La derrota del PJ santafesino hizo subir las acciones del gobernador electo en el escenario del PJ nacional, al quedar como el mandatario de provincia grande con más proyección. Las apuestas del sanfrancisqueño con el perottismo que perdió el domingo.
Provincial 12 de septiembre de 2023
Bettina Marengo
Por Bettina Marengo
En el corazón del llaryorismo observan el triunfo del radical Maximiliano Pullaro en las elecciones de Santa Fe como un fenómeno provincial, pero al mismo tiempo admiten que la caída del PJ de esa provincia, que había llegado al poder tras doce años de gobiernos socialistas, que a su vez habían puesto fin a 24 años de hegemonía peronista, ubica al mandatario electo de Córdoba casi como único peronista en pie en el contexto del país. Con excepción de Axel Kicillof, si retiene la provincia de Buenos Aires el 22 de octubre, aunque consideran que se trata de un dirigente muy vinculado a la vicepresidenta Cristina Kirchner con pocas posibilidades de extender su influencia fuera de su provincia. Todo lo contrario de lo que observan en Martín Llaryora, en una lectura que obviamente dice entrelíneas que la proyección política del gobernador Juan Schiaretti no avanza después de las presidenciales de octubre. Hasta ahora, además de Santa Fe, perdieron a nivel provincial los peronismos de San Luis, San Juan y Santa Cruz. Es probable que en octubre Sergio Bordet no pueda imponer a su elegido, Adán Bahl, y Entre Ríos también cambie a color amarillo.
“Hacen fila para reunirse con él”, graficó uno de su mesa chica, que admite que su líder logró en pocos discursos (noche del triunfo de Daniel Passerini y lanzamiento de Schiaretti en Palermo) más visibilidad y captación de atención nacional que en veinte años José Manuel de la Sota y el actual jefe del Panal.
“Llaryora es efectivo, práctico y todas se le dan”, se sinceró un muy experimentado dirigente de Juntos por el Cambio en relación a los pasos que viene dando el sanfrancisqueño y a los contextos que favorecen sus planes nacionales o futuro, incluido el paraguas que le da la candidatura de Schiaretti para evitar una definición electoral respecto al panperonismo nacional de Sergio Massa. Por eso es casi una expresión de deseo del llaryorismo la percepción de que Javier Milei puede convertirse en presidente en primera vuelta, datos que los encuestadores cercanos a Schiaretti no tenían, al menos hasta hace una semana.
Sin embargo, Llaryora hizo dos apuestas con el perottismo en Santa Fe, y ambas fracasaron. Aunque envejeció mal la relación y supuestos acuerdos electorales entre Schiaretti y el saliente gobernador de la vecina provincia, Omar Perotti, quien hace rato se mantiene al margen del gobierno nacional, el sanfrancisqueño buscó sembrar a futuro con algunos de los dirigentes del rafaelino.
Hace un mes, el todavía jefe del Palacio 6 de Julio se reunió con el candidato a intendente del PJ de la ciudad de Santa Fe, Ignacio Martínez Kerz, actual secretario de Prácticas Sociocomunitarias del Ministerio de Desarrollo Social del gobierno de Perotti, quien el domingo perdió ante el médico Juan Pablo Poletti, exdirector del Hospital Cullen, de Juntos por el Cambio, y sucederá a Emilio Jaton, del Frente Progresista, como se se anunciaba tras las PASO. Llaryora recibió en sus oficinas a Martinez Kerz, con quien tiene una antigua relación, y le dio un fuerte apoyo electoral. No fue solo una declamación. También envió a Santa Fe a una delegación de funcionarios municipales responsables de temas ambientales, con Victoria Flores a la cabeza. “Estamos sembrando”, reconocieron desde la sede municipal. Junto a Kerz estuvo Marianela Blangini, titular de la delegación Rosario del gobierno provincial de Santa Fe y desde el domingo diputada provincial electa por la lista de Perotti.
La otra apuesta del todavía intendente de la Capital fue con el intendente de Rafaela, Luis Castellano, que perdió las elecciones locales luego de 12 años de peronismo frente al candidato de Juntos por el Cambio, Leonardo Viotti. La “perla del oeste” santafesino es la ciudad natal de Perotti, está a 90 kilómetros de San Francisco. Llaryora se reunió con Castellanos en su despacho, bajo el paraguas de los avances de la ciudad de Córdoba en materia de digitalización de trámites, que el colega dijo querer implementar en su ciudad. De la misma ciudad que Perotti y Castellano, Llaryora también se reunió, a principios de año, con el diputado nacional Roberto Mirabella, muy cercano al gobernador saliente de Santa Fe. Hablaron de los reclamos por hacer a la Nación por las asimetrías interior-AMBA, del acueducto Paraná-Córdoba, de la mal llamada Hidrovía. En ese momento, se especuló del posible pase de Mirabella al Interbloque Federal de la cámara baja donde están los diputados schiarettistas.
De los ganadores, del domingo, Llaryora tiene buena relación con el reelecto en Rosario, Pablo Javkin, hombre de JxC que le ganó con lo justo al peronista Juan Monteverde. Supieron esbozar, con Jatón y otros intendentes de ciudades grandes, una liga de jefes comunales transversal para pelear el reparto de fondos nacionales al transporte. No está claro si tiene vínculos con el futuro gobernador Pullaro, dirigente del radicalismo de Martin Lousteau y Emiliano Yacobitti que supieron tener, sí, una buena llegada al Schiaretti que quiso unirse a la línea Larreta de Juntos por el Cambio.
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