En el desenlace de la campaña provincial, y a horas de definir el gobernador que sucederá a Juan Schiaretti, el candidato del oficialismo, Martín Llaryora, aceleró y sumó una foto para el Instagram. Más precisamente para el álbum que acumula con dirigentes de Juntos que concretaron su pase a Hacemos. Y así como en algún momento selló la incorporación de la candidata a vicegobernadora Myrian Prunotto (UCR); o del postulante a la viceintendencia, Javier Pretto (PRO); y más tarde del legislador radical, Orlando Arduh, ayer fue el turno del exintendente de Jesús María, el integrante del PRO, Gabriel Frizza.

Hombre que, cuando administró el Ejecutivo en el norte del Gran Córdoba y antes de ser diputado nacional respondió de manera directa al expresidente Mauricio Macri, pero que en el último tiempo se había transformado en uno de los armadores provinciales de Horacio Rodríguez Larreta. Y que ahora, llegó al equipo de Llaryora de la mano de Prunotto, quien lo habló el miércoles para comentarle la posibilidad de la reunión.

Antes de ir a la cita, Frizza llamó a la mesa chica de Larreta para informar el paso que iba a dar y cuentan, aquellos que siguieron las conversaciones, que en ningún momento hubo un intento por frenarlo.

 
Lo que deja abierta la suspicacia a un tipo de acuerdo posterior entre el entorno del jefe de Gobierno porteño y el peronismo cordobés con Schiaretti a la cabeza; y que, por lo menos, y aún sin que avance ese diálogo, abre la puerta a una disputa interesante que podría darse en el norte provincial. Aunque cuentan que Frizza no tiene intenciones de convertirse en precandidato a diputado de Schiaretti, y que el ingreso lo hace más desde un perfil técnico y cooperativista, es insoslayable que su ingreso es un tiro por elevación a Luis Picat. Sucesor de Frizza en Jesús María, enemigo íntimo para el hombre del PRO y hoy con grandes chances de encabezar la lista de Patricia Bullrich de cara a agosto.

Ayer, dos excompañeros de coalición de Frizza en Juntos reconocieron que había quedado un descontento por parte del recientemente incorporado a Hacemos al no haber tenido lugar en el armado legislativo provincial. Aspiraba a convertirse en el candidato por el departamento Colón hasta que el peso del G25 y el Círculo Rojo fue más fuerte y terminó dándole ese lugar a Benjamín Buteler. Atento a ese fastidio por parte de Frizza, como así también a los heridos que quedaron en el norte del Gran Córdoba, Llaryora decidió avanzar a nivel departamental y también en localidades como Villa Allende o Mendiolaza, donde los actores de Juntos llegan divididos.

“Gabriel intentó hablar con algunos en estos días dentro de Juntos, pero no le atendieron el teléfono por estar metidos en la campaña provincial, no le dieron lugares para fiscalizar, hubo destrato. Por eso, varios se enteraron recién (por ayer) con la foto”, reconoció a Alfil una fuente de JpC. La misma que reconoció que al ahora flamante integrante de Hacemos lo había fastidiado la predilección de dirigentes –locales y nacionales- por Picat, a la hora de elegir un dirigente del norte.

Así, Llaryora en el final de la campaña volvió a asomarse a la rosca, sostener el discurso de la gestión y a manifestar que pueden ser más los pases de dirigentes o intendentes después del domingo. Por las dudas, un muy importante integrante del PRO en Córdoba, ayer habló con uno de los principales encuestadores que tiene El Panal para ver cómo venían las encuestas para el domingo. ¿Será el próximo?