Caras y caretas cordobesas

El cierre de esta serie enfocada en las asociaciones de mujeres aristocráticas sudamericanas, se interesa particularmente en una actividad realizada por la Sociedad “Entre Nous” cordobesa, en 1915.

Cultura 15 de mayo de 2024 Víctor Ramés Víctor Ramés
Entre Nous del Miércoles 15 de mayo
Las damas "adineradas" de Córdoba produjeron un filme mudo en 1915.

Por Víctor Ramés

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La Sociedad de Mujeres “Entre Nous” (Cuarta parte)

Las mujeres uruguayas de Entre Nous cosían para los pobres una vez por semana; las de Entre Nous en el Perú llegaron a premiar y a pagar uno de los grandes libros de la literatura del primer cuarto del siglo veinte, Trilce, de César Vallejos. Las damas cordobesas, hasta donde hemos expuesto, eran más bien unas matronas y señoritas oligarcas que aparecían en las páginas sociales por tomar el té en sitios muy exclusivos; por jugar al cricket, por organizar bailes, o por hacer fiestas de disfraces. Había un propósito benéfico, sin duda, pero no era por eso que llegaban los ecos de su existencia a Buenos Aires, a través de Caras y Caretas. Era porque mostraban una unión, cierta identidad, y porque hacían todo lo esperable de las mujeres a las que el siglo veinte aún no había enseñado que existían otros modelos sociales femeninos. Eran las mujeres de la clase del poder y, si no rompían el estereotipo, tenían un objetivo, un sentido, aun sin saber del todo qué era eso. 

Sin embargo, en 1915, hubo un hecho que casi puso en la historia a la Sociedad Entre Nous de Córdoba, y cuyos ecos siguen siendo curiosos y sorprendentes. Nuestras fuentes más próximas y suficientes al respecto son Wikipedia y un texto de investigadoras cordobesas del teatro local. 
Las investigadoras son Graciela Frega, María J. Villa y Ana G. Yukelson, quienes aportaron a Historia del Teatro en las Provincias vol. 1, de Osvaldo Pelletieri, el capítulo dedicado a Córdoba. Bajo el título Entre el fervor de la rebeldía y la dependencia del mercado (1913-1928), las mencionadas estudiosas destacan que “el séptimo arte ejerció una fascinación tan grande en el medio que las damas de la Sociedad Entre Nous patrocinaron, con fines benéficos, la filmación de la película Deuda sagrada (1915), dirigida por el dramaturgo local Julio Brünner Núñez -que reunió un elenco de actores improvisados, pero con prestigiosos apellidos.” 

La entrada de la enciclopedia libre, por su parte, agrega que era una película muda filmada en blanco y negro, y aporta importantes detalles como que Julio Brünner usó “su propio guion inspirado en la novela alemana La fortuna de los Harlewigh de J. Edhop” y que “tuvo como actores principales a Rosa Ferreyra, Mario de Tezanos Pinto, María Ignacia Rius y Alicia de la Peña”, todas ellas damas cordobesas de la oligarquía. Y la fecha de estreno: “el 22 de septiembre de 1915 en el cine Rivera Indarte de Córdoba, y también se exhibió en Buenos Aires y Montevideo”. La mayoría de esos datos provienen de Efraín U. Bischoff. 

Es sabido que los comienzos del cine argentino tienen una cronología sencilla: de 1907 data El fusilamiento de Dorrego, de Mario Gallo, y de 1909 La Revolución de mayo, con actores profesionales. Y aquí retomamos Wikipedia, para puntualizar los antecedentes de Deuda Sagrada, eslabón cordobés perdido de la serie:
“En octubre de 1913 se había estrenado en Buenos Aires la película Nelly, o La primita pobre, una comedia a beneficio del Consejo Dotal de Obreras que conducía María Unzué de Alvear en cuyo reparto figuraron varios integrantes de la clase adinerada argentina que permaneció solamente tres días en cartel.​ Al año siguiente se estrenó en el Teatro Colón, Amalia, un filme producido por iniciativa de las damas –también de la clase adinerada- Angiolina Astengo de Mitre y Raquel Aldao, para recaudar fondos para sus obras de caridad cuyos intérpretes pertenecían a sus mismos círculos sociales.”

Estos dos hechos históricos en cierto modo explican la idea de las damas cordobesas, también “adineradas”, inspirada por un proyecto que aunaba la beneficencia y un gesto moderno para la época en materia de lenguaje artístico: una tecnología narrativa que entonces llevaba lo teatral a otra forma de existencia.
Tomada de una nota de La Voz del Interior de septiembre de 1915, la sinopsis refería lo siguiente: “La condesa se refugia en el cariño de su hermano cuando se encuentra ciega, enferma y abandonada por la familia de su esposo. Su hermano, sin embargo, no es el honrado profesional que aparenta ya que se encuentra en las garras de un usurero que pretende que la deuda de dinero sea saldada con un forzado amor. No faltan leyendas fantasmales, fugas que causan vértigo y el cruce del lago a nado por dos enamorados.”

Lo que sigue puede verse como un eco de esta modalidad de beneficencia a través del pionerismo cinematográfico, por parte de una asociación de damas de la caridad; o bien como un gesto abarcativo de la época y de una clase social distinguida, que las señoras y señoritas de Entre Nous de Montevideo, tan citadas por Caras y Caretas, llevaron a cabo en 1920. 
Se lee en un informe de la UNESCO sobre Mujeres y “New Media” el apartado correspondiente a Cine y Radio, el siguiente párrafo referido al Uruguay: “Durante la era Batllista (1911-1930), muchas organizaciones de caridad de mujeres de la élite se asociaron al estado para proveer asistencia social en especial a mujeres y a niños. A partir de finales de la década de 1910, al menos dos de estas organizaciones realizaron películas mudas para atraer la conciencia y sobre todo fondos para sus respectivas asociaciones subsidiadas de manera estatal. El primer ejemplo del así llamado cine de beneficencia en Uruguay se cree que corresponde al filme de 1919-1920 titulado Pervanche, muy probablemente producido por y para la asociación de damas Entre Nous.”
El autor Álvaro Lema Mosca aporta el dato de que el estreno de esa película “sucedió en un abarrotado teatro Solís con la presencia de la crème de la crème montevideana. Si bien el cine propio llegaba tarde en comparación con otros países, el caso uruguayo tiene una particularidad especial: ‘Pervanche’ fue realizada por un grupo de mujeres y su temática carece por completo de uruguayismos.”

De un modo u otro, la Sociedad Entre Nous dio tela para cortar desde Sudamérica, con altibajos, y brindó un relato bastante digno para nuestro final. 

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