Otra mirada sobre un disco crucial
Dos años después de que publicara “No soy una extraña”, la cordobesa Ada Moreno viene a presentar un nuevo volumen, “Pequeñas anécdotas de Clics Modernos”, cuya autoría comparte con el periodista Facundo Soto y que ha salido a través del sello Delirium Editorial.
J.C. Maraddón
Si el tango se destacaba por el machismo de sus letras y por el predominio de artistas masculinos en su catálogo, el rock argentino no le fue en zaga, más allá de que como movimiento contracultural adscribiera a los nuevos paradigmas que se expandieron desde la Costa Oeste estadounidense. Dentro de la corriente iniciática de músicos que parieron la idea de componer y cantar canciones rockeras en español, las voces femeninas estuvieron en franca minoría y ese panorama se prolongó en el tiempo hasta bien entrados los años ochenta, cuando las más audaces se abrieron camino pese a tenerlo todo en contra.
Y es que en el planisferio del rocanrol las mujeres ocupaban el lugar de musas inspiradoras, de madres/hermanas/novias/esposas o de groupies siempre bien dispuestas, pero en general quedaban relegadas al rol de coristas cuando se trataba de armar una banda. Mientras al norte del continente brillaban estrellas como Joan Baez, Joni Mitchell o Janis Joplin, en estas latitudes tan solo unos pocos nombres de mujer se colaban en las carteleras, donde ellos sentaban sus reales, como lo atestiguan los testimonios fílmicos de “Rock hasta que se ponga el sol”, la película sobre el festival BARock de 1972 donde tímidamente se escucha a la cantante Gabriela.
Pero que no hayan subido a un escenario no quiere decir que no haya habido mujeres a lo largo de la epopeya rockera de esos años, cumpliendo funciones que en ese entonces no eran valoradas como importantes, pero que con posterioridad han sido rescatadas y puestas en contexto. Visibilizar esa presencia y otorgarle su justo mérito ha sido la tarea de quienes en lo que va de este siglo se han propuesto investigar el asunto y consignar la identidad de aquellas que supieron estar donde la coyuntura lo requería, pero que se perdieron en la penumbra del detrás de escena.
Hace un par de años, la cordobesa Ada Moreno publicó a través de la editorial Vademécum un libro de memorias titulado “No soy una extraña”, donde narra un recorrido vital que la llevó a Buenos Aires a trabajar como secretaria del productor Jorge Álvarez, momento en el que conoció a Charly García y Nito Mestre, por entonces en los primeros pasos del dúo Sui Generis. En ese relato en primera persona, ella cuenta cómo luego terminó residiendo en la Nueva York que se balanceaba al ritmo de la new wave, donde se reencontraría con Charly cuando este llegó allí para grabar su disco “Clics modernos”.
A más de cuatro décadas de la salida de aquel álbum, hoy se venera a esa obra como una de las piezas más logradas de todas las aportadas por García, y es precisamente en el sobre interno de ese long play donde se lucen las fotografías que Ada Moreno tomó durante las sesiones de grabación capitaneadas por Joe Blaney. Ella, que ya había hecho las fotos de un famoso afiche de Sui Generis, contó con la complicidad de Fernando Samalea para darle forma a un texto que no tiene desperdicio.
Ahora, Ada Moreno viene a presentar un nuevo volumen, “Pequeñas anécdotas de Clics Modernos”, cuya autoría comparte con el periodista Facundo Soto y que ha salido a través del sello Delirium Editorial. Con el objetivo de recrear la atmósfera que rodeó la creación de ese disco mítico, ella explica cómo el entorno neoyorquino de la época envolvió a Charly hasta fascinarlo por completo. Mañana a las 19 en el local de la librería El Espejo del pasaje Santa Catalina, esta mujer que estuvo donde había que estar conversará con el público sobre su segundo libro, que los fanáticos de García sabrán apreciar.
Te puede interesar
En la vitrina de las antigüedades
Si algo faltaba para evidenciar que los tiempos han cambiado, la difusión el jueves pasado de la grilla de programación de la próxima edición del festival Lollapalooza Argentina hizo estallar en mil pedazos el corazón de aquellos que pretenden que la llama de la pasión rocanrolera jamás se apague.
Caras y caretas cordobesas
El semanario de Buenos Aires pasa revista al entonces flamante Hospital Municipal de Infecciosos, en 1919, que ocupaba el actual predio de la Terminal de Córdoba, frente al FFCC Mitre.
Tan explícitos como irresistibles
A 25 años de aquel destape de la cumbia villera, hits de la primera época de Damas Gratis como “Se te ve la tanga” o “Alza las manos”, musicalizan los recuerdos de un tiempo más que álgido en la historia nacional, aunque un cuarto de siglo después las cosas parecieran no haber mejorado mucho.
Un viernes en la ciudad sonora
La jornada exhibe una vitalidad musical que visita con igual confianza la lírica y el jazz, la música electroacústica y el pop con vestimenta sinfónica, el tango bien ensayado y las posibilidades de un grupo vocal.
Una porción de la cordobesidad
Invitado el fin de semana al programa de Juana Viale, el Negro Álvarez confesó que ya no tiene la misma energía de antes y que está estudiando la posibilidad de reducir sus actuaciones para irse retirando de a poco. A los 79 años, el Mostro lleva bastante más de 40 contando sus historias desopilantes.
Todos los jueves son eternos
Bienvenidos estrenos, soberbio concierto de cámara, un museo y sus secretos, las identidades de las músicas y las danzas de estas tierras. La agenda no inventa nada.