
Escándalo en PAMI: Nuevo capítulo | Puja por la localía
El intendente continuará en el Palacio de Mójica hasta completar su mandato, pero con un rol más activo en la organización del PJ que intentará retener el poder en 2024. Será líder político más allá de la gestión, obligado a revertir las derrotas de junio y agosto para demostrar su valía en el proyecto provincial.
Río Cuarto06 de septiembre de 2023
Gabriel Marclé
Por Gabriel Marclé
Quitado ya el velo sobre el futuro de Juan Manuel Llamosas, quien confirmó que se quedará a terminar su mandato en la ciudad hasta julio de 2024, el Partido Justicialista que dirige en Río Cuarto empieza a avizorar la transformación de su figura. Ya no será el intendente full time que eventualmente se abría un lugar en la agenda para meterse en la rosca -muy poco- y tomarse quince días para cerrar una campaña como la que lo tuvo en junio como candidato a legislador.
La expectativa es que la gestión siga en el centro de la escena, aunque con un intendente que mutará en armador político y jefe de campaña, rol consensuado con el gobernador electo Martín Llaryora, uno de los interesados -quizá el más interesado- en retener la segunda ciudad provincial el año próximo. Llamosas, como máximo responsable del proceso que llevará al 2024 de las municipales, comienza a recorrer un camino hacia la revalidación de la huella que dejó su era como jefe municipal en la ciudad que lo votó en dos mandatos consecutivos desde 2016.
Aunque las voces más fuertes del Ejecutivo riocuartense afirman que la buena gestión es la mejor forma de construir el proyecto peronista que intentará seguir al frente del Palacio de Mójica el año que viene, la administración del capital político y el control de la rosca se vuelven desafíos determinantes. Es por eso que Llamosas se encuentra frente a una transición exigida en la que será el máximo responsable de la victoria o caída del sucesor o sucesora que encabezará la lista del 2024. “No hay más excusas”, planteaba un dirigente del PJ local, hablando de las argumentaciones sobre el “voto nacionalizado” que se impuso en las urnas provinciales y también en las PASO presidenciales, donde el peronismo local no tuvo buenas performances.
Según puede intuirse, Llamosas se mostrará más activo en esta faceta de armador que requiere de algo más que una gestión sobresaliente con obras y anuncios para lograr resultados. Además, organizar a las tropas también requiere de algo más que discursos inspiradores en actos públicos. De esta manera, el intendente actuará más como presidente del PJ, ese título otorgado casi por lógica tiempo atrás, pero en el que no ha profundizado grandes acciones. “Nos hemos reunido poco y nada”, indicaba al respecto un joven dirigente de la ciudad, quien comparaba la reunión que encabezó Martín Llaryora el pasado sábado en la casa peronista con las pocas convocatorias de Llamosas para reunir a dirigentes y militantes.
“Pudiendo estar tercero en el orden de sucesión del Gobierno provincial, he privilegiado continuar a cargo de la gestión municipal para estar al frente de la ciudad en momentos tan complejos como los que se viven”, le dijo ayer el intendente riocuartense a la ciudadanía en declaraciones a Lv16, un mensaje que pretende afirmar una lectura contraria a la que infunden los sectores de la antipolítica. “Dejó en claro que no está en esto para acomodarse, sino para transformar la ciudad como lo viene haciendo y dejarnos en el sendero del progreso”, transmiten desde su entorno, algo que el propio Llamosas ratificó en sus últimas declaraciones periodísticas: “Lo más importante es que este proyecto tenga continuidad”.
Claro está, el relato sobre el sacrificio que hace Llamosas para seguir en la ciudad tiene también una lectura que se basa en el capital político que construyó hasta el momento y los raspones que este sufrió en el último tiempo. Es decir, las últimas dos elecciones en las que el intendente tomó un rol protagónico -en una de ellas como candidato- no salieron como esperaban, fueron derrotas peronistas que no dieron argumentos para que la dirigencia del PJ provincial, con Llaryora a la cabeza, vea el ascenso de Llamosas la Legislatura como una urgencia.
Más allá del notorio apego de Llamosas a la ciudad que hasta el día de hoy le otorga altos márgenes de aprobación, las reglas de la política lo ponen en la obligación de lograr una nueva victoria en lo local y tener su ofrenda para el PJ provincial, cuando le toque sumarse al equipo provincial -como lo prometió el gobernador electo días atrás. La valía de Llamosas está -por ahora- en Río Cuarto, donde la elección del 2024 le dará la chance de revalidar su trascendencia como cuadro político en la capital alterna y volverse un activo valioso para el renovado Gobierno cordobés. Será una especie de “Last Dance” antes de subir a Provincia.
Por lo visto, estas dos semanas le servirán al intendente para organizar sus fichas, juntar a sus hombres de confianza y delinear el nuevo plan de acción. Es que en estos días se desarrolla la parte más candente de la campaña por la interna radical, factor de distracción para la oposición que, en días normales, no suele darle ni un metro de ventaja. Con los reflectores apuntando hacia otro lado, Llamosas tiene más tiempo y aire para iniciar esa transformación que le requiere el inicio de la campaña 2024.

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