
El llaryorismo fortalece su esquema y el schiarettismo piensa en el Senado 2027
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La elección de Leonel Chiarella como presidente de la UCR reconfiguró el tablero nacional. En Córdoba, dejó ganadores claros, ausencias ruidosas y un dilema estratégico que vuelve a tensar al partido frente al peronismo y al Frente Cívico.
Provincial16 de diciembre de 2025
Carolina Biedermann
Por Carolina Biedermann
La Unión Cívica Radical eligió el 12 de diciembre de 2025 a su nueva conducción nacional. El intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, un dirigente joven del interior santafesino, fue ungido como presidente del Comité Nacional con el respaldo decisivo del gobernador Maximiliano Pullaro, radical quien integra el armado de Provincias Unidas. Así, Chiarella se convirtió en el sucesor de Martín Lousteau, cuya gestión dejó poco peso político en un partido en plena crisis.
Hubo consenso, pero según cuentan desde adentro “se sacaron el tema de encima”. Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza y Leandro Zdero del Chaco, quedaron al margen del acuerdo, plantados en contra del acuerdo en puerta con Provincias Unidas, para Diputados.
Gustavo Valdés, quien terminó su mandato como gobernador de Corrientes, y a quien hasta último momento se mencionaba como presidente boinanlanca enteante, decidió bajarse de la carrera. En una jugada que no pasó inadvertida, Valdés retiró a su diputado nacional del bloque de Provincias Unidas para sumarlo al bloque radical y, como gesto político, ubicó en el tercer lugar de la nueva conducción al cordobés Javier Bee Sellares.
La nueva mesa quedó conformada con Piera Fernández como secretaria general; Inés Brizuela y Doria de La Rioja como vicepresidenta primera. Javier Bee Sellares como vicepresidente segundo; y María Inés Zigarán de Jujuy como vicepresidenta tercera.
En las secretarías aparecen Daniel Kroneberger de La Pampa, Gabriela Valenzuela de Corrientes, Danya Tavela de Buenos Aires, y aquí aparece Ramón Mestre también por Córdoba. Se suma a la lista a Agustina Madariaga de Río Negro y Daniel Angelici de CABA.
Bienvenidos al primer dato clave para Córdoba: de los once núcleos que tiene el Comité cordobés, la provincia logró dos representaciones formales: Bee Sellares y Mestre, mientras que Rodrigo de Loredo y su espacio quedaron fuera del esquema nacional. Desde ese sector aseguran no sentirse incómodos por la falta de lugares en el Comité Nacional, aunque en la vereda opuesta toman nota y lo facturan como un déficit político.
El reordenamiento nacional tuvo efectos inmediatos en el territorio cordobés. Si bien en la UCR se repite que cada distrito se maneja con autonomía, la foto de la nueva conducción reavivó internas y lecturas cruzadas. La ausencia de figuras de peso en los principales cargos alimentó la idea de una dirigencia “flaca”, más enfocada en equilibrios coyunturales que en un plan de fortalecimiento partidario.
A esto se suma un escenario todavía más espinoso: la relación cada vez más gris entre la UCR orgánica y Provincias Unidas. En el Congreso ya se habla de la posible creación de un nuevo bloque que nuclee a ambos espacios, una hipótesis que incomoda a varios radicales cordobeses. En una provincia donde el radicalismo intenta posicionarse como principal oposición al peronismo, la pulseada, por ahora; corre con ventaja para el Frente Cívico, y las alianzas nacionales no siempre ayudan a ordenar la estrategia local.
Cornejo, por su parte, fue tajante. Se opuso a cualquier alternativa de unidad con Provincias Unidas y retiró a sus delegados de la discusión del 12 de diciembre. Un gesto que profundiza la grieta interna y deja al descubierto que, más allá de los nombres, la UCR sigue discutiendo algo más de fondo: cómo pararse frente al poder y con qué identidad competir.
Para Córdoba, el mensaje es claro. Hay lugares en la mesa nacional, pero también ausencias que pesan. Y un interrogante que vuelve a escena: si el radicalismo quiere ser protagonista en 2027, deberá resolver primero sus propias contradicciones. Como siempre, el Comité ordena, pero la política real se juega en casa.

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