El Festival de Cosquín llama la atención de la dirigencia política

La 65ª edición del máximo encuentro del folklore y la cultura del país convertirá a la Plaza Próspero Molina en una vidriera propicia para sumar a las tácticas y a los posicionamientos políticos en un año donde se juega en las urnas buena parte de los destinos del país

El Festival Nacional de Folklore de Cosquín, esa gran vidriera cultural que cada enero ilumina desde la Plaza Próspero Molina al Valle de Punilla, a Córdoba y a todo el territorio federal, se presenta este año con un condimento adicional: la mirada atenta de una dirigencia política que, más allá de los acordes de la guitarra y las danzas folklóricas, sabe que en los próximos meses las urnas serán las que dictarán la pauta para muchos de los destinos del país. En este contexto, la edición 65ª del festival no solo celebrará el folklore, sino que se convertirá en un escenario propicio para las tácticas y los posicionamientos políticos.

Cosquín empieza a cantar

Del 25 de enero al 2 de febrero, el tradicional encuentro coscoíno desplegará sus “Nueve Lunas de Platino”, como parte de un homenaje a los grandes artistas que marcaron la historia de la música popular argentina. En su grilla, se destacan nombres como Peteco Carabajal, quien celebrará 50 años de compromiso con la composición, el canto y la música que nos identifica; también, el Chaqueño Palavecino. El hijo dilecto de Rancho El Ñato, Salta, subirá al escenario Atahualpa Yupanqui para compartir con su público los recuerdos más entrañables de sus 40 años como artista popular. También el Dúo Coplanacu y Los Tekis llegarán a Cosquín con espíritu festivo. Es que Roberto Cantos y Julio Paz, los santiagueños que eligieron Córdoba como terruño para vivir y proyectarse al mundo, agradecerán por las cuatro décadas que llevan recorriendo juntos los caminos del cancionero popular; por su parte, el grupo jujeño celebrará 30 años pintando los paisajes musicales del Noroeste argentino y de Bolivia con carnavalitos, bailecitos, huaynos y taquiraris, interpretados con sikus, zampoñas, quenas, charangos y otros instrumentos paridos por nuestra tierra.

Todos ellos brindarán conciertos emblemáticos en un escenario que, más que nunca, no solo estará enfocado en la música, sino también en la imagen pública.

Porque en la Plaza Próspero Molina, al igual que en los salones del Congreso o en los despachos gubernamentales, se juega algo más que el arte: se juega la política.

Una oportunidad imperdible

Es imposible no ver en este festival, que cuenta con una relevancia nacional, una oportunidad dorada para la dirigencia local y nacional de dar un paso al frente y mostrar su apoyo a la cultura popular.

Las invitaciones no se hicieron esperar. El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, quien ya ha demostrado su respaldo económico al evento, tiene las puertas abiertas para recorrer la feria de artesanías o participar de los encuentros en las peñas y balnearios. Los mandatarios de otras provincias, como Santa Fe, Tucumán, San Juan o Salta, también son parte de la lista de asistentes esperados, como una forma de aprovechar la ocasión para estrechar lazos con el electorado y afianzar su presencia en los territorios.

El Festival de Cosquín también es terreno fértil para las figuras nacionales. El gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo, con la mirada puesta en las próximas elecciones legislativas, no ha dudado en señalar su interés por participar de la celebración. Este mandatario fue anfitrión en “El Jardín de la República” del lanzamiento oficial de la Edición de Platino del Festival de Cosquín que tuvo lugar a principios de noviembre. La elección del lugar no fue casual: el 6 de enero último se cumplieron 60 años del debut de Mercedes Sosa en la Plaza Próspero Molina a donde llegó de la mano de Jorge Cafrune. Por ese motivo, la “Negra”, el máximo exponente del canto argentino, será recordada en el escenario Atahualpa Yupanqui, en las peñas y en todos los rincones de la capital cultural del país por quienes recibieron su inigualable y fundamental legado.

Las invitaciones enviadas a la Casa Rosada y al Congreso de la Nación no pasan desapercibidas.

Entrelazados

Mientras las bandas suenan y los cuerpos se mueven al ritmo del folklore, en Cosquín también se entrelazan intereses electorales. La Feria de las Artesanías, el Congreso Federal de Cultura, el Encuentro de Poetas con la Gente, y las distintas actividades que se desarrollan de manera paralela al festival mayor, son momentos propicios para los políticos que buscan acercarse al pueblo y mostrar su conexión con la identidad cultural del país.

A medida que se avanza hacia las elecciones de este año, que pondrán en juego la mitad de las bancas en la Cámara de Diputados y un tercio de las del Senado, los políticos saben que Cosquín ofrece una plataforma única para hacerse notar, para abrazar la tradición popular y para afianzarse, incluso, en la memoria colectiva. En el festival no solo se escucharán acordes y risas, sino también promesas, saludos y alianzas forjadas entre artistas y políticos.

El folklore siempre ha sido más que música: ha sido una expresión de identidad, de historia y, claro, también de poder.

El Festival de Cosquín 2025 será, en este sentido, mucho más que un evento cultural. Será una cita política y social, con una mirada en el futuro electoral, donde la cultura popular y la política se encontrarán bajo el mismo cielo, con el cerro Pan de Azúcar y las sierras cordobesas como testigos mudos de lo que está por venir.