JpC confía en pintar de amarillo la Capital

Por Felipe Osman

Los dirigentes territoriales que trajinan las seccionales de Córdoba, ya sean peronistas, del PRO o radicales, tienen grabado en la retina el mapa de la ciudad teñido de celeste como principal fundamento electoral de Hacemos Unidos para llevar a Martín Llaryora al Centro Cívico, y reservarle a Daniel Passerini su lugar en el Palacio 6 de Julio. 

Los aliancistas quieren borrar ese amargo recuerdo, y ven en las primarias la oportunidad de hacerlo.

La dispersión que experimentará el voto peronista, aseguran, plantea una chance inmejorable para pintar de amarillo cada una de las seccionales. Aunque aquel factor jugará junto a otros aún imponderables -al menos para las encuestas- como el peso de los aparatos partidarios o efecto que la disparada del dólar pueda generar entre un electorado habituado a medir la inestabilidad económica según el valor de la divisa. 

Las especulaciones se suman. En primer lugar, advierten que en las primarias no se replicará la monolítica unidad que reflejó el PJ en las elecciones previas, con un kirchnerismo jugando un papel meramente decorativo en los cuartos oscuros. La presunción es que Sergio Massa sí moverá el amperímetro, y que aún con una mala performance minará la base electoral de Juan Schiaretti. A escala, la amenaza que plantea la precandidatura de Juan Grabios sería similar.

En un escenario que en tierras porteñas calculan oscilará entre el 65 y el 72 por ciento de participación, el peso de los aparatos partidarios sería menos determinante, y no sólo porque se ampliaría el universo de votantes, sino también porque la estructura peronista llegará (calculan) fatigada y sin grandes motivaciones, mientras que el radicalismo y el PRO se juegan en el cronograma nacional la última chance de apalancarse en el poder.

Además, entienden que la única interna real que se dirime el 13 de agosto es la de Juntos por el Cambio, y que el electorado, conforme se acerque la elección, irá entrando en clima y querrá que su voto sea dirimente, lo que lo llevaría a votar dentro de la interna de Juntos por el Cambio aún cuando en las Generales se incline por otra alternativa.

Más allá de estos cálculos, en los que muchas veces la voluntad incide, lo cierto es que Juntos por el Cambio ganó cinco seccionales en las provinciales, y las retuvo en la municipal.

Es cierto, a excepción de la 4ta, no se trató de las seccionales más populosas. Pero la alianza confía prevalecer en los otros cuadrantes de la ciudad. De hecho, cree que en la ponderación por fuerza, el peronismo cordobés sólo tiene chances de retener su primacía en las seccionales 5ta, 8va, 10ma, y 12da, mientras que todas las demás se pintarán de amarillo el 13 de agosto.

El área central (seccionales 1ra, 2da y 3ra) y la 4ta ya apoyaron a la alianza UCR-PRO, y en la 6ta, Juniors y General Paz, barrios históricamente radicales, ofrecerían la base necesaria para revertir los resultados de junio y julio a partir de la división PJ.

La 7ma es otra de las seccionales que el peronismo ganó en las elecciones previas, pero sin imponerse por una diferencia abrumadora. El fraccionamiento peronista también haría posible que Juntos por el Cambio reconquiste la seccional. Mientras, la 8va será una seccional muy disputada. En las municipales fue la única seccional en la que el peronismo ganó en todos los sub-circuitos. En la ponderación por candidato parece factible que Juan Schiaretti se imponga. En la valoración por espacios se adivina mucho más difícil. 

La 9na fue otra seccional ganada por Juntos por el Cambio en los test electorales previos, con lo cual resulta inimaginable que ante la dispersión PJ no termine prevaleciendo.

En la 10ma, por la profundidad del trabajo territorial PJ y la especial dedicación que la gestión provincial y municipal ha prestado, Hacemos por Nuestro País tiene chances de prevalecer como fuerza, y se descarta que Schiaretti será el candidato más votado. No así en la 11ra, donde el voto radical es fuerte y el fraccionamiento oficialista puede traer serias consecuencias.

La 12da se fortaleció como bastión peronista en los últimos comicios, y es la última de las seccionales en las cuales la oposición ve un desafío real, ya que cree tener serias chances de ganar en la 13ra, y descarta un amplio triunfo en la seccional 14ta.

Hay, finalmente, otro imponderable: Milei. El libertario todavía no ha sido medido por las urnas. Sólo han pasado por los cuartos oscuros algunos dirigentes que, con mayor o menor distancia, se referenciaron en él, pero su rostro nunca ha estado una boleta cordobesa. La incógnita de su capacidad de convocatoria se despejará en las primarias, junto a otra no menor: la capacidad del espacio de construir un esquema de fiscalización eficaz.