Boleto a $900, primera suba de la era De Rivas (servicio a revisión)

Por Gabriel Marclé

En apenas 45 días como intendente de Río Cuart, Guillermo De Rivas ya atravesó varias primeras veces que condensaron varios puntos de inflexión en un tramo cortísimo de tiempo. Primer conflicto gremial con los municipales, primer déficit primario y, desde el sábado, primer aumento del boleto de colectivos. Tras una puja con la Sociedad Anónima de Transporte, el Ejecutivo definió un aumento del 28,53% en la tarifa, número que lo acerca a los montos que se abonan en ciudades como Córdoba capital y Rosario.

La Municipalidad hizo el anuncio en las últimas horas del viernes, tras darle vuelta a la ineludible situación del aumento. La SAT venía presionando desde hace dos semanas para que De Rivas se ponga a tono con la delicada situación de las empresas de transporte, con una situación que no viene solo de la mano del corte de subsidios nacionales o el aumento de los costos de mantenimiento y el combustible, sino que responde -principalmente- a la fuerte caída de la cantidad de boletos cortados, cuestión que no se repone desde la pandemia y que se acentuó con las crisis sucesivas, específicamente con la de los últimos ocho meses.

En ese sentido, la empresa local de transporte dio un ultimátum a inicios de la semana pasada con un número específico: aumento del 34%. Sin embargo, el Gobierno ejecutó una cifra de seis puntos menos que, aunque no hace una gran diferencia, genera la sensación de que la suba busca ser más empática con la situación de crisis. “No podíamos tener un boleto al mismo precio que en la capital cordobesa”, planteaba una voz del Ejecutivo sobre las variables políticas que hicieron bajar el monto respecto a lo que pretendía la SAT, donde señalaron que la suba es “incompatible” con los costos actuales.

Más allá de eso, la argumentación del Gobierno respecto al número que activó fue bastante concreta. Fue el subsecretario de Transporte, Osvaldo Pringles, quien explicó que se tuvo en cuenta -entre otras variables- el índice inflacionario, el aumento del combustible y cómo se movieron los salarios en los últimos meses. En base a ese cálculo, redondeó a $900 y actualizó un número que venía vigente desde febrero de este año. “Tenemos la necesidad de que el servicio tenga los niveles adecuados para mantenerse en funcionamiento”, dijo Pringles.

Por otro lado, la promesa del Gobierno fue sostener la modalidad de subsidios con la empresa que ya recibe cerca de 200 millones de pesos por mes de parte de la Municipalidad. Claro, la lógica responde a la ausencia del Estado nacional en el sostén del servicio, con reclamos que tienen a De Rivas subido al bote de los intendentes que piden la vuelva del subsidio. Más allá de esto, el esquema no resulta favorable para las cuentas municipales que, de seguir sin la ayuda nacional, deberá tomar decisiones fuertes en el corto plazo. De hecho, la nueva gestión municipal ya avisó que está en marcha una revisión total del sistema.

“Necesitamos recuperar a los usuarios y para eso hay que hacer un cambio profundo”, dijo el subsecretario Pringles el sábado en declaraciones al programa Poster Central. Siguen los diagnósticos negativos del trabajo realizado por la gestión de Juan Manuel Llamosas desde la firma de la histórica licitación del servicio. En los últimos años, el municipio llevó a cabo la implementación de innovaciones que no tuvieron éxito, tales como el transbordo y las líneas denominadas por letras en lugar de números. Por abajo, cada vez son más los cuestionamientos de la gestión De Rivas a lo que consideran un “fracaso” en la búsqueda de mejorar el transporte. Y las declaraciones de Pringles no hacen más que ratificar esto.

La misión expresada por el nuevo equipo municipal es que los riocuartenses elijan al colectivo urbano como primera opción, en tiempos donde la proliferación de los servicios de transporte por app (el caso de Uber) generan un escenario de mejor oferta económica para los usuarios. Con la suba aplicada desde el sábado y una empresa que demanda cada vez más ayuda para sostener su actividad, el objetivo parece lejos de concretarse. 

En la Municipalidad aseguran que la intención es adueñarse de la batuta que comanda el transporte y que la SAT no sea la que imponga todas las condiciones. El “cambio profundo” podría venir por ese lado.

Silencio sindical

Mientras se conocía la noticia de la suba del boleto, en el ya caldeado clima sindicalista de la ciudad aparecieron voces que utilizaron la situación para volver a golpear a los integrantes de la CGT local. “Echan a cincuenta trabajadores municipales y no dicen nada. Le suben el boleto de colectivo a los trabajadores y se quedan callados. Tienen bien puesta la camiseta con la cara del intendente y se olvidan de los trabajadores”, le comentó a Alfil un importante dirigente del sindicalismo local, representante de un sector que en estos días pide una fuerte autocrítica en el interior de la central obrera. “Si no pueden defendernos, que se vayan”, insistía el dirigente.