Presente y Pasado (8) - Del Gobierno de Cámpora al Golpe de Estado

La 3ra parte se publicó con fecha 4 de junio

Nacional12 de junio de 2025 Eduardo Dalmasso
Campora

Por Eduardo Dalmasso*

Pacto social y estructura económica 

El “Pacto Social” fue el nombre con el que se conoció el programa económico inicial del tercer gobierno peronista, bajo la conducción del ministro José Ber Gelbard. Se basa en lograr un vínculo estable entre el Estado y las entidades corporativas de la sociedad civil. Una de las intenciones prioritarias del programa inicial del tercer gobierno peronista era el objetivo de compatibilizar la acumulación de capital con una distribución del ingreso más equitativa.

Pablo Garrido (Tesis de Maestría, UNSAM, 2021) advierte que el núcleo de los conflictos que se sucedieron, reside en la disputa por los términos del intercambio político: de la aceptación inicial se pasa al rechazo conforme divergían las interpretaciones.Existe consenso en que durante su primer año el modelo arrojó resultados positivos: crecimiento económico, mejora del empleo, aumento del salario real y superávit comercial. Pero ese momento virtuoso,  Cecilia Vitto, (2012) pronto choca con dos realidades: una inversión privada insuficiente y la vulnerabilidad ante la crisis internacional del petróleo. El aumento de salarios por encima de la productividad, sumado al alza de costos importados, termina por afectar la rentabilidad del empresariado. El sector más afectado: el aliado al proyecto, por su composición de mano de obra intensiva.

Reconocidos economistas identifican como punto débil la rigidez del programa, en especial el congelamiento de precios, que resultó inviable ante un contexto tan volátil. Di Tella (1986) subraya que la inflexibilidad cambiaria imposibilitaba la reorientación del modelo. Las tensiones crecieron a medida que las políticas no se adaptaban a tiempo. Garrido traza tres etapas: una inicial de control relativo, una segunda marcada por desabastecimiento y mercados negros, y una tercera, tras la muerte de Perón, signada por el vaciamiento político del Ministerio de Economía.

Las tensiones afloran abiertamente con el pedido de la CGT de acceso a los libros contables para verificar aumentos de costos. Julio Broner, presidente de la Confederación General Económica y defensor del modelo, demanda a los sindicatos al menos cuatro años de sostén para recomponer el salario. El conflicto gira en torno a tres pilares de toda economía capitalista: salario de los trabajadores, ganancia empresaria y participación en el ingreso nacional. Mientras vive Perón, él arbitra esas diferencias.

 

Coincidencias

Hay acuerdo entre analistas: el déficit fiscal en expansión alimentó una inflación reprimida, que al no resolverse desembocó en desabastecimientos. Sin una reforma tributaria que respaldara el gasto, el modelo se vuelve inconsistente y deriva en crecientes reclamos sectoriales. La rigidez cambiaria alimenta la dependencia de importaciones, lo que reinstala el clásico cuello de botella externo. En estas condiciones, la aspiración de redistribuir ingresos y sostener el crecimiento industrial choca con límites estructurales que el poder político sólo puede morigerar en el corto plazo.

 

Resistencias

Eduardo Basualdo (2006) señala a los grandes grupos económicos —Bunge & Born, Techint, Acindar, Alpargatas, Loma Negra, Ford, Esso— como opositores activos al modelo. Su rechazo no es sólo ideológico: sus intereses se ven directamente afectados. Resisten mediante desinversión, desabastecimiento, presión cambiaria y fuga de capitales. Schvarzer (1996) es contundente: “la oposición de los grandes grupos al Pacto no es sólo ideológica, sino funcional”. El sector financiero, se   afecta por la nacionalización de los depósitos, lo que lo acopla, a diversas acciones de resistencia.

La Sociedad Rural también actúa: rechaza las retenciones y precios máximos promoviendo retención de cosechas y desabastecimiento urbano. Se opone, al impuesto a la renta potencial normal de las explotaciones agropecuarias. (ley 20538) y al proyecto de una ley agraria.

Sectores del trabajo. La inflación reprimida y la incapacidad para controlar precios profundizan el deterioro salarial. Esto da lugar al surgimiento de sindicatos combativos que consideran al pacto social como una traición. Cecilia Vitto, señala la proliferación  de conflictos laborales, tanto por mejoras en las condiciones laborales como por incrementos salariales, que son arrancadas a los empresarios al interior de las fábricas.  Este contexto de movilización presiona y condiciona el accionar de la CGT.

La tendencia revolucionaria —Montoneros, Juventud Peronista y otros— leían el Pacto como claudicación ante el capital. “Un proyecto burgués de patrones y empresarios” Paralelamente, el ERP prosigue e intensifica sus acciones armadas contra empresas y estructuras estatales.

En medio de esa suma de presiones, el 12 de junio de 1974, Perón insinúa la posibilidad de su renuncia. Es más que un gesto dramático: es el reconocimiento de que su poder ya no puede contener las tensiones entre sus bases. El pacto se resquebraja. Y con él, también el consenso social que sustenta la promesa del tercer peronismo.

  • Dr en Ciencia Política (UNC-CEA)

 

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