cada vez más bajo porque la gente está pidiendo otra cosa.
Provincias Unidas fue (¿o sigue siendo?) un intento de separar al peronismo del estatismo exagerado del kirchnerismo, tratando de rescatar alguna noción de que puede haber un Estado bueno o un Estado eficiente. Todo eso murió el domingo.
Esto no quiere decir que no se puedan levantar esas banderas, pero hay que entender que el votante está pidiendo otra cosa. El ciudadano no busca kirchnerismo racional, porque probó con Alberto Fernández y la cosa resultó muy mal; está buscando otra cosa que se diferencie del estatismo de las dos primeras décadas del siglo 21 y el modelo populista libertario. Puede haber un liberalismo popular y democrático, pero no termina de estar claro que alguien esté dispuesto a ocupar ese espacio. Así, los distintos tonos de kirchnerismo que ofrecen los partidos tradicionales repelen a los votantes del centro para que se vayan al otro extremo.
Interpretar los deseos y aspiraciones del electorado es difícil, pero para el peronismo nunca pareció significar el gran esfuerzo que debe hacer ahora para entenderlo. De hecho, tampoco se puede decir que pudo pagar por lo que no comprende, porque ni siquiera todos los esfuerzos de comprar votos usando el aparato del Estado rindieron frutos.
En Córdoba, las tres vertientes del peronismo que quedaron más arriba en los resultados sumaron más o menos los mismos votos que la lista libertaria, que a su vez quedó 300.000 votos por debajo de la elección de Juntos por el Cambio en 2021, lo que indica que ni el peronismo está muerto ni los libertarios seducen tanto. La clave, en todo caso, está en ver si con esos números se dan cuenta de que no debería haber lugar para ambigüedades en lo que hace al posicionamiento respecto al capitalismo, a las empresas privadas, al mérito y a todo lo que la gente sabe que representa lo opuesto al kirchnerismo.
En el peronismo de hoy (en Córdoba y en el país) no hay nadie que se anime a decir eso porque cree que para ganar necesita el colchón de Cristina. Quizás llegó el momento de hacer un cordón sanitario a los ultraestatistas emulando lo que hacen los europeos con la ultraderecha. Tal vez así consigan que la gente los vuelva a votar.

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