¿Duelo de productores?

J.C. Maraddón

La visita a la Argentina del estadounidense Nile Rodgers, quien brindará mañana un concierto en el Movistar Arena de la ciudad de Buenos Aires, da pie a la evaluación histórica de su desempeño como músico durante el último medio siglo, pero además obliga a repasar los méritos de su trabajo como productor artístico. Varios de los discos en los que él intervino en esa función han pasado a la posteridad como verdaderos clásicos de la música contemporánea y contienen algunas de las canciones que todos conocen, aunque quizás no sepan que detrás de esa obra está el talento de este artista fenomenal.

Su labor al frente del grupo Chic, creado por él en 1977 junto a Bernard Edwards y Tony Thompson, basta por sí sola para situarlo en un nivel superior dentro de las figuras más influyentes del panorama sonoro de la segunda mitad del siglo veinte. Entre los grandes éxitos de esa formación, se debe mencionar “Good Times”, cuya síncopa funk incendió las pistas de baile a finales de los setenta y, por si esto fuera poco, sirvió de base para que el grupo Sugarhill Gang entonara “Rapper’s Delight”, conocido entre nosotros como “Delicias de un charlatán” y señalado como el primer rap que trascendió el gueto.

Sin embargo, la consagración definitiva de sus capacidades creativas llegaría cuando se largase a ejercitar la tarea de producción, que en un comienzo lo encontró detrás de algunos de los hits de Sister Sledge y Diana Ross, además de otros números relacionados con la música disco. Tras la separación de Chic, se volcó definitivamente a esta vocación, que le permitió lucirse con álbumes gloriosos como “Let´s Dance” de David Bowie y “Like a Virgin” de Madonna”, dos auténticos hitos del pop danzante de los años ochenta, que gracias a Rodgers mezclaban la cadencia afroamericana con el pop anglosajón.

Campeones de ventas como “Original Sin” de INX’s, “The Reflex” de Duran Duran o “Just Another Night” de Mick Jagger, cuentan con la presencia de Nile Rodgers en los créditos, asumiendo una responsabilidad con consecuencias evidentes sobre el producto final. Artistas más experimentales, como Laurie Anderson o Grace Jones, también apelaron a su sapiencia, que en la década pasada tuvo su mayor expresión en el disco “Random Access Memories”, de Daft Punk, donde su guitarra y su aporte artístico pudo ser apreciado por las nuevas generaciones, esas que se mecieron al compás de la electrónica y se mostraron aptas para su estilo vintage.

Y es que, más allá de las grabaciones donde participó, su característico toque rítmico ha sido imitado al infinito, al punto que en sus shows suele interpretar esas canciones que le arrebataron su marca registrada y de ese modo alcanzaron el mayor suceso. Por eso, una recorrida por la trayectoria de este guitarrista es, a la vez, un periplo por algunas de las piezas fundamentales de la música popular occidental, incluyendo aquellas de las que la mayoría de quienes las escuchan ni siquiera conocen que este instrumentista, productor y compositor tomó parte de su elaboración.

Tal vez su secreto haya consistido siempre en el desprejuicio que tuvo para relacionarse con artistas no necesariamente cercanos al funk, y con jóvenes cuyos inicios recientes podrían llevar a pensar que nada tienen que ver con aquel universo de la disco music. En consonancia con esta costumbre suya, en una entrevista con un medio argentino, Nile Rodgers anunció que está próxima a salir a luz una colaboración con… ¡Bizarrap! Desde el mismo momento en que anticipó este featuring, la expectativa por conocer lo que han hecho juntos se disparó a las nubes y, quizás, por qué no, haya algún adelanto en el show de mañana.