Silenciar a la oposición no es un mensaje de institucionalidad

Cambiar las reglas del juego sobre la marcha, tampoco. La fragmentación legislativa evidencia los vicios de un oficialismo con un largo año por delante.

Provincial06 de marzo de 2025Gabriel SilvaGabriel Silva
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Por Gabriel Silva

El primer trimestre del extenso -y electoral- 2025 sirve para mensurar los manotazos que el oficialismo debe meter en la Unicameral para no dejar en evidencia lo compleja que se le ha puesto la paridad al peronismo en el ámbito legislativo. Desde el equilibrio que debieron hacer en el caluroso enero por el escándalo Kraisman, del que cada vez se sabe menos; hasta las maniobras para esquivar las embestidas de la oposición por la discusión impositiva que derivó, en este último capítulo, en un muy poco prolijo cambio de reglamento que impulsaron ayer desde el bloque oficialista que comanda Miguel Siciliano.

Porque, por más que Hacemos argumente que los cambios se hicieron en base a un proyecto impulsado por el radicalismo, las modificaciones que introdujeron entre el oficialismo y los aliados deja un halo de censura que tiñe a todo el hemiciclo legislativo sin distinción.

Por ello, lo grosero de impulsar una iniciativa que cambia las reglas del juego recién en la tercera sesión del año, no sólo habla de la manera prematura con la que deben echar mano a herramientas apresuradas para tratar de no pasar ningún sofocón, sino que también expone de una manera muy burda la incomodidad que para algunos representa el debate dentro del recinto. Las que se convierten, en definitiva, en un epílogo de las formas con la que se dirimen las cuestiones dentro de Labor Parlamentaria.

No es un gesto de institucionalidad modificar todos los años el reglamento legislativo de acuerdo con el contexto o coyuntura, pero mucho menos lo es silenciar a los legisladores con la excusa de limitaciones en los tiempos de exposición o que ejerzan la facultad de hacerlo dependiendo el rol que ocupan en un bloque o una comisión.

Es cierto que el equilibrio parlamentario expone situaciones inéditas del PJ gobernante, pero el reclamo de institucionalidad casi constante a la Nación obliga a un comportamiento a la altura de lo que se acusa cuando no hay coincidencias con la gestión libertaria. Críticas que se realizan siempre y cuando el corset de la encuesta lo permite.

El cierre de la votación de ayer que empujó Siciliano y llevó a desempatar a la vicegobernadora Myrian Prunotto deja de manifiesto una duda que sobrevuela no sólo en el arco opositor, sino también dentro de buena parte de la bancada oficialista: ¿tanto les piden o se sobregiran?

En la gestión también se ven los modos; y en los estilos, no sólo se definen los contextos sino, lo que es más peligroso: se marcan épocas. Y así, la Legislatura de sesiones intermitentes, también puede quedar marcada como la del obligado silencio opositor. 

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