De Fernández a Roca

La polémica por el canto de Enzo Fernández coincidió con el aniversario del nacimiento de Julio Argentino Roca, creador de la ciudadanía argentina inclusiva

Nacional18 de julio de 2024Redacción AlfilRedacción Alfil
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Es curiosa la forma en la que algunas veces coinciden las cosas. Quizás tales coincidencias no existen realmente y son el producto de una mente que involuntariamente está buscando relaciones todo el tiempo.

Anteayer empezó un revuelo por el fragmento de una canción que se coló en un video en vivo que estaba filmando Enzo Fernández al momento de celebrar un nuevo título con la selección. Un quisquilloso compañero del Chelsea hizo referencia al supuesto racismo del hecho y poco a poco se fueron sumando voces críticas que tratan de destruir la reputación de un jugador que no te dado muestras de ser un mal compañero ni de guiarse por el color de piel, la religión profesada, ni cualquier otra condición a la hora de relacionarse con la gente.

La polémica se vuelve a subir a la moda de las almas sensibles que descontextualizan las cosas y ven malicia en todos lados. Quizás la Argentina sea un país más racista de lo que está dispuesto a aceptar, pero es significativamente menos racista que las poblaciones de los países que hoy alzan el dedo para señalar a un futbolista que estaba disfrutando de un momento empapado en el típico folklore del deporte. Pocas cosas son menos importantes que el color de piel en un mundo tan meritocrático como el del fútbol. 

Mientras este debate seguía en redes sociales con las repercusiones globales de lo que había pasado, algo un poco menos masivo se coló en la agenda: un nuevo aniversario del nacimiento del General Julio Argentino Roca, el prócer que llegó tarde al bronce. Ayer se cumplieron 179 años desde que nació en Tucumán, provincia fundamental para el surgimiento y consolidación de la patria. A raíz de esto la diputada Sabrina Ajmechet propuso que los 17 de julio sean un día para recordar al constructor del Estado Nacional (sin feriado, pero en el calendario escolar como el día del himno o el día de la escarapela).

Necesariamente las historias sobre racismo en Argentina tienen que tocar al presidente Roca, al que el revisionismo ha tratado de convertir en un sanguinario genocida apátrida, institucionalizado la violencia y el racismo para poner al Estado al servicio de intereses extranjeros. Pobre gente…

Las imágenes sobre las consecuencias de la campaña al desierto poblaron las redes, particularmente aquellas en las que se podía observar la manera en la que algunos aborígenes eran exhibidos en museos como rareza antropológica. Aunque en aquel momento aquello era aceptado de acuerdo a los estándares científicos y morales, hoy se trataría de una práctica repudiable (que se extendió en Francia hasta fines del siglo XX, mucho más que en nuestro país). 

La Argentina que construyó la Generación del ‘80 fue la de un liberalismo diferente al de otras regiones americanas. Esto se debió particularmente a la visión de Roca, que había recorrido todo el país como militar, compartiendo con personas de distintos orígenes la homogeneización que de los soldados hacen los cuarteles. Además, desde el momento en el que se le respetó el grado militar al cacique rebelde Manuel Namuncurá y que no se establecieron categorías jurídicas diferentes para los vencidos, la motivación racista para la conquista de la Patagonia queda excluida.

Alguna vez leí por allí que la visión que Roca tenía de la ciudadanía era una visión romana, a diferencia de la visión restrictiva que suelen tener los anglosajones. A medida que se fue expandiendo, Roma definió un ordenamiento legal en el que era muy importante el estatus de ciudadano y, por lo tanto, las formas de adquisición de la ciudadanía. Aunque la cosa fue cambiando con el tiempo, el único criterio que no existía para adquirir la ciudadanía romana era el del color de piel: esclavos liberados, hijos de al menos un ciudadano romano casado legalmente o los legionarios que cumplían sus años de servicio eran algunos de los que accedían a dicho estatus.

La idea de nacionalidad en Argentina se empezó a construir por aquellos años de Roca. Durante y después de su primer mandato se alentó la inmigración, que llegó desde distintos lugares del mundo y a los que se les aseguraron sus derechos. Se les permitió profesar su religión, hablar su idioma y preservar sus costumbres, pero sirviendo a ese nuevo Estado que les permitía construir un nuevo proyecto de vida. Así fue como poco a poco hubo distintas oleadas migratorias que fueron contribuyendo a la rica diversidad del país.

Quizás la historia racista de Europa les impide ver qué hay otros lugares en el que se viven las relaciones personales de otra manera y en donde los apodos con referencias al color de la piel, la forma de los ojos o el peso corporal son de uso cariñoso y no despectivo. Está bien que Enzo Fernández pida disculpas por lo que pasó, pero no hay que pasarse de rosca con la corrección política: acá en este país la cosa funciona de un modo diferente al de los países europeos.

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