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Las versiones sobre la propiedad de la casa del triple crimen de Florencio Varela reflejan que la gente está más dispuesta a creer que a saber
Nacional07 de octubre de 2025
Javier Boher
Por Javier Boher
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El vértigo de las redes sociales y la propensión a creer las cosas que refuerzan nuestras creencias son un problema para la política y para la democracia. La necesidad de llenar vacíos con algo de información nos empuja a cometer el error de aceptar como verdaderas las afirmaciones que se viralizan en las redes.
Parte de esto tiene que ver con los prejuicios y estereotipos que llevamos dentro. Si consideramos que los políticos son todos corruptos, que el narcotráfico es un problema que se desarrolla por vínculos con el Estado y que hay algunos dirigentes (o partidos) que se benefician por ello es lógico que nos parezcan reales las cosas que cumplan con esas condiciones y nos exhiban una situación que le dé sentido a lo que pasa.
Tomemos como ejemplo la información que está circulando sobre la casa narco en la que se cometió el triple crimen de Florencio Varela.
El tuit viral marcaba una serie de relaciones entre la dueña de casa y una de las personas que estaba limpiando la escena del crimen, aunque no estaba tan claro quién era quién. Una versión señalaba que la dueña de la casa sería una delegada gremial de SUTEBA, el sindicato docente conducido por Roberto Baradel, y que su hija habría sido encontrada limpiando la escena del crimen. Agregaban que a la vez sería funcionaria del ministerio de educación bonaerense. Otra versión establece que una funcionaria bonaerense de educación sería la dueña y su hija la inquilina, y que la dirigente de SUTEBA efectivamente sería la madre de la detenida limpiando el lugar del triple homicidio.
Mi primera sensación fue que todo es verdad: los dirigentes gremiales de educación de la provincia de Buenos Aires se han prestado a situaciones como la de “Ollas no” en tiempos de Macri y Vidal, que luego se probó falsa. Ni hablar de la relación entre los gremios, la droga y las escuelas: ¿a qué organización narco no le gustaría infiltrar estructuras que tienen gente en los lugares en los que se encuentran las personas más vulnerables a las adicciones? Iluso el que crea que la interna gremial que hace dos años mantuvo en vilo a la provincia de Córdoba no tenía nada que ver con esto.
Pero la cosa era demasiado verosímil como para ser cierta, así que me puse a buscar qué se decía en los medios de Buenos Aires, los que tienen acceso a las fuentes en el terreno. Nada. El dato salió el domingo, pero nada en los medios grandes.
Ayer a la mañana volví a probar. Nada. Un rato después apareció un fragmento del programa radial de Eduardo Feinmann (conocido por reproducir información de redes sin chequear) en donde le daba difusión a esta información. Poco a poco se fue llenando de medios exponiendo el vínculo de la casa narco y las funcionarias del gobierno de Kicillof, pero todas tenían como fuente a Feinmann y nadie chequeaba más allá de eso.
Por supuesto que una parte de mí se quiere convencer de que todo es cierto, pero otra parte necesita el dato real y concreto para poder establecer una opinión categórica al respecto. Todavía seguimos sin confirmación, aunque esas versiones siguen circulando en redes con fuerza de verdad, convenciendo a los que quieren ser convencidos.
Estudio
Hace unos días se publicó un estudio del Instituto Max Planck en el que analiza la polarización en redes y el rol de los influencers y los multiplicadores. No es difícil de ver que la polarización aumenta en cuestiones políticas, donde existe una especie de negación del otro a partir de lo que creen. A eso se suman temas de diversidad sexual, racismo, antisemitismo o periodismo. Se extreman posiciones casi por reflejo.
Los influencers son los que crean el contenido, de manera poco organizada y no necesariamente sobre muchos temas. Son los tradicionales líderes de opinión.
Los multiplicadores son los más importantes para la difusión y consolidación de las ideas, más que los influencers. Son los más activos, más intensos y más alineados ideológicamente, de allí que la red de relaciones es más densa y contribuye a reafirmar con más fuerza las creencias de sus seguidores. Tienen un perfil más bajo, pero son más contundentes. Para ponerlo en criollo: el periodista deportivo te puede decir que está mal insultar a la hinchada rival con la nacionalidad, pero todos los que cantan con vos en la tribuna te dan la razón y te caen mejor, porque son más parecidos a vos.
En este tipo de temas (la relación entre narco y poder) se puede ver el funcionamiento de esas redes y burbujas, donde la información se mueve con fuerza por la coincidencia ideológica más que por la verdad. Ciertamente los casos como el de la “casita del after” en Villa Allende Parque o los intendentes condenados por vínculos con el narco en distintas provincias del país contribuyen a darle fuerza a esas versiones que apelan a las creencias más arraigadas en la gente, alentando la polarización y demoliendo de a poco la confianza en la política, los políticos y las instituciones.

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