Caras y caretas cordobesas

La figura de Emilio Caraffa en la pequeña y pujante ciudad se veía reflejada en publicaciones porteñas que daban noticias de exposiciones, aniversarios y eventos sociales donde siempre se hacía notar la presencia femenina.

Cultura 12 de junio de 2024 Víctor Ramés Víctor Ramés
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Publicación de "Caras y Caretas" del 25 de agosto de 1906.

Por Víctor Ramés
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Las damas veneraban a Caraffa (Segunda parte)

En el período en que la población de la capital cordobesa trepaba al triple de su masa, florecieron los años consagratorios de Emilio Caraffa como artista. Natural de Catamarca, al momento de fundar la escuela oficial de pintura de Córdoba, en 1896, tenía 34 años, y atravesó la década de sus cuarenta a comienzos del siglo veinte. Su maestría pictórica era indiscutida en el país y llevaba formando en particular a sus discípulas dilectas con sólida y eficaz conducción. Durante esos años, sus alumnas, aquellas que habían sido becadas para iniciar las clases de la academia, lo adoraban, y sus familias se mostraban entusiasmadas. Sin embargo, el lugar que la sociedad acordaba a las mujeres no incluía una dedicación profesional a la pintura, y ellas fueron encuadradas como aficionadas. Se pueden volver los ojos a aquella primera Exposición en el Ateneo, en 1896, año de apertura de la “Escuela de pintura, copia del natural”, hechos ambos que inauguraban una etapa en la historia del arte cordobés. La crónica del diario La Patria nombraba, bajo el rótulo de “aficionadas”, a aquellas mujeres pertenecientes a la clase privilegiada que exponían sus obras en aquel histórico salón.

“María Bouquet expone tres cuadros y los tres son notables, muy notables. El público los juzgará. El toque del pincel es excelente, brillantes los tonos y cuyo colorido jugoso los colocan dignamente entre los mejores cuadros.

Un paisaje del natural, obra de Martina Ortiz Herrera sumamente bello, con franqueza de toque. Poesía, pintado con ese pincel libre que demuestra el dominio de la paleta. Lección del perro – muy buena copia- allí se descubre también un notable parecido de la que figura en el lienzo con una preciosa señorita que le había servido de modelo. La copia de La sacra familia de Rubens, está hecho con brillantez, pero el mejor cuadro que expone esta niña es El palacio ducal de Venecia.

¡Cuánta poesía en las tranquilas aguas iluminadas por la luna! Se adivina el silencio misterioso que rodea al célebre palacio de la hermosa ciudad italiana.

Mercedes Crespo, expone flores bellísimas, pintadas en porcelana, de colorido muy fresco y jugoso, de toque libre y espontáneo que hacen que esas flores sean de lo muy bueno del salón. Esas flores y la Campesina romana demuestran el exquisito gusto y la gran facilidad que posee la distinguida aficionada.

Lanzamiento de un barco, en playa napolitana, es un lienzo de la señorita Delia Carreras, muy lleno de vigor y de frescura, cuyos toques son tan notables y llenos de brillantez en el colorido, pero, el Entierro de Cristo se impone al espíritu, hay algo de unción santa en ese grupo magistralmente combinado.

Muy bonita la marina de Trinidad Oliva; hermosa luz y notable ejecución.”

Aun sin conocer los méritos del crítico del diario La Patria, da la impresión que había allí artistas con un futuro o con la posibilidad de dedicarse a pintar retratos, oficio que proveía de recursos al propio maestro Caraffa.

El relato de la exposición que publicaba el diario La Patria en 1896 seguía su recorrido por las pinturas de señoritas y, para acortar camino, se recogen sólo algunos nombres más de las artistas mencionadas en él y que aportaban al proceso de desarrollar un arte pictórico local temprano, como Gabina Robles, Aurora Gordillo, Felisa Vivanco, Alcira Ortiz, “las señoritas Cebreiro”, “la señorita Abarca”, Pilar R. G. de García, Mercedes Ferrer y Genoveva C. de Rodríguez.

Existía, pues, un movimiento activo de señoritas y señoras que se adentraban en la pintura como un complemento cultural a sus cualidades sociales. Y, al centro de ese movimiento, como había existido una generación atrás en torno al pintor portugués Gonzaga Cony, o de un contemporáneo de Caraffa como el español Manuel Cardeñosa, se hallaba el maestro catamarqueño afincado en Córdoba.

Aquellas jóvenes artistas relativizadas por el medio patriarcal, eras las damas cordobesas que, años más tarde, figuraban con sus familias cada tanto en Cara y Caretas, organizando eventos sociales para agasajar al maestro Caraffa. Resulta visible en esas ocasiones que el director de la escuela de pintura contaba muy especialmente con la aprobación y admiración de la sociedad femenina. En su edición del 12 de agosto de 1906, en ocasión de la apertura de una exposición realizada por la academia oficial, el semanario porteño escribía en el epígrafe de una foto: “Apertura de la exposición de arte pictórico - Señoras y niñas que asistieron”. Y comentaba en la nota:

“El éxito más lisonjero ha alcanzado la exposición de cuadros, organizada por el director de la Academia de Pintura, señor Caraffa.

El conjunto de trabajos constituye un exponente de cultura artística que hace honor a los alumnos y al propio maestro.

Los salones del Ateneo ofrecían la noche de la inauguración un hermoso aspecto de conjunto, realzado por la presencia de numerosas familias.”

Y el 25 del mismo mes, publicaba Caras y Caretas una fotografía de una mesa ocupada por una veintena de blancos sombreros femeninos, con el siguiente epígrafe: “Fiesta dada por las alumnas de la Academia de Bellas Artes en honor de su profesor, señor Caraffa”. Y refería la noticia:

“El éxito creciente de la Academia de Bellas Artes de Córdoba y el de la exposición de cuadros realizada últimamente en la misma ciudad bajo la dirección del pintor Emilio Caraffa, han dado lugar a una original y simpática demostración.

Nos referimos al banquete ofrecido al artista nombrado, por un grupo de distinguidas señoritas, que han querido poner así de manifiesto las simpatías y gratitud a que se ha hecho acreedor Caraffa, como factor eficientísimo del cultivo del arte pictórico en la docta ciudad.

Esta demostración en honor del artista nombrado ha coincidido con el 8º aniversario de la fundación de la academia de pintura, por lo cual la fiesta fue doblemente significativa celebrándose el acontecimiento que esta fecha recuerda y los éxitos de su director.”

 

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