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Parte 2/2
Nacional06 de marzo de 2025 Daniel Alvarez SozaPor Daniel Alvarez Soza
Doctor en Ciencia jurídicas y Sociales.
Doctor en Ciencia Política.
Para abordar esta materia, que relacionamos con el estudio de este trabajo, debemos dejar en claro si lo vivido en la república Argentina fue una guerra convencional o guerra de guerrillas. Para ello es importante lo que apunta el Gral. Cattaneo, quien ejemplifica: “que en la guerra convencional hay un límite en donde de un lado está el enemigo y del otro usted con su tropa. En la guerra de guerrillas, en cambio, está todo entremezclado e incluso mimetizado con la población civil. El factor sorpresa prima, se vive en la amenaza permanente y es difícil la identificación del enemigo. A diferencia de la guerra abierta, hay un uso de medios no escolásticos. A modo de ejemplo, si te movilizas con una camioneta, capaz que pases por una alcantarilla y la alcantarilla explota; eso no es propio de una guerra común y menos en la zona de retaguardia. Sí es factible en una guerra convencional que en tu zona te caiga un proyectil enemigo arriba de la camioneta, porque la guerra es frontal. En cambio, en la guerra de guerrillas, uno convive con el enemigo pero no sabe de antemano en dónde está” (12).
Añade R. Linn en “Terrorism, Morality and Soldiers” que “En comparación con el terrorismo, la guerra convencional tiene unas normas claras: existe un territorio neutral reconocido por los bandos en liza, las fuerzas armadas van identificadas (…) existe la concepción de que el uso de fuerzas armadas contra civiles es excepcional o aberrante. En cambio, el terrorismo se propone la destrucción de las normas establecidas (…) los terroristas desdibujan la distinción entre combatientes y no combatientes: afirman que la guerra es guerra y que todo intento de imponer límites éticos a la guerra es fútil” (13).
Se sostiene esta tesis porque las organizaciones guerrilleras o terroristas se inclinan, según lo demuestran los hechos, más bien en una guerra de guerrillas y no en una guerra convencional; las razones las podemos explicar, según la exposición que hace Horgan, el que sostiene lo siguiente: “Las tácticas terroristas, desde el punto de vista de sus ejecutores, tienen que diferir de las de la guerra convencional: los terroristas, que suelen ser escasos en número y poseer recursos poco sofisticados, serán destruidos si emprendieran una confrontación bélica convencional; no disponen de los recursos necesarios, ya que por su propia naturaleza ilegal son individuos semiclandestinos que trabajan para organizaciones encubiertas. En lugar de experimentar las victorias y derrotas de las guerras de tipo simétrico en las que los bandos están provistos de una sofisticación técnica y unos recursos hasta cierto punto iguales, los terroristas adoptan tácticas de guerrilla en un proceso de desgaste constante. Un factor primordial para el triunfo de esta estrategia es que, al determinar los terroristas cuál es el teatro de operaciones sin que su enemigo pueda hacer nada al respecto, se compensa esta desigualdad de recursos” (14). Con esto, podemos establecer que la “guerra de guerrillas” le permite a la organización subversiva equilibrar y conciliar las diferencias estructurales.
Mones Ruiz, en tanto, explica: “A veces uno ha escuchado decir: ¿Cómo 500 guerrilleros en el monte pueden enfrentar a un ejército profesional? Bueno, ésa es la ventaja relativa que tienen las operaciones no convencionales, en donde pocos pueden ganarle a muchos. En una guerra irregular, asimétrica, se adoptan técnicas de combate diferentes. La consigna de la guerrilla es “cuando el enemigo está cansado y débil pego, cuando están fuertes me retiro” (Así lo planteaba Mao Tse Tung). Además, no podemos contabilizar sólo a los guerrilleros que estaban en el monte tucumano. Se calcula que el ERP en total tenía 6000 combatientes y otros miles en la zona de influencia cercana en la zona de influencia, y había cinco compañías más apoyando a la Compañía de Monte en Tucumán. Sobran ejemplos de revoluciones exitosas que empezaron con un puñado (…) la historia demuestra cómo con pocos (…) se puede” (15).
Pozzi agrega: “el PRT-ERP había estudiado cuidadosamente la experiencia vietnamita. El Destacamento de Propaganda Armada, lanzado en la década de 1930 y encabezado por Giap, nunca pasó de algunas decenas de hombres que sufrieron varios duros reveses. Recién en 1945, con el colapso de los japoneses, fue que los vietnamitas estructuraron un ejército irregular que rápidamente se trasformó en el Ejército de Liberación Nacional” (16).
Y, según la casuística ¿cuál fue la eficacia de la guerra irregular? El General Bussi resume: “si usted hecha una mirada a la historia contemporánea, no sé qué Ejército regular le ganó a la guerrilla: Indochina venció a los franceses y después a los americanos, Argelia a los franceses les rompieron los huesos; Cuba ganó la revolución; en Colombia hace sesenta años que está combatiendo a las FARC. (…) el agresor establece la estrategia, define el lugar, el día hora de combate. Antes de empezar con el operativo Independencia no habíamos tenido enfrenamiento militar para combatir el foquismo, fue toda una novedad, nunca fuimos instruidos para este tipo de guerra. Yo una visión tenía por mi experiencia en Vietnam. Aprendíamos conforme el enemigo actuaba. (…) este tipo de guerras es un drama en donde la síntesis es matar para que no te maten” (17).
Además la confusión se potencia ante las características de un enemigo que converge acciones de terrorismo y guerrilla en una suerte de mezcla en donde las diferencias no resultan tan claras. “El terrorismo es una acción de carácter delictual, cuyo objetivo es la toma del poder o debilitarlo, provocando terror en la comunidad o a sus potenciales víctimas” (18). Y se caracteriza por la “naturaleza aleatoria de los atentados con bomba perpetrados sin advertencia previa, una táctica terrorista para suscitar un clima general de incertidumbre en el que el ciudadano se pregunte si él o alguno de sus conocidos será el próximo en morir” (19).
En este accionar, los Montoneros se destacaron. No es que el ERP fuese eminentemente guerrillero y Montoneros eminentemente terroristas, sino que había tendencias. “El ERP, la tendencia era la guerrilla y accesoriamente el terrorismo. En Montoneros, la tendencia era el Terrorismo y rara vez la guerrilla” (20).
Frente a esta materia, diremos que en la experiencia chilena se dará una situación, en la cual categóricamente debemos afirmar que el accionar subversivo contó en todo momento con el aval del Gobierno marxista del Dr. Salvador Allende Gossens, quien no sólo convocó a estas agrupaciones a formar parte de su gobierno, sino que además, oponiéndose a la decisión de los tribunales de justicia, indultará a peligrosos miembros de estas agrupaciones, tanto del MIR como de la VOP, acción que se asemejará a la decisión asumida por el Presidente Héctor Cámpora , liberando a subversivos el mismo día de su asunción y por otra parte, instalándolos en su gobierno.
Salvador Allende líder de la Unidad Popular (UP) (21), que instalaba un gobierno de corte izquierdista por la vía electoral, nunca se desprendió de la alternativa violentista para establecer la dictadura del proletariado en su régimen, cuestión que quedó demostrada desde el primer día de su gobierno. La violencia asumió el poder junto a Allende. La Ultraizquierda representada al principio sólo por el MIR había sido burlona y crítica de la vía electoral elegida por la Unidad Popular para establecerse en el Gobierno, de hecho sus dirigentes consideraban a esta fórmula como una expresión burguesa de la izquierda.
Será el mismo Allende quien impidió el lanzamiento de los violentistas, fuera de la UP y del gobierno.
A pesar de tener el Presidente socialista un largo pasado democrático (con un cuarto de siglo como Senador e incluso como presidente de tal corporación) “con el correr de los años, se había inclinado, con simpatía romántica (sin renunciar a sus hábitos burgueses de vida) hacia revolucionarios y guerrilleros: admiraba a Fidel Castro y a Ho-Chi-Minh; los había visitado a ambos, a Fidel varias veces. (…)”
Allende llamará a los miristas “jóvenes idealistas” en un discurso que tuvo lugar en Valparaíso a principios de 1971, justificando el indulto del cual los hizo beneficiarios, tal como Perón lo hacía cada vez que emitía declaraciones desde Madrid, refiriéndose a las nacientes agrupaciones subversivas. Sin embargo, a diferencia del tercer Gobierno del líder justicialista, Salvador Allende justificará la existencia de estos grupos incluyéndolos en la primera línea de su gobierno, formando parte éstos del GAP (Grupo de Amigos Personales o Grupo de amigos del Presidente), que eran un equipo de seguridad propio al margen de las Fuerzas Armadas y Carabineros. “los GAP eran jóvenes de izquierda, violentistas, armados hasta los dientes y con entrenamiento militar; en un principio muchos pertenecían al MIR. Y los que no fueron miristas eran socialistas afines a la ultraizquierda, como era el caso del jefe del “grupo” Max Marambio” (22).
Con esto, podemos concluir, siguiendo el razonamiento de Vázquez Viera, que es correcto señalar que el proceso subversivo que afectó tanto a la Argentina, como a Chile fue más bien una guerra revolucionaria, por las características que hemos reseñados en ambas realidades, por lo que el citado autor nos dice: “…llamaremos a este proceso subversivo -guerra revolucionaria- la que fue definida por Robert Thompson, como “Una forma de guerra que permite que una minoría, pequeña y despiadada, obtenga por la fuerza el control de un país, apoderándose, por lo tanto, del poder por medios violentos y anticonstitucionales” (23). Cuestión que se confirma dado el carácter de organización que consiguieron las distintas agrupaciones guerrilleras, esto, aún cuando en sus orígenes se utilizaran ciertas actuaciones de características propias de la guerra de guerrillas.
Ver más:
12.- Archivo del Autor. Citado por MARQUEZ, Nicolás. “El Vietnam argentino: la guerrilla marxista en Tucumán”. 1ª Edición, Buenos Aires.: el autor, 2008. Pág. 138
13.- LINN. R. “Terrorism, Morality and Soldiers. Motivation to Fight- An Example from de Israel Experience in Lebanon”; Terrorism, 11, 2, 1988. Pág. 139-149, citado por HORGAN. John: “Psicología del Terrorismo. Cómo y por qué alguien se convierte en terrorista”. Barcelona, Ed. Gedisa, 2006, Pág. 157.
14.- HORGAN, John: “Psicología del Terrorismo. Cómo y por qué alguien se convierten terrorista. Barcelona”. Ed. Gedisa, 2006. Pág. 37-38.
15.- POZZI, Pablo: El PRT-ERP. “La guerrilla marxista. Por las sendas argentinas”. Segunda Edición, Buenos Aires, Imago Mundi. Pág. 280.
16.- POZZI, Pablo: El PRT-ERP. “La guerrilla marxista. Por las sendas argentinas”. Ob. cit. 282.
17.- Archivo del autor. Citado por MARQUEZ, Nicolás. “El Vietnam argentino: la guerrilla marxista en Tucumán”. Ob. cit. Pág. 140.
18.- GAMBOA, Fernando. “Derecho Internacional Público”. Editorial Cono Sur. Santiago, Chile. 2003. Pág. 411. Y apuntes del Doctorando Daniel Álvarez Soza, en calidad de Prof. de Derecho Internacional Público. Universidad Central de Chile.
20.-MARQUEZ, Nicolás. “El Vietnam argentino: la guerrilla marxista en Tucumán”. Ob.cit. Pág. 140.
21.- Unidad Popular (UP): Agrupación de partidos políticos de izquierda que gobernara Chile entre el 4 de noviembre de 1970 a 11 de septiembre de 1973, conformada por el Partido Socialista (PS), el Partido comunista (PC), la Acción Popular independiente (API), el Partido Radical Revolucionario(PRR) y el Movimiento de de Acción Popular Unido (Mapu).
22.- Revista QUÉ PASA: “CHILE BAJO LA UNIDAD POPULAR. Número 12. Editorial Qué Pasa. Santiago 1976. Págs. 7, 8 y 9.
23.- Guerra revolucionaria y estrategia mundial, 1945- 1969, Buenos Aires, Páidos, 1969, Pág. 20. Citada en “Juicio a los militares”, Cuaderno de la Asociación Americana de Juristas Nº, Pág. 122. Citada además por Vázquez Viera, Emilio: “El proceso subversivo en la Argentina a través de la bibliografía nacional”. Pág. 32.
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