
Ya llegan los tanques del General Massa
Como la gente que esperaba los tanques del General Alais que iban a salvar al gobierno de Alfonsín, hoy todos esperan los desembolsos que salven al de Massa.
Nacional05 de julio de 2023

Por Javier Boher
Existe, dentro del periodismo, un tipo específico de notas dedicadas a sostener una imagen irreal del ministro de Economía y precandidato presidencial Sergio Massa. Difícil saber si es por pereza, por mala fe o por explotación laboral, pero un muy nutrido grupo de periodistas se dedica a replicar permanentemente -como si fuesen verdades absolutas- las versiones que echan a correr desde el Palacio de Hacienda.
La realidad indica que desde la corrida cambiaria de abril el acuerdo con el FMI está caído. El Gobierno tuvo que afrontar el vencimiento del mes pasado usando yuanes de libre disponibilidad del acuerdo con China (que va a haber que devolver en dólares y con intereses) y Derechos Especiales de Giro que conservaba de un anterior desembolso del organismo.
Así, si se sigue lo que planteaba el cronograma original, ya hay un retraso de aproximadamente un mes en lo que respecta a lo que se había pautado debía recibir el país desde el Fondo, un elemento fundamental para poder patear la deuda hacia el futuro.
La semana pasada el ministro declaró que el nuevo acuerdo estaba cerrado y que próximamente se iban a conocer los detalles del mismo. Sin embargo, desde el Fondo volvieron a insistir con que los equipos técnicos están trabajando muy bien para llegar a una solución. Palmadita en la espalda, beso en la frente y a seguir picando la piedra para el Gobierno argentino.
Para colmo de males, sigue habiendo otro tipo de vencimientos que debe afrontar el gobierno, producto de su alta adicción al gasto. A esto se suma, además, que debe hacer buena letra si pretende que le vuelvan a prestar plata para patear para adelante los compromisos, por lo que no puede ponerle tratar de imponer un default que se justifique con épica, tal como ocurrió en la anterior experiencia kirchnerista.
De esa manera, los 40 días que restan para las PASO son un desierto muy extenso para los recursos con los que cuenta el Gobierno. Al mal año del campo -con la consiguiente caída de las exportaciones y del ingreso de dólares- se le suma la falta de acuerdo con el Fondo y un aumento del déficit fiscal y comercial. Cada vez hay menos reservas, los compromisos no ceden y la estructura se hace más difícil de apuntalar.
En ese sentido, el Ministro Massa no tiene ningún logro de gestión para exhibir. Todas las variables de la economía están peor que al momento de su asunción, lo que intentan justificar con la desprolija salida de Guzmán y el breve paso de Batakis por el Palacio de Hacienda. Massa hizo lo posible para limar a los que estaban, confiado de que una vez que llegase podría enderezar el barco. Triunfó en lo primero y hasta ahora no pudo hacer nada por lo segundo.
En su intento de hacer entrar dólares al país y sostener el tipo de cambio ofreció tres ediciones del tipo de cambio preferencial para el campo, el “dólar soja”. Aunque fue exitoso en el primer punto, la decisión de insistir con el segundo significó que se esfumen rápidamente. En diciembre las reservas habían llegado a US$44.000 millones, un número con el que muchos le ponían el título de salvador. Ayer las reservas cerraron en US$27.700, lo que significa que el ministro incineró US$17.000 millones en seis meses, lo que debe ser alguna especie de récord.
En lo que respecta a las reservas netas, pasaron de US$5.000 millones a un resultado negativo de US$2.000 millones. Otro éxito de la gestión de la máxima esperanza del oficialismo.
El correlato de aquellos programas de incremento exportador fue un aumento de la emisión para darle más pesos por cada dólar a los productores, que trataron de neutralizar con más deuda en pesos, sobre la que se pagan intereses que se pagan con más emisión. Ese exceso de pesos, sumado a la sequía, se trasladó con fuerza a los precios. El sueño de una inflación “con el tres adelante” en abril se cumplió parcialmente: acumuló 32% en los primeros cuatro meses del año.
La inflación es el gran problema económico del gobierno. Durante su gestión el ministro pasó de un 71% interanual a un estimado de 120% para el mes de junio pasado.
Esa dinámica pegó de lleno en la pobreza, que según el Indec llegó al 39,2% en el segundo semestre del año pasado. La última estimación de la Universidad Di Tella para el semestre diciembre/mayo la ubicó en 43,2%. Esos valores se dan incluso cuando los ingresos no laborales -principalmente desde el Estado- representan la mitad del total para los hogares del 20% más pobre de la sociedad. En números absolutos, desde que asumió Massa hay 3,4 millones de pobres nuevos, el equivalente al 85% del total de la provincia de Córdoba.
La actividad económica se sigue contrayendo -con el primer cuatrimestre en números negativos- por lo que se proyecta que la economía del país se terminará contrayendo alrededor de un 3% en el año.
En ese contexto el kirchnerismo -con su nuevo sello de Unión por la Patria- pretende posicionar a Massa como un candidato serio, de buena llegada a los Estados Unidos, con un plan de estabilización realizable. Los números de su gestión no parecen indicar nada de eso, dejando en evidencia que sin los dólares del FMI o los yuanes chinos el plan de Massa -un modesto llegar con algo de aire a las elecciones- es prácticamente irrealizable.
Mientras tanto, seguiremos viendo distintas versiones de las mismas noticias edulcoradas, donde los trascendidos desde el entorno del ministro se venden como datos concretos de que ahora sí van a llegar los tanques del General Alais. Así como el gobierno de Alfonsín esperaba que lleguen los tanques del citado general para hacer frente al desafío golpista de los carapintadas, hoy todos esperan el desembolso que promete el ministro para hacer frente a los resultados de su propia inoperancia.


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