El Cordobazo, una expresión revolucionario violentista (29 de Mayo de 1969).

Nacional 15 de febrero de 2024 Daniel Alvarez Soza
Cordobazo

Daniel Alvarez Soza 

    “Luchar con la tiranía mediante la resistencia civil para desgastarla, entre tanto se organizan nuestras fuerzas en la clandestinidad para luego proceder a la paralización del país y a la toma del poder en cualquier forma, incluso provocando el caos” (Directivas Generales para los Peronistas).

    “Ocho meses y medio después de haberse abortado el intento guerrillero de Taco Ralo, más precisamente el 29 de mayo de 1969 se produjo el “Cordobazo”, para muchos esta rebelión cordobesa ha sido considerada el inicio de una cadena de acciones de violencia que no tuvieron precedentes”.

   “La tensión social durante el gobierno de Onganía, sumada a la que aportaba el dirigente cordobés Agustín Tosco, había llegado a su punto culminante y para esa fecha se produjo su explosión con un movimiento de fuerzas integrado por obreros y estudiantes, que en una verdadera fusión de esfuerzos y protestas, protagonizaron el “Cordobazo”. Su desenlace arrojó el doloroso saldo de 14 muertos”.

    “Ese día la capital de Córdoba quedó definitivamente controlada por los movimientos subversivos, los que en base a una perfecta organización, lograron que las fuerzas policiales quedaran totalmente desbordadas, al  punto que debieron replegarse a sus propias instalaciones”.

    “El movimiento había logrado incluso bloquear todos los accesos a la ciudad, lo que convertía el escenario de la violencia casi en una ciudad sitiada” (1).

    Respecto de los hechos que marcaron el “Cordobazo”, el autor Alejandro Guerrero (militante del Partido Obrero) en su obra “El Peronismo armado”, nos dice: “El plenario de gremios confederados cordobeses resolvió, por moción de Agustín Tosco, que el 29 comenzaría la huelga activa, con abandono de lugares de trabajo a las 11 de la mañana y una marcha hacia el centro de la ciudad. Se eligió un comité de huelga integrado por varios sindicatos y delegados de base: 

   “Luz y Fuerza participaba en el comité de huelga (…) que, a su vez, tenía un enlace con los compañeros universitarios (…) Muchas veces se habló de la responsabilidad del Cordobazo, pero nosotros no estamos de acuerdo. Si hubo espontaneidad en la adhesión de la gente, en la solidaridad del pueblo con los obreros y estudiantes que luchaban.

   “Los compañeros del Smata, Ika-Renault, los compañeros de Luz y Fuerza que se encontraban frente a la empresa, los cerveceros, los del vidrio en distintas concentraciones venían avanzando hacia el centro para hacer una gran manifestación, pues ese era el objetivo. Y todos esos compañeros fueron atacados por la  policía, especialmente los mecánicos y los de Luz y Fuerza. Ahí es cuando surge la capacidad de lucha de los trabajadores, porque todo esto venía precedido de una serie de represiones en distintos lugares del país, incluso en Córdoba”.

    “Ya había muertos (…) Y todas esas represiones habían causado una gran indignación (…) se hacen barricadas, se atrincheran, digamos así, los contingentes obreros y estudiantiles…” (2).

   “Por todas partes eran apedreados policías y bomberos que intentaban  remover barricadas y apagar focos de incendio. Ya entonces grupos de francotiradores hostigaban a las tropas.

    “Mientras tanto, la acción de obreros y estudiantes en las calles sobrepasaba conducciones y pronósticos. En las primeras escaramuzas se producirán las primeras tres muertes (…). El casino de Suboficiales de Ejército, próximo a La Cañada, quedó arrasado, y también otros locales que concentraban el odio de la multitud (…).

    “Ese proceso quedó expresado en la emergencia poderosa de un sindicalismo combativo y clasista, en el desplazamiento físico de la burocracia sindical en centros proletarios clave  -los sindicatos autónomos Sitrac-Sitram fueron quizás el punto más elevado en ese plano-, el rápido crecimiento de la izquierda entre los trabajadores organizados e incluso, como veremos, en el curso de acción que los partidos guerrilleros debieron darse a sí mismos y en el vínculo que Perón estableció con ellos a partir de entonces”.

      Guerrero en relación a estos hechos concluye: “En ese contexto, dialéctica, contradictoriamente, a modo de impulsor y de freno al mismo tiempo, explotaría la actividad guerrillera”.

   En relación con lo anterior, el citado autor “nos presenta las variaciones del significado social y político que tuvo la lucha armada peronista en la historia Argentina. Así dice: “Si la Resistencia peronista fue un movimiento de masas, organizado para hacer frente a un régimen político que pretendía expulsar a los trabajadores de la república parlamentaria, de la república de la burguesía, para degradarlos a la condición de siervos, las guerrillas que las sucedieron fueron una tragedia histórica” (3).

     Según Norberto Beladrich: “A partir de entonces los copamientos, secuestros de personas, asesinatos de figuras públicas, “tomas” de fábricas, Paros y otros episodios de naturaleza semejante se (fueron) haciendo cada vez más frecuentes, sin que pareciera posible eliminar de manera duradera la inseguridad para la población. Muy al contrario, los terroristas habían ido avanzado en su proselitismo, y (actuaron) en los ambientes universitarios, fabriles y políticos con un alto grado de impunidad. Incluso se (atrevieron más   tarde) a exigir al gobierno electo inmediata liberación de cuantos estuvieron detenidos o procesados por su participación en hechos de violencia subversiva” (4).

      “Un relato visto desde otra óptica es el que nos trae Gorriarán Merlo en la entrevista ya comentada en este trabajo cuando consultado por Samuel Blixen acerca de “¿Qué fue el Cordobazo?”, Gorriarán contesta: “Podemos decir, como decía Tosco, que fue “el principio del fin de la dictadura” y el inicio de una resistencia violenta a la violencia ejercida por Onganía contra el pueblo. La lucha insurreccional comenzó el 29 de mayo de 1969 en Córdoba a raíz de la represión policial contra una movilización convocada por la CGT de los Argentinos que dirigía Tosco, en apoyo a las reivindindicaciones de los obreros del Sindicato de Mecánicos, el SMATA”

    “- Qué carácter tuvo el Cordobazo? (Le consulta Blixen).

    “Aquí me parece conveniente aclarar un punto en relación a cómo se produjo el Cordobazo, el carácter que tuvo y cómo se gestó. Digo esto porque existía, y aún existe en muchos sectores del campo popular, la idea de que el levantamiento de Córdoba fue una manifestación espontánea de masas” (5).

   Miguel Bonasso, quien cree en la espontaneidad del movimiento remite los origen del “Cordobazo” a un movimiento estudiantil originado en la Universidad del Nordeste por un   motivo: “…Fútil en apariencia: el boleto para el comedor universitario aumentó de 10 a 12 pesos” (6).

    Lo antes expresado se contradice con lo que expone  Tosco, quien a juicio de Guerrero es “impropio hablar de “espontaneismo” para referirse al Cordobazo; por el contrario se trató de de uno de los levantamientos populares más largamente preparados en la historia argentina, dirigido y organizado con una disciplina notable” (7).

     “Este proceso quedó expresado en la emergencia poderosa de un sindicalismo combativo y clasista, en el desplazamiento físico de la burocracia sindical en centros proletarios clave  -los sindicatos autónomos Sitrac-Sitram fueron quizás el punto más elevado en ese plano-, en el rápido crecimiento de la izquierda entre los trabajadores organizados e incluso, como veremos, en el curso de la acción que los partidos guerrilleros debieron darse a sí mismos y en el vínculo que Perón estableció con ellos a partir de entonces”.

     “Detrás de todo eso, irrumpía en el panorama político del país una clase social que llevaba al combate sus propios métodos y sus propias banderas, y mostraba en la práctica su capacidad potencial de transformarse en caudillo político de la Nación. Rosario, Tucumán, Mendoza, Chubut, el cordón industrial santafecino, repitieron una y otra vez, siempre in crescendo, los acontecimientos de Córdoba. Poco a poco, esa lucha empezó a crear órganos autónomos de las masas, o por lo menos, su germen: coordinadoras, asambleas populares, comités de huelgas, interfabriles. Ese panorama definía el carácter convulsivo  -revolucionario, si seguimos la fórmula de Lenin- de la situación política”.

     “En ese contexto, dialéctica, contradictoriamente, a modo de impulsor y freno al mismo tiempo, explotaría la actividad guerrillera.

 “Evitar que la situación encontrara una salida revolucionaria, un gobierno obrero, sería un objetivo también para Montoneros. Concientemente o no, poco importa, ellos aportaron lo suyo para que la clase obrera gritara aún “la vida por Perón”.

  “En ese punto, conviene hacer hincapié en un dato clave: de no haber sido los Montoneros habrían sido otros, porque hasta ahí llegaba entonces la conciencia histórica de la clase y su posibilidad de evolución. El peronismo constituía todavía una experiencia inconclusa que no podía soslayarse.

  “Al mismo tiempo, esa irrupción proletaria dio vuelta, como si fuera un guante, toda la táctica e incluso la estrategia de las organizaciones guerrilleras” (8).   

     El movimiento duró varios días y que alteró la vida de la sociedad cordobesa que observaba la violenta dimensión del movimiento. “La misma culminó, al menos en lo que a la supremacía de los grupos de choque sobre las fuerzas de seguridad se refiere, cuando en las últimas horas de la tarde del mismo 29 de Mayo, el gobierno después de intensas deliberaciones, ordenó que las tropas del ejército comandadas por el General Jorge Carcagno y con el apoyo de la IV Brigada Aerotransportada, entraran en la Ciudad para reponer el orden” (9).

     En atención a lo expuesto, esto es, a los hechos, la mecánica y el proceso llevado a cabo aquel 29 de Mayo de 1969, consideramos, en base a lo que expresa Roberto Roth que: “Se había dado luz a la guerrilla urbana, un monstruo que a los años venideros iba a tragar a sus promotores iniciales, sus aliados ocasionales y todos aquellos que, encontrando que llevaban agua hacia sus molinos, le abrieron paso cuando lo alentaron” (10).

 

_______________________

1).-  VAZQUEZ VIERA, Emilio: “El proceso subversivo en la Argentina a través de la bibliografía nacional”. Ob. cit. 238.

2).- TOSCO, Agustín: extractos de la entrevista hecha por el escritor François Géze, incluida en Agustín Tosco “Conducta de un dirigente obrero” CEAL. Págs. 18 y 19. Citado por GUERRERO, Alejandro: “El Peronismo Armado”. Ob Cit. Págs. 179- 180.

3).- GUERRERO, Alejandro: “El Peronismo Armado”. Ob Cit. Pág. 193.

4).- BELADRICH, Norberto: “El Parlamento suicida”, Humanismo y Terror Nº 2, Buenos Aires, Depalma, 1981, Pág. 9.

5).- BLIXEN, Samuel: Ob. Cit., Pág. 84. Citado por VÁZQUEZ VIERA, Emilio. Ob cit. Pág. 239.

6).- BONASSO, Miguel: “Recuerdo de la Muerte”. Buenos Aires, Planeta-Espejo de la Argentina, 1994, Pág. 262. Citado por Vázquez Viera, Emilio: Ob. Cit. Pág. 240.

7).- GUERRERO, Alejandro: “El Peronismo Armado”. Ob Cit. Pág. 181.

8).- GUERRERO, Alejandro: “El Peronismo Armado”. Ob Cit. Pág. 182-183-184.

9).- 498.-VAZQUEZ VIERA, Emilio: “El proceso subversivo en la Argentina a través de la bibliografía nacional”. Ob. cit. 240.

10).- ROTH, Roberto: “Los años de Onganía. Relato de un testigo”. 4ª edición, Buenos Aires, Edit. De la Campana, 1981, Pág. 328

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