Cid y Siciliano perfilan la renovación del PJ Capital

Por Felipe Osman

La campaña terminó. Ahora, sobreviene una pausa. Un “alto el fuego” para que los cordobeses sopesen lo realizado y lo prometido por cada candidato antes de votar. 

Vale entonces aprovechar el interín para hacer algunas consideraciones que escapan al vértigo de esta campaña, que ha trascurrido con una beligerancia sin precedentes en la historia reciente de la ciudad.

Mucho se ha dicho ya de lo que oficialismo y oposición se juegan el domingo. A un lado, la posibilidad de asumir el control de la Provincia y digitar el alcance de la renovación sin quedar condicionado por una oposición que, además de estar fortalecida en la Legislatura y controlar del Tribunal de Cuentas, se plante en la segunda caja de la provincia y proyecte desde allí el liderazgo de la figura ascendente de Rodrigo de Loredo.

Al otro, las chances de articular a todo Juntos por el Cambio detrás de la UCR y desafiar a un PJ que verá empañado su camino hacia la consolidación de un nuevo ciclo en la provincia, y más aún la proyección de un programa político que exceda sus fronteras.

Ante esa composición de lugar, Hacemos Unidos ha salido a militar esta campaña con una fuerza pocas veces vista, potenciando su aparato propagandístico con un trabajo territorial permanente, quirúrgicamente diseñado para llegar al domingo con plena movilización de cada una de sus estructuras, con la convicción de que a nadie le sobrará ni un solo voto.

Ahora bien, para hacer este trabajo Llaryora y Passerini no se apoyaron sólo en la estructura viguista.

Junto al viguismo, otros espacios han crecido al abrigo de la gestión municipal. Y entre ellos destacan dos, Fogón Peronista, liderado por el legislador Juan Manuel Cid, y la fundación Pensando Córdoba, del secretario de Gobierno Miguel Siciliano.

No son los únicos. Raúl La Cava, al frente de la secretaría de Políticas Sociales, es un dirigente de peso dentro de la estructura viguista, y hay quienes lo ven como, en el medio o largo plazo, como el sucesor natural de la senadora nacional en el control de dichas estructuras.

Aparece también en el radar Juan Domingo Viola. Secretario de Participación Ciudadana que ha crecido territorialmente a partir de su participación en la gestión, estando a cargo de los CPC, de los Centros Operativos que están bajo la jurisdicción de cada uno de ellos, y también de desde su vinculación con el vecinalismo. Vale recordar que, aunque la Dirección de Centros Vecinales migró de su cartera a la que ahora controla Sandra Trigo, Viola conserva dentro de sus competencias la gestión del Presupuesto Participativo.

Otro dirigente en crecimiento es el concejal Diego Casado, que se ha erigido como el mayor referente de la seccional décima, que con su fugaz precandidatura a la Intendencia empezó a cultivar estructuras más allá de su seccional de origen, y que ha ganado protagonismo a partir de iniciativas respaldadas por el bloque oficialista, como el “narco-test” para funcionarios, y por tomar para sí la doble función defensiva-ofensiva desde el Concejo. Cabe recordar que Casado fue el primero en fijar un eje de la actual campaña: los señalamientos contra la lista de De Loredo.

Finalmente, también debe mencionarse al secretario de Transporte y ex presidente de la Tamse Marcelo Rodio. El funcionario ha construido estructura propia, tiene referentes en todas las seccionales y también apostó por posicionarse lanzando su precandidatura al Palacio 6 de Julio, que luego declinaría en favor de Passerini, como todos los demás anotados.

Aunque, como se ve, pretendientes no faltan, Cid y Siciliano se perfilan hoy como los jugadores con mayor peso específico para avanzar casilleros en el dominio de las estructuras territoriales del PJ. El legislador comenzó formando el espacio Fogón Peronista como un núcleo de profesionales que se acercaban al peronismo para buscar un rumbo dentro de la vida pública, aunque a partir de esa semilla inicial ha crecido una organización con dirigentes en todas las seccionales.

Pensando Córdoba, por su parte, también creció a partir de la posición y el protagonismo alcanzado por Siciliano en la actual gestión, y se potenció con su precandidatura a intendente, que fue el principal escollo interno a sortear por la candidatura de Passerini, respaldada a coro por el (resto del) llaryorismo y el viguismo.

Desde luego, a estas consideraciones falta una central: el rol que jugará Daniel Passerini, incógnita que está a punto de develarse.