Jugar para sobrevivir
Para que la audiencia no decaiga tras la finalización de la temporada de “Gran Hermano”, Telefé ha resuelto acudir otra vez a aquel reality show pionero, que comienza hoy bajo el nombre de “Survivor. Expedición Robinson” y que esta vez contará con Marley como conductor.
Por J.C. Maraddón
Cuando se lo anunció en julio de 1999, nadie sabía muy bien hacia dónde apuntaba ese ciclo de Canal 13 llamado “Fort Boyard”, que conducía Julián Weich junto a Araceli González y que consistía en un concurso de aventuras, una variante exótica de esos certámenes televisivos que habían aparecido en la programación desde los inicios de ese medio de comunicación. Grupos de hombres y mujeres competían por conquistar un fuerte ubicado entre dos islas en la costa francesa sobre el Atlántico, como parte de una idea patentada en 1990, cuando se convirtió en un gran suceso de la red de TV pública France 2.
En medio de una atroz recesión que presagiaba el colapso en el que iba a desembocar la economía nacional dos años más tarde, la audiencia local se desayunaba con imágenes de un paisaje europeo donde se desarrollaba esta prueba de valentía, destreza y supervivencia a la que se sometía un conjunto escogido de voluntarios dispuestos a jugarse el pellejo con tal de llevarse una suculenta recompensa en efectivo. Un cuarto de siglo atrás, nadie podía imaginar que semejante despliegue era sólo el comienzo de una avalancha de propuestas similares, ni mucho menos que eso iba a convertirse en la tabla de salvación para la tele.
Recién con el estreno de “Expedición Robinson” en octubre de 2000 se iba a empezar a hablar del formato de los reality shows, una categoría que era completamente desconocida por la teleplatea argentina de ese entonces. La franquicia correspondía esta vez a una producción sueca que había sido estrenada en 1997 en la televisión de ese lugar y que debido a su éxito había sido licenciada a señales de distintos países. La más resonante de esas versiones se llamaba “Survivor” y había empezado a emitirse en la TV estadounidense apenas unos meses antes de su desembarco en Argentina.
También fue Canal 13 la señal que emitió el ciclo y también fue Julián Weich el maestro de ceremonias de esta contienda de características no tan distantes a las de “Fort Boyard”, sólo que aquí los participantes tenían que esforzarse por sobrevivir en el entorno salvaje de una isla panameña en el archipiélago Boca del Toro del Mar Caribe. Arrojadas a los rigores de una región desconocida, sin los elementos propios de la civilización moderna para comer e higienizarse, las “tribus” competidoras debían sacar a luz todas sus habilidades y su templanza para enfrentar la adversidad.
La “Expedición Robinson” argentina soportó una segunda temporada antes de desvanecerse en medio de la debacle que se produjo en diciembre de 2001. Mientras tanto, asomaba en la pantalla de Telefé otro reality que desplegaba un prototipo importado, pero que no requería de costosos traslados a los que la brutal devaluación que sobrevendría iba a hacer imposibles. “Gran Hermano” proponía reunir a los concursantes en una casa y hacerlos convivir hasta que se fueran eliminando entre ellos, obvia metáfora de una sociedad que había sido empujada hacia el sálvese quien pueda.
Luego de casi siete meses de encierro, el uruguayo Bautista Mascia se transformó la semana pasada en el undécimo ganador de nuestro “Gran Hermano”, cuya temporada 2023-2024 dejó en claro que es una de las pocas marcas registradas que puede batir récords de rating en las actuales condiciones. Para que la audiencia no decaiga, Telefé ha resuelto acudir otra vez a aquel show pionero, que comienza hoy bajo el nombre de “Survivor. Expedición Robinson” y que esta vez contará con Marley como conductor. Antes como novedad y ahora como recurso in extremis, los reality shows han terminado funcionando a la manera de un clásico.
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