Censo 2022: Los desafíos del PJ en el nuevo mapa poblacional

Por Yanina Soria 

Después de 22 meses y con mucha polémica, el INDEC dio a conocer en los últimos días la información que arrojó el Censo Nacional 2022 en cuánto a cantidad de habitantes por localidad del país. 

Los datos difundidos son minuciosamente analizados a esta hora por los jefes comunales e intendentes de Córdoba quienes advierten que, cualquier error de registro, podría alterar -por ejemplo- la coparticipación que reciben, atada directamente al número de habitantes por distrito. 

Pero también existe un especial interés político en conocer al detalle cómo se conforma el nuevo mapa poblacional de la provincia; pues en tiempos electorales, cada habitante representa un voto y, por ende, toda información cuenta a la hora de trazar estrategias de interpelación al electorado. 

Incluso, en algunas localidades que marcaron un crecimiento importante, hasta se podrá revisar la cantidad de concejales que componen el cuerpo deliberativo de cara a los comicios locales del ´27; así de importante son los datos del Censo para la política. 

Particularmente lo son para el peronismo cordobés que, hasta el pasado año pasado, construyó históricamente sus triunfos provinciales desde el interior que siempre fue su principal plafón. 

Primero con José Manuel de la Sota y luego con Juan Schiaretti, el oficialismo impuso esa lógica electoral que llevó al PJ a mirar con detenimiento y a construir fuera del departamento Capital. El PJ supo armar una liga territorial propia con representación en cada rincón de Córdoba que le garantizó la estructura necesaria para imponerse en todas las elecciones a gobernador desde ´98 a esta parte. El esquema con caciques departamentales ordenó el trabajo hacia adentro y desde entonces la maquinaria electoral se fue perfeccionando. 

Pero el año pasado, las cosas cambiaron. Ese diseño político se vio alterado y los resultados en el interior no fueron los esperados. El proceso de recambio generacional, la re-re que taponeó un centenar de candidaturas en municipios, y la consolidación del frente opositor, entre otros puntos, tallaron para que Martín Llaryora se impusiera frente a Luis Juez pero por un ajustadísimo margen. De hecho, desde el propio llaryorismo repiten hoy ya aliviados, que dos semanas más de campaña en aquel momento y quizá el desenlace hubiera sido fatal para el cordobesismo. 

Lo cierto es que en el 2023 Hacemos Unidos por Córdoba ganó, pero en retroceso: perdió 14 bancas departamentales; también más de 30 ciudades y pueblos importantes de los 140 que arriesgó aquel domingo 25 de junio de elecciones generales en la provincia. 

Ese achique territorial configuró un nuevo mapa político y dio vuelta aquella lógica electoral, pues, esta vez, Capital fue determinante para el resultado. 

Quizá el engorde del Partido Cordobés sirva para “compensar” de algún modo lo que el PJ perdió en el interior en manos de la oposición; pues desde que asumió, Llaryora no para de seducir opositores y los intendentes son siempre presas apetecibles para el Panal por el poder territorial que representan. 

Por eso, los nuevos registros del Censo con el surgimiento de nuevas ciudades, el marcado crecimiento poblacional en otras localidades y departamentos, tienen su impacto también en términos políticos para el nuevo cordobesismo. 

Que el Censo haya confirmado que el departamento Colón es el segundo más importante después de Capital, y que el área metropolitana que componen muchas de sus ciudades haya crecido, no pasa de largo en las apreciaciones políticas que hacen desde el Panal. Pues precisamente seis de los principales municipios que concentran el 75 por ciento del electorado de todo el departamento, son conducidos por opositores: La Calera, Villa Allende, Jesús María, Rio Ceballos, Mendiolaza, La Granja. Esa franja territorial desafía la construcción peronista departamental y pondrá a prueba a sus dirigentes el año próximo cuando tenga lugar un nuevo test electoral. 

Por otro lado, Santa María fue el departamento que más creció; escaló del 11° lugar al séptimo más poblado en toda la Provincia y la localidad de Malagueño y Alta Gracia fueron las que mayor incremento de habitantes registraron. Esta la última se ubica como la sexta ciudad más importante de Córdoba. 

Estos datos empoderan aún más políticamente a los hermanos Facundo y Marcos Torres, presidente Provisional de la Legislatura e intendente de la ciudad del Tajamar respectivamente, que en la campaña del año pasado exhibieron orden y disciplina dentro del departamento. Si bien Hacemos Unidos tiene la mayoría de los intendentes en esa región, según el Censo, Anisacate cuya intendenta, Natalia Contini, es del PRO, superó a Despeñaderos. 

Calamuchita, es otro departamento que marcó crecimiento en sus localidades y que el peronismo cordobés buscará capitalizar políticamente en medio de las tensiones por consolidar allí un liderazgo claro del PJ. Mientras que Punilla se sigue ubicando como el quinto distrito más poblado de Córdoba, con importantes registros de crecimiento poblacional en Carlos Paz, Mayu Sumaj, Parque Siquiman, Tanti, entre otras localidades. La ciudad que gobierna el ahora opositor Esteban Avilés desplazó del cuarto lugar del tablero de los distritos más grandes, a San Francisco, suelo natal del gobernador Llaryora. 

Esto por mencionar sólo algunos de los nuevos movimientos que refleja el Censo en el mapa político provincial y que tanto mira el PJ. Llaryora gobierna en otra era, donde soplan vientos de cambio y es por eso que, más que nunca, apuesta a aferrarse a la estructura transversal que construye.