Seguir reformando el Estado

Las desregulaciones y reducción de la burocracia siguen a paso firme, todavía con resultado electoral incierto

Nacional12 de febrero de 2025J.C. MaraddónJ.C. Maraddón
2025-02-11-sturzenegger-milei
Por Javier Boher 
Hay un vídeo (ya un clásico, a esta altura) del día de asunción de Alberto Fernández. Es un fragmento de la presentación de una banda llamada Sudor Marika que escandalizó por las rimas subidas de tono. Sin embargo, lo pegadizo de las rimas no evita que recuerde la introducción que hace la cantante antes de empezar la canción. “Vuelven las políticas públicas”, dice, como si tal cosa pudiera haber desaparecido en algún momento durante el gobierno de Macri.
En realidad, lo que se lee entre líneas por esa afirmación sería algo así como “vuelve un gobierno que cree que gobernar es hacer que el Estado gaste plata en cualquier cosa que ponga contenta a su base de adherentes”. Las dos décadas de aumento del intervencionismo estatal demostraron no haber servido para mucho en términos estructurales: no se redujo la pobreza, hubo destrucción de la infraestructura pública y los privados se comieron el capital por el pésimo manejo de la economía. Si esas son políticas públicas, casi que es mejor declinar el convite.
Buena parte de la solidez de la base de apoyo que tiene el gobierno se explica por el avance en el desmantelamiento del Estado, un proceso en el que prácticamente nadie ha logrado marcar un punto válido y evidente de un perjuicio a la comunidad. Todo se trata de afirmaciones vagas y ambiguas que, en el improbable caso de que tengan un dato, va a ser un dato que no explique por sí mismo el éxito o el fracaso de la política pública teóricamente afectada. Un buen ejemplo de esto último es el referido a los despidos en el área de prevención del VIH. Si los contagios -según la misma publicación- llevan un par de años en aumento, ¿cuál ha sido el papel jugado por esa burocracia creciente? En algunos casos es como cuando un equipo juega con uno más: entre la desesperación y el creer que el número va a hacer al resultado, al final el que tenía alguno menos termina rescatando un punto valioso. 
Quizás por eso el desmantelamiento progresivo del Estado y el levantamiento de regulaciones absurdas sigue funcionando como instrumento de legitimación del gobierno. Entre las pocas cosas realmente positivas que sacamos de la Pandemia estuvo el poder comprobar que las cosas funcionaron sin dependencias llenas de empleados públicos. 
En los últimos días se anunciaron nuevas medidas que ejemplifican con claridad cómo ha funcionado el estado durante años, con un impacto grande para millones de argentinos que no alcanzan a medir la magnitud por el pequeño contacto que tienen con esas burocracias.
Uno de esos anuncios fue el de la paulatina eliminación de los registros del automotor. Todo pasará progresivamente a tratarse de manera digital, eliminando papeles e intermediarios en el proceso de compra y venta de vehículos. Seguramente habrá gente que llore por la pérdida de puestos de trabajo, pero qué fantástico poder transferir un vehículo sin moverse de la casa. El siguiente paso debería ser una sana competencia entre municipios para ver cuál cobra menos por patente, habida cuenta del robo que es en algunas ciudades como Córdoba.
Otro de los cambios en las regulaciones fue la referida al Senasa, el área del Estado encargada de velar por la sanidad alimentaria, relevando y autorizando cuestiones referidas a la producción y comercialización de alimentos. Frutas, carnes, leche, todas dependen de las regulaciones contenidas en esos reglamentos. El ministro Sturzenegger anunció que se descartó la normativa vigente para las frutas, escribiendo una nueva desde cero. La producción frutícola es muy importante en algunas regiones, que además de los problemas asociados a la falta de mano de obra y la mala infraestructura debían lidiar con trámites pesados para la aprobación de empaques o envoltorios, así como la prohibición de exportación de ciertas clases de frutas (sólo se podía vender fruta premium, un absurdo). Quizás los ciudadanos no puedan darse cuenta de esos cambios cuando van a la verdulería, pero productores con más incentivos para exportar producen más y mejores frutas, que eventualmente mejoran la calidad de las que llegan a los mostradores locales.
Ayer, además, se sumó otra área a la lista, la de hábitat y vivienda, un espacio creado específicamente para que los punteros del Movimiento Evita puedan manejar recursos para las organizaciones piqueteras. Desde el censo de 2001 al de 2022 se puede comprobar que hay menos argentinos dueños de su casa, pero seguro aparecerá alguno a decir que con esta modificación se perderán los planes de vivienda. Cooperativa Horizonte es enorme justamente porque la acción estatal en el área fue deficiente, gastándose la plata en sueldos de punteros y proyectos nunca realizados (como los del grupo de Juan Grabois). Allá por 2009 engancharon al hijo del piquetero Emilio Pérsico llevando marihuana en una camioneta del ministerio al que pertenecía la secretaria de vivienda; 16 años es mucho tiempo como para darse cuenta de que ahí no se hacía lo que decían hacer.
Se habló de que ya pasó la motosierra y que llega el tiempo del bisturí. Otros llaman a esto “motosierra 2.0”. Ya veremos qué nombre queda, lo seguro es que los beneficiarios de estos cambios son más numerosos que los del modelo anterior, aunque sean mucho menos ruidosos. Al final todo se medirá en las urnas.
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