Refundarse o refundirse

Otra vez el país está en la disyuntiva que se le presenta cada cierta cantidad de años, a las puertas de elegir como lo hace regularmente.

Nacional 07 de septiembre de 2023 Javier Boher Javier Boher
2023-09-06-boher

Por Javier Boher

[email protected]

Uno de mis tíos -a quien cito regularmente- decía que llega un punto en el que las instituciones deben refundarse para no refundirse. Más allá del juego de palabras, la idea es aplicable a todo tipo de organización social, que necesita ponerse en una posición de autoevaluación para saber qué funciona, qué no lo hace y qué debe cambiarse.

Mi tío estaba lejos de ser un trostkista que quisiera la revolución permanente. Era un “peronista de Perón”, esa fórmula vacía para tener pertenencia al colectivo e impunidad para criticar. Siempre oficialista del peronismo del momento, encontró un límite cuando llegó el kirchnerismo, al que consideró que iba a ser una experiencia peor que el menemismo (que él, como peronista orgánico, justificaba y militaba sin mayores contradicciones).

La experiencia de dos décadas bajo el mando del matrimonio santacruceño terminaron de darle la razón, en una muestra de que cuando se sabe de política de verdad, las cosas se pueden ver con décadas de anticipación.

El desastre que significó el kirchnerismo para el país hoy resulta evidente, lo que nos pone nuevamente ante una situación en la que la máxima inicial cobra mucho más sentido. La situación es conocida por todos, por lo repetida: las cosas se hacen sistemáticamente mal, la gente se funde y pretende refundar todo. En el medio, los elegidos -que se sienten iluminados para trastocar las cosas- subvierten el panorama político, pero sin transformar las prácticas de fondo. Son refundaciones discursivas o estéticas, apenas un maquillaje nuevo para el viejo orden de cosas.

La muy buena elección de Javier Milei se vincula directamente con eso, con esa necesidad de barajar y dar de nuevo que siente la gente de a pie. El “modelo de acumulación de matriz diversificada con inclusión social” que querían vender los cráneos del kirchnerismo terminó siendo un aguantadero de empleados públicos o contratados en organismos paraestatales, viviendo a costa de un sector privado en contracción y con masas de gente cada vez mayores viviendo en la informalidad. Se profundizaron las alteraciones de la Convertibilidad, pero con inflación y discurso de derechos humanos.

El colapso económico puso al país ante una nueva recesión que no se sabe dónde ni cuándo va a terminar. Esa situación empujó a Milei a vender grandes soluciones, dramáticas y revolucionarias, para la situación del país. Dolarización, despido de empleados públicos, recorte de jubilaciones y planes sociales, Estado mínimo y austeridad fiscal. Desde las PASO, poco a poco han empezado a recoger la línea de la caña. La suerte para ellos es que muchos ya picaron.

La crisis que vive el país es múltiple, no solamente económica. El deterioro del tejido social, la mala calidad de la educación pública, la falta de confianza en las representantes políticos, la corrupción en cada trámite, el colapso de la infraestructura y la falta de expectativas hacia adelante son algunas de las aristas de un problema tan complejo.

La elección de tercios dejó en evidencia que no hay una visión clara sobre el rumbo a tomar, pero sí se pudo ver que apenas un tercio apoyó el modelo propuesto hasta ahora. Aunque el peronismo pueda reinventarse, el relato del kirchnerismo ha encontrado un límite, uno que lo empuja a moderarse y abandonar los delirios de la patria socialista, que solamente existió en sus mentes y en los privilegios acumulados por la clase dirigente, tal como ocurre en los países que les sirven de guía.

Los dos tercios restantes coinciden en que hay que dar vuelta las cosas, pero las que cambian son las formas. Por un lado, una opción más centrada en la planificación y las instituciones, con la experiencia acumulada de la gestión previa y cuatro de cinco elecciones legislativas ganadas en años previos, que le dan el respaldo político para encarar las reformas que promueve en la campaña.

Por el otro lado, una fuerza política novedosa, sin estructura pero con muchos votos. Max Weber, al hablar del liderazgo carismático, no fue tan negativo como cabría imaginar. A su entender era por ese tipo de políticos que se podía sacudir la modorra de los sistemas políticos, dando lugar a profundos cambios en las sociedades que los siguen.

Sin embargo, entre las críticas decía que son débiles en su institucionalización, donde la lealtad al líder es central, despreciando el mérito y la organicidad, amenazando toda la construcción política a partir de lo que puede ser una crítica o una objeción planteada desde el respeto y la voluntad de mejorar. No existe la idoneidad para los cargos, sino simplemente la lealtad.

Juntos por el Cambio, a la inversa, representa el anquilosamiento, la burocratización del cambio, la pérdida de vigor. No es lo suficientemente potente para la demanda de transformación. La gente no quiere un terapeuta conyugal para salvar su matrimonio, quiere separarse y salir con los amigos que le dicen que se va a cansar de levantar en los boliches.

Argentina está en un punto en el que necesita cambiar algunas prácticas y modos de hacer las cosas si pretende seguir existiendo como entidad política unificada. Debe recuperar los acuerdos previos, transformando algunas cuestiones, pero sin caer en las garras de un refundacionalismo bobo que no transforme realmente las cosas. Debe aprovechar la fuerza del carisma y el contenido de la experiencia. No debe ser como los gobiernos entrantes que se largan a comprar colectivos nuevos con el color de la gestión que llega, sino como los empiezan por mejorar los caminos y poner en condiciones los colectivos que hay antes de largarse a comprar los nuevos. Aunque la idea resulta menos tentadora, es la única forma de dejar de quedarse regularmente a pata.

Lo más visto
ilustra pailizzi carpintero medina y natali comisiones

El Concejo puso primera: habemus comisiones y primeros chispazos

Gabriel Marclé
Río Cuarto 26 de julio de 2024

Aunque fue el segundo encuentro ordinario del periodo, la de ayer se sintió como la primera con la aprobación de las comisiones y la designación de cargos pendientes. La primera minoría (Primero Río Cuarto) ya tiene prosecretario y propuso representante en el EMOS.

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email