Exploraciones en el territorio antártico

Nacional30 de octubre de 2025 Daniel Alvarez Soza
antartida

Por Daniel Alvarez Soza

Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

Doctor en Ciencia Política

 

Esta etapa de las relaciones antárticas se extendió del periodo comprendido que va de 1893 a 1918, en la que a diferencia de las anteriores, para ese entonces, ya había certeza de la existencia de la Antártica gracias a los avances alcanzados en el conocimiento geográfico del continente blanco, gracias a los aportes de las exploraciones reseñadas en el acápite anterior. De hecho, debido a los conocimientos, hasta ese entonces adquiridos principalmente por Argentina, se pudo establecer la primera base permanente en este territorio (1).  Al respecto, entre las potencias europeas de ese entonces existía una disyuntiva sobre si se debían profundizar o no las exploraciones y expediciones en una época, atendido a que “la expansión de estas potencias a expensas de estados débiles o subdesarrollados se manifestó a un ritmo acelerado(2). Ello, debido a la reticencia en cuanto a emplear recursos en la Antártida, debido a que no había prospectivas tangibles para colonizar, producto de las duras condiciones ambientales, ello, “más allá de la explotación de focas que estaba en manos privadas, no había incentivos comerciales suficientes como para que los gobiernos invirtieran en viajes al Polo Sur(3), que se agudizaba por la inexistencia de población autóctona, y por ende, la ausencia de mercados para colocar los productos; de ahí que las expediciones con dirección a la Antártida se justificaban más allá de lo comercial,  período que el  autor  Zorgbibe (4) lo ubica entre 1893 y 1901, denominándolo de “alta política”.

El primer puesto en la motivación colonizadora lo acapararan razones estratégicas, políticas, psicológicas: las cuestiones de prestigio (internacional), de exaltación del sentimiento nacional, la    conciencia de la superioridad europea (5) y el deseo de “extender la civilización”.

   Bajo esos parámetros,  esta disyuntiva fue decantando progresivamente en un gran interés por la Antártica, concurriendo varías razones al respecto, destacando; en primer lugar, diferentes  modelos  de colonización, algunos más exitosos que otros, el efecto del proceso colonizador hizo que hacia finales del siglo XIX los territorios por colonizar fueran escasos (6). Esto llevó a que varios Estados empezaran a poner sus ojos en la Antártida como última frontera. En segundo lugar, este período, que para algunos académicos es la primera globalización (7) viene marcado por una revolución en los transportes y las comunicaciones, cuyo resultado fue una espectacular contracción de las nociones de espacio y tiempo (8). Así las cosas, llegar a la Antártida se convierte en un  imperativo gracias a las posibilidades tecnológicas y a la lógica de acercar a todos los continentes. En tercer lugar, el interés por la conquista de la Antártida se refrenda en virtud de la Conferencia de Berlín de 1885, evento en el cual se estableció que para efectos de reclamar un territorio como propio por lo que era necesario   efectuar la ocupación efectiva del mismo. Esto conllevó que las potencias que querían hacerse para sí una fracción o la totalidad del territorio antártico, deberían demostrar dicha ocupación efectiva, por lo cual se lanzaron a la “carrera por el polo”, para poder apropiarse de lo que algunos consideraban res nullius (cosa de nadie), posición que era y es posible debatir con la argumentación chilena y argentina sobre sus títulos con respecto a la Antártida como legítimos sucesores del Reino de España, que era legítimo poseedor de esas tierras” (9).

El Reino Unido, siendo consecuente con la idea de considerar a la Antártida como cosa de nadie, procedió a iniciar expediciones que posteriormente habilitaron las primeras reclamaciones territoriales de la Antártida  en 1908 y 1917. El deseo del Reino Unido era hacerse con el control entero del continente, pero este anhelo fue desarticulado por Francia,  quien  realizó su reclamación territorial sobre la Tierra de Adelia (10). En esta etapa de exploración continental antártica y bajo la idea de apoderamiento territorial, como ya se había mencionado, se inicia la “carrera por el Polo” o la “era heroica”, cuyos protagonistas más importantes son Amundsen y Scott (11), y cuya historia la resume muy bien Howkins (12) con las siguientes palabras:

“La “carrera” por el Polo Sur, que tomó lugar de finales de 1911 a inicios de 1912, resultó muy poco equitativa. Amundsen se arriesgó, embarcándose desde el lado inexplorado del Mar de Ross, al Este. Utilizando a los huskys a su máxima capacidad de transporte —llegó al extremo de matarlos y alimentarse de ellos cuando no cumplían los requerimientos -, Amundsen y su grupo llegaron  al Polo Sur el 14 de diciembre. Izaron la bandera noruega en honor al rey Haakon VI, le dejaron un mensaje de consolación a Scott, y regresaron a su campamento base tan pronto les fue posible. Las buenas nuevas del éxito de Amudsen fueron una fuente de inspiración para la recién formada nación noruega (se independizaron de los suecos en 1905), y crearon un fuerte vínculo emocional entre los noruegos y la Antártida. Transcurridos los años, se gestó un ligero resentimiento por el hecho de que el triunfo de Amundsen fue opacado por la tragedia acaecida sobre su rival”.

Contrario a los noruegos, los británicos llevaron caballos en su travesía por el Polo Sur, ninguno de los animales sobrevivió la primera fase del trayecto, por lo que Scott y sus hombres debieron cargar   sus cosas a través del hielo, gastando tiempo y energía valiosos. El grupo, que de por sí había iniciado el viaje después que los noruegos, pronto se vio rezagado. Llegaron al Polo Sur, el 17 de enero de 1912, más de un mes después que Amundsen. Cuando vio la bandera noruega y se percató de que había sido derrotado, Scott escribió lo siguiente en el diario que dejaría a la posteridad: “Sí, llegamos al polo, pero bajo circunstancias muy diferentes a las esperadas”.En el camino de regreso, los miembros del equipo de Scott sucumbieron, uno a uno, ante la fatiga, la enfermedad y el hambre. Uno de ellos, Titus Oates, sacrificó su vida en un esfuerzo fútil por salvar a sus compañeros. Sus supuestas últimas palabras antes de abandonar la tienda de Scott  -“Voy a salir, quizá tarde un poco”- son famosas en el mundo de habla inglesa. Cuando los pormenores de la tragedia fueron dados a conocer al mundo, casi un año después, la prensa inglesa celebró el heroísmo de sus compatriotas (13). En conexión con los puntos tratados anteriormente es que llegamos al cuarto lugar, en el que el interés científico cobra importancia en cuanto a conocer nuevos horizontes, siendo la Antártica un bastión importante de ese sentir científico, sin embargo se preveía que su exploración sería conflictiva. Es en ese sentido que en el VI Congreso Internacional de Geografía, que tuvo lugar en 1895 en Londres, se recomendó a la sociedad científica del mundo entero que solucionara dicho problema antes del fin del siglo XIX (14), identificando al continente como  “el último gran desafío de exploración para la humanidad”.

Posteriormente, en 1899 se celebró en Berlín el VII Congreso Internacional de Geografía, y como resultado, se realizó la Campaña Antártica Internacional entre 1901 y 1905 con la participación de cinco expediciones: una británica, una alemana, una sueca, una escocesa y una francesa (15). En resumen, este período se caracterizó por un afán decidido por conocer adecuadamente la Antártica y apropiarse de esta en todo o en parte, bajo el contexto del colonialismo de fines del siglo xix y comienzos del xx. La “carrera” por el Polo Sur cobró varias víctimas, mientras que a otros llenó de gloria en momentos previos al inicio de construcciones en territorio antártico, “como la construcción de la primera base meteorológica permanente en las Islas South Orkney en 1903” (16), y luego la construcción argentina reseñada anteriormente.

Tras la II Guerra Mundial, se incrementará de forma sustantiva la actividad científica en la zona, razón por la cual la Asamblea General de Naciones Unidas decidió dar algunos pasos para resguardar la seguridad de este territorio.

Cabe destacar, que a raíz de lo anterior,  países como India plantearon la idea de internacionalizar la Antártica (17),  mientras que Estados Unidos (EE.UU.) propuso erradicar las guerras de esta región, consagrándola bajo un régimen fiduciario (18). Con todo, estas propuestas no fueron  bien acogidas por estados como Chile y Argentina, que sentían que de este modo se les despojaba de grandes extensiones de tierra en el sector.

En este contexto, en 1955 el Reino Unido demandó a ambos países sudamericanos ante la Corte Internacional de Justicia, en un intento por dilucidar el dominio de cada cual sobre la Antártica, habida cuenta de la superposición de territorios reivindicados por unos y otros.

No obstante, el rechazo de Santiago y Buenos Aires a esta iniciativa jurisdiccional, llevó a que el Tribunal Internacional se declarara incompetente ante la causa. Posteriormente, el Año Geofísico Internacional de 1957-1958 fue uno de los hitos que condujo a la suscripción del Tratado Antártico, base jurídica internacional y que regula hasta nuestros días el estatus del Territorio Antártico.

Finalmente, la demanda británica ante la CIJ “quedó paralizada al no concederle, los Gobiernos de Chile y Argentina, jurisdicción a dicho Tribunal, para conocer sobre el Asunto Antártico(140). Como Chile y Argentina no aceptaron la competencia de la Corte, el 16 de marzo de 1956 el tribunal archivó este caso y con ello la posibilidad de otra demanda bajo las mismas reglas”.

_______________________

1) Esta fue la base Orcadas, aún en funcionamiento. Se estableció en 1904 y tiene una capacidad de albergue de 45 personas. Está situada en la Isla Laurie (Lat: 60°45´S Long: 44°35´W) (Sistema de Información Permanente del Sistema del Tratado Antártico, 2016.

2) Renouvin, P. (1998). Historia de las relaciones internacionales, Madrid: Akal Textos. P. 476.

3) Fogg, E. (1992). A History of Antarctic Science. Cambridge: Cambridge University Press. p 95.

4) Zorgbibe, C. (2005). Historia de las relaciones internacionales. 1. De la Europa de Biskmarck hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Madrid: Alianza Universidad. P. 82.

5) Es menester aclarar que si bien el sentimiento colonizador, directo o indirecto, era europeo por excelencia, existían Estados extra-europeos que también estaban interesados en él y que lo practicaban profusamente, como Estados Unidos y Japón.  Michel, M. (2012). Colonisation, décolonisation et système-monde. En R. Frank (Dir.), Pour l’histoire des relations internationales .pp.   Paris: Presses Universitaires de France.  p. 233.

6) Michel, (2012) Op. Cit.  p. 239.

7) O´Rourke, K. y Williamson, J. G. (2001). Globalization and History. The Evolution of a Nineteenth Century Atlantic Economy. Cambridge: MIT Press. P 87.

8) Griset, P. (1991). Les révolutions de la communication (XIXe – XXe siècles). Paris: Hachette. P 43

9) Scott, S. V.(1995). The geopolitical organization of Antarctica, 1900/1961: the case for a revisionist analysis. Australian Journal of Law and Society. P. 11./ Villamizar L., F. (2017) Más allá de las fronteras: los horizontes geopolíticos de la Antártida. Fondo Editorial Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia. P. 42

10) Beck, P. (2014). The International Politics of Antarctica. Oxford: Routledge. P. 22.

11)Aunque existen muchos otros exploradores, como por ejemplo Otto Nordenskjold (Suecia), Douglas Mawson (Australia), Jean Baptiste Charcot (Francia), Nobu Shirase (Japón), Adrien De Gerlache (Bélgica), Julián Irizar (Argentina) y Luis Pardo (Chile), Ernest Shackleton también fue relevante porque quería superar lo realizado por Amudsen, pero su excursión se frustró cuando su barco, Endurance, quedó atrapado en el hielo polar. Shackleton pasó muchas penurias junto con su tripulación hasta ser rescatado por el barco chileno Yelcho, bajo el mando de Luis Pardo.  Howkins, A. (2009).  

12) Howkins, A. (2009).Op. Cit. P 19

13) Scott, S. V. (1995). Op. Cit. P.9.

14) Lüdecke, C. (2009). Exploración científica de la Antártida: ejemplos desde la época histórica hasta la fecha. Istor: Revista Internacional. P. 51.

15) Braun, A. (1974). Pequeña historia Antártica. Buenos Aires: Editorial Francisco de Aguirre S. A. p. 41.

16) Headland, R. K. (1989).P 27.

17) Al buscar inscribir el tema en la agenda de la 11º Asamblea General de Naciones Unidas, hecho que 107 repitió en 1958 en la 13º Asamblea. Al momento de la primera propuesta de la India, el diplomático chileno Oscar Pinochet de la Barra, relata que se encontraba en Nueva York por esos días, como miembro de la Delegación Permanente de Chile ante la ONU.  indicando que la delegación chilena, con ayuda de la delegación argentina, lograron detener la iniciativa asiática. Pinochet de la Barra, Oscar (1987), “Negociaciones antárticas de Chile en un mundo cambiante”. En Revista Estudios Internacionales, Vol. 20, Nº78, Universidad de Chile, Santiago, p. 216.

18) Orrego, F; Salinas, A. (1977). El Desarrollo de la Antártica. Editorial Universitaria. Suárez, Isidro. (1980). Geografía e Historia. Su doble relación a través de los tratadistas. Pontificia Universidad Católica de Chile. P.34

 

 

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