Desde el 10 de diciembre, el gobernador comenzará a demarcar su influencia en el territorio provincial. Para Río Cuarto, el reparto de intendentes favorece a Llaryora, con un peronismo que recupera municipios respecto a años anteriores. Aun así, afirman que “de nada sirve” si no se gana en la capital alterna.
Río Cuarto 29 de noviembre de 2023
Redacción Alfil
Por Gabriel Marclé
El departamento Río Cuarto cambiará de autoridades en 28 de sus 29 localidades, situación excepcional que la diferencia del escenario que se dará en el resto de los municipios cordobeses y que responde a que el Imperio se despegó del intenso calendario electoral de este año. Con sus más de 290 mil habitantes, esta zona ha perdido influencia con respecto al departamento Colón y pasó al tercer lugar en el ranking de zonas más populosas de Córdoba. Sin embargo, el gobernador electo Martín Llaryora cuenta con que las tierras ranqueles sigan aportándole al Gobierno provincial lo mismo que desde hace más de 24 años y con una ventaja respecto a otros tiempos: en el reparto de intendencias, el oficialismo cordobés tendrá mayoría. Eso sí, a la ficha más importante se la jugarán el año próximo en la capital alterna.
La era Llaryora comenzará con un respaldo diferente al de los últimos cuatro años. El color del territorio riocuartense cambió de colores después de que se definieran las elecciones municipales, las últimas que se desarrollaron el 25 de junio. El 10 de diciembre se concretará aquello que Alfil adelanto inmediatamente después de las provinciales, que serán más los municipios con los que el gobernador podrá jugar en tándem. Aun cuando Luis Juez fue el candidato más votado en el departamento, Llaryora completó 14 municipios a su favor, mientras que Juntos por el Cambio gobernará en 12.
De esta manera, el gobernador será puesto en funciones al mismo tiempo que asumirán sus aliados en Achiras (asumirá Mauricio García, el responsable de la vuelta del peronismo al Gobierno en la localidad), Adelia María (con el reelecto Jorge Marino), Alpa Corral (Vanina González), Bulnes (Rubén Maspero), Chaján (Néstor Peralta), La Cautiva (Rosana Ferreyra, quien desplazó del poder al radicalismo tras veinte años), Las Higueras (Gianfranco Luchessi), Las Peñas Sud (Nahuel Biolé), Malena (Leonardo Cravero), Sampacho (Franco Suárez), Santa Catalina – Holmberg (Maximiliano Rossetto), Suco (Flavia Bonelli) y Tosquita (Facundo Brizzio). Además, contará con al menos siete meses más de Juan Manuel Llamosas intendente en Río Cuarto.
De las dos localidades restantes en renovar autoridades, Llaryora ya puede contar con al menos una de ellas, producto de las nuevas sociedades que se reconfiguraron durante el desarrollo de la campaña nacional y el balotaje que le dio la victoria a Javier Milei. Si el nuevo Partido Cordobés considera a La Libertad Avanza como parte de su alianza, el nuevo gobernador podrá contar también con Adrían Radice de Villa El Chacay en su mesa de intendentes riocuartenses, uno de los tres jefes comunales libertarios de todo el territorio nacional. Con esto, el dominio se extendería hasta 15 municipios.
Claro está que el estilo de gestión cordobesista que inicio José Manuel de la Sota y que continuará Llaryora está marcado por la noción de “trabajo conjunto pese a las diferencias”, por lo que varios intendentes del radicalismo podrían entrar en el “gris” entre aliados y opositores, siempre pendientes de las obras que puedan llegar desde Provincia. “Muchos radicales están entusiasmados por trabajar con nosotros”, afirman desde el llaryorismo regional.
Pese al dominio entre intendentes, al gobernador le quedarán pendiente dos cuestiones clave para darle fuerza a los primeros cien días de su gestión. Lo principal tiene que ver con la segunda ciudad provincial que irá a las urnas en pocos meses, lo que sin dudas significará el primer test electoral del llaryorismo. Es por eso que desde la Municipalidad de Río Cuarto afirman que el nuevo gobernador comenzará a meterse en la campaña con mayor rapidez de lo esperado, dejando al Imperio como una de las prioridades inmediatamente después de la transición gubernamental.
“De nada sirve tener tantos intendentes si no tenemos al de Río Cuarto”, analizaba desde capital un dirigente del PJ que dialogaba con Alfil sobre las trascendentales urnas del 2024. Llaryora tendrá voz y voto en la estrategia local que comandará Juan Manuel Llamosas, incluso en la elección del sucesor peronista, la gran incógnita del Imperio. Mientras tanto, el intendente local tendrá siete meses para poner la ciudad en orden y organizar su ascenso, pensando en que las municipales también serán la última prueba para garantizar su llegada al gabinete provincial. Facundo Torres lo reemplazará en la presidencia provisoria de la Legislatura.
La otra cuestión pendiente tiene que ver con la conformación de una mesa regional fuerte no solo en números, sino también en acciones. El llaryorismo viene conformando equipos de dirigentes -intendentes salientes y electos- de la región que puedan comandar el territorio, ya sea desde el Centro Cívico de la capital alterna o desde una nueva mesa política centrada exclusivamente en la estrategia territorial.
Tras una nueva reunión con la conducción provincial del gremio, el Centro Cívico pospuso para mañana la nueva oferta a los docentes, que analizarán la propuesta la semana próxima. La aceptación o el rechazo llegarán cuando se haya agotado la conciliación.
Tras siete meses, se designó a un nombre de LLA al frente de ANSES. La abogada Silvina Drovandi asumió como directora de la delegación local. Es la segunda dependencia que suma un nombre libertario. Resta blanquear quién será el titular de la Agencia Territorial de Empleo.
Aunque fue el segundo encuentro ordinario del periodo, la de ayer se sintió como la primera con la aprobación de las comisiones y la designación de cargos pendientes. La primera minoría (Primero Río Cuarto) ya tiene prosecretario y propuso representante en el EMOS.
La primera sesión legislativa del segundo semestre se vio atravesada por una discusión inédita que nadie vio venir. La crisis que atraviesa el multimedio de los SRT terminó siendo el chivo expiatorio de la “politiquería” en la Unicameral.
