Entre Jujuy y Chaco; cierre de campaña difuso para Juez

Existe un funcionario provincial muy cercano al intendente y candidato del oficialismo, Martín Llaryora, al que le gusta repetir que el dueño del despacho principal en el Palacio 6 de Julio tiene un atributo especial, casi angelado. De los que sacan un rédito en situaciones que para otros pueden lucir críticas o de máxima tensión. El funcionario, candidato a su vez en las elecciones del próximo domingo, usó ese ejemplo con la pandemia del coronavirus y cómo el contexto sanitario le permitió al intendente avanzar sobre algunos privilegios con los que, entienden en el entorno de Llaryora, contaba el Suoem hasta diciembre del 2019

Y en las últimas semanas repitió el concepto. Más aún con lo que está ocurriendo en el tramo final de la campaña provincial, de cara a unas elecciones completamente polarizadas entre el candidato del peronismo y el senador y postulante por Juntos por el Cambio (JpC), Luis Juez; dentro de un escenario en el que, la centralidad que se creía tendría la parte final de la agenda proselitista en Córdoba, sería casi total. Absoluta.

Situación que se contradice con lo que marcó la agenda mediática nacional en los últimos días a raíz de lo acontecido, en Chaco primero, y en Jujuy después. Porque, lo que todo indica que se trataría de un femicidio en la provincia gobernada por el kirchnerista Jorge Capitanich, lo dejó con un resultado adverso para su espacio en las Paso y a las puertas de una dura derrota en la segunda mitad del año. En tanto, lo acontecido en las últimas horas en el territorio que administra el radical Gerardo Morales, a raíz de haber impulsado una reforma en la Constitución provincial, acaparó la atención de todos los medios nacionales y motivó, entre otras cuestiones, los vergonzosos cruces en Twitter entre el gobernador y presidente de la UCR Nacional, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

 
Tal vez sin conocer la influencia de todo esto, o conociendo sólo un porcentaje del impacto, la sugerencia que llegó el viernes desde un consultor con peso a los principales despachos del Municipio parece ser obedecida y no hay respuesta agresiva desde el llaryorismo a los últimos embates de Juez. El consejo, números en mano el fin de semana, fue “planchar aún más la campaña”. No preparar munición gruesa y aguardar, respetando los pasos coordinados con el Centro Cívico, para desarrollar los últimos tramos de la campaña del oficialismo.

Y esto, parece surtir efecto. Al menos, con esa tranquilidad –que no es sinónimo de confianza- transitan las últimas conversaciones entre El Panal y el Palacio 6 de Julio.

Para Juez, por estas horas el escenario es distinto. El PJ cree que se devoró el capital de la épica que había conseguido con el meritorio freno al ingreso del gobernador Juan Schiaretti a JpC y que esa centralidad, ahora está en baja. O, al menos, sin aditivos para seguir creciendo. “Llegó al techo”, dijo ayer a Alfil otro dirigente de relevancia en el mapa del peronismo capitalino.

La preocupación generada por el grave episodio de violencia de género en el Litoral dejó a la coalición opositora a las puertas de quedarse con un bastión clave para rodearle la manzana al formoseño Gildo Insfrán. Y tocar la puerta por un nuevo reclamo ante la Corte que falle de igual manera que en San Juan o Tucumán. Así, con la misma expectativa que los canales porteños le daban horas de panelismo a Juez, hoy transmiten en vivo y a dos móviles las alternativas del caso Cecilia Strzyzowski, la joven que fue víctima del clan Sena, uno de los tantos tomadores de pobres como rehenes que tienen los caudillos del PJ.

Lo de Jujuy tiene otro tufillo. La presencia violenta de militantes de otras provincias –y hasta de otros países-, sumado a la represión policial en medio de una asamblea legislativa convocada un feriado, le complicaron a Morales su semana más esperada: la del cierre de listas nacionales. Y empieza a esfumarse el sueño de alcanzar, al menos, el segundo casillero de la fórmula detrás de su únicoo aliado en el PRO: Horacio Rodríguez Larreta.

Ayer, los desmanes y episodios de violencia en Jujuy contaron con el rechazo absoluto de todo el arco opositor nacional. Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Maximiliano Ferraro y Miguel Ángel Pichetto, entre otros, salieron a sostener a su socio radical.

En Córdoba, la reacción no fue la misma. De los top, Mario Negri, Ramón Mestre y Rodrigo de Loredo, en ese orden, salieron a cruzar la escalada de violencia en Jujuy. De los tres, el único aliado directo del jujeño es el exintendente; con los otros dos, la relación no es la misma, pero la banca en Twitter fue valorada por otros usuarios/correligionarios.

De parte de Juez, el accionar fue distinto. La relación entre él y Morales se dañó luego del recordado viaje en auto para frenar el affaire del jujeño y Larreta con Schiaretti. Lo que se dijeron ese día el senador y el gobernador norteño en el Comité Nacional de la UCR no tuvo vuelta atrás. Y eso quedó comprobado en las últimas horas.

Con buena parte de sus socios locales solidarizándose con Morales, Juez quedó a la espera de una Bullrich que no llegó por cuestiones climáticas para lo que hubiera sido la última presencia de una figura de peso nacional en el desenlace de la campaña cordobesa. Así, la recta final es con una fuerte dosis de provincialización y un cierre que se pone difuso para Juez en el mapa mediático. En lo periodístico, lo nuevo también pasa por otro lado.