UNC: después de años de disputas, la carrera docente llega a las escuelas preuniversitarias

Por: Francisco Lopez Giorcelli 

Lo que la Universidad presenta como un logro colectivo es, en realidad, el cierre —provisorio— de una pelea política larga y poco visible. La aprobación de la carrera docente para el nivel preuniversitario reconoce trayectorias postergadas, ordena un vacío normativo histórico y deja en evidencia que, puertas adentro, la ampliación de derechos nunca fue un trámite sencillo.

Después de años de reclamos, idas y vueltas técnicas y discusiones que casi nunca salieron del ámbito paritario, la Universidad Nacional de Córdoba aprobó la carrera docente para las escuelas preuniversitarias. La decisión, tomada en la paritaria local del 18 de diciembre, habilita la regularización de cargos interinos y reconoce formalmente la trayectoria de docentes que, hasta ahora, quedaban atrapados en un limbo normativo difícil de justificar en una universidad que se define como defensora de los derechos laborales.

Desde el rectorado, la noticia fue comunicada como una “consolidación de derechos” y puesta en clave de diálogo institucional. Se destacó el trabajo de una comisión integrada por áreas académicas, autoridades de las escuelas y representantes gremiales. Una lectura ordenada, prolija y políticamente correcta. Sin embargo, detrás de ese tono armónico hay una historia bastante menos lineal, marcada por una pulseada sostenida entre ADIUC, los delegados de las escuelas preuniversitarias y el gobierno universitario.

El punto de conflicto fue siempre el mismo: la exclusión de la docencia preuniversitaria del régimen de carrera docente y de los mecanismos de regularización previstos en el Convenio Colectivo de Trabajo. Mientras buena parte del claustro docente universitario avanzaba en concursos y estabilidad, en el Monserrat y el Belgrano se acumulaban interinatos prolongados, evaluaciones reiteradas y trayectorias reconocidas de hecho, pero no de derecho.

ADIUC viene señalando ese vacío desde hace años, pero el reclamo no se sostuvo solo desde la conducción gremial. Fueron los delegados y delegadas de las escuelas preuniversitarias quienes, año tras año, mantuvieron el tema en agenda, empujaron el debate en cada instancia paritaria y tradujeron una demanda estructural en un reclamo concreto: estabilidad laboral para docentes que sostienen el funcionamiento cotidiano de instituciones emblemáticas de la UNC.

La carrera docente para el nivel preuniversitario no fue una concesión espontánea ni una iniciativa que bajó desde la gestión. Fue el resultado de insistencia gremial, presión sostenida desde las escuelas y negociaciones que, por momentos, se empantanaron más de lo que los comunicados oficiales dejan entrever. Durante años, la falta de una reglamentación específica funcionó como excusa para postergar una definición política incómoda.

La aprobación del nuevo marco no es menor. Establece criterios claros para el ingreso a la carrera docente y habilita la regularización de cargos interinos ocupados por docentes con más de cinco años de antigüedad y evaluaciones “muy buenas”. Además, fija un criterio que el gremio considera clave: prioriza la antigüedad del agente por sobre la del cargo, una diferencia que no es semántica sino política, porque reconoce trayectorias laborales reales y no meras vacantes administrativas.

En paralelo, el acuerdo incluye la prórroga de interinatos en el Colegio Nacional de Monserrat hasta febrero de 2026, un punto central para llevar algo de previsibilidad a un sector que cerraba cada ciclo lectivo sin certezas sobre su continuidad laboral. En un contexto general de ajuste, conflicto universitario y tensiones presupuestarias, ese dato explica buena parte del tono de celebración que adoptó el gremio.

Para el rectorado, el cierre de esta discusión también funciona como una señal política. En un año atravesado por debates sobre financiamiento, paritarias tensas y cuestionamientos al sistema universitario desde el gobierno nacional, mostrar capacidad de acuerdo interno suma. El problema es cuando esa narrativa borra el conflicto y convierte una conquista arrancada con presión en un simple gesto de buena gestión.

La carrera docente para las escuelas preuniversitarias llega tarde, pero llega. Y lo hace dejando una enseñanza que en la UNC se repite con frecuencia: los derechos no se consolidan solo con discursos institucionales, sino con organización gremial, delegados activos en las escuelas y una disputa política sostenida en el tiempo. Todo lo demás —el tono amable, las fotos y los comunicados— viene después.