La acción guerrillera en la Argentina y la legitimación violentista en el Chile de Allende

Parte 1 / 2

Nacional26 de septiembre de 2024Redacción AlfilRedacción Alfil
Allende

Por Daniel Alvarez Soza

A fines de la década de los ’50 y los primeros años de la de los ’60 se lanzaron a la lucha en América Latina numerosas agrupaciones guerrilleras. La mayoría había recibido entrenamiento en Cuba. En Argentina, en cambio aparecerán agrupaciones violentistas anteriores a la influencia cubana que podemos ubicar contemporáneamente con la realización de la Continental y de OLAS, como fueron los casos: “de los peronistas de Uturuncos en Tucumán en 1959 y 1960, sin vinculación con Cuba y el guevarista Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) en Salta durante 1963 y 1964, y finalmente, la aparición de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP)” (1).

“Los Uturuncos de Taco Ralo se ufanaban sosteniendo: “Hemos demostrado que el Movimiento Peronista por sí solo es capaz de llevar adelante una guerra revolucionaria; que la guerrilla no es patrimonio de la izquierda marxista” (2). El mismo suceso lo proclamaron las FAP, el 27 de julio de 1970: “Argentina está en guerra”. Convocaron al “combate sin vacilaciones” al “pueblo en armas” y la “lucha armada”, las FAR el 30 de julio de 1970.

“Nosotros declaramos la guerra revolucionaria”, decía el Peronismo de Base, el 16 de mayo de 1970. La estrategia es “la guerra popular (…) total y prolongada”, afirmaba Montoneros en abril de 1970, citando a formar el “Ejército popular” (3).

Frente a la necesidad de descubrir el origen y la razón de estos movimientos, constatamos en ello, diversas corrientes u orígenes, para ello consideramos importante la explicación de Juan Gelman, quien en su obra titulada “Conversaciones con Juan Gelman  -Contraderrota- Montoneros y la revolución perdida” escrito por Roberto Mero, donde expresa este razonamiento: “… Tal vez sería interesante pensar en qué y analizar por qué nacen estas organizaciones en el país. Algo que no es un fenómeno de origen desconocido, que tiene alcance latinoamericano y un punto de partida en el hecho de la Revolución Cubana”.

“Existe con posterioridad al triunfo de Fidel Castro, en enero de 1959, un reacomodamiento de la carga ideológica. Surgen distintas corrientes que alientan los cambios profundos y que vienen del comunismo, como Puiggrós, del peronismo histórico como John William Cooke y que tuvieron su expresión intelectual en Hernández Arregui”    “¿Hubo una recomposición general dentro del propio peronismo ante el fenómeno de la Revolución Cubana?”

Le pregunta Mero:

“- Lo hubo dentro y fuera del peronismo, sería mejor decir, aunque tuvo un peso fundamental y principal en el peronismo. No hay que olvidar que el primer grupo de resistencia armada como tal  -los Uturuncos- fueron precedidos por la resistencia de los obreros peronistas, que asumieron las formas de la violencia en 1956, tres años antes de la Revolución Cubana.

Aun así digamos que, como factor impulsor de la historia que habría que seguir, lo de Cuba planteó un ejemplo claro, aunque también influyó en los errores posteriores del movimiento armado en Argentina y en toda América Latina” (4).

En atención a lo anterior, podemos afirmar que el influjo de la Revolución Cubana, símbolo de la lucha antiimperialista y “prueba viviente” de que tal combate se podía dar con éxito, lo que fue determinante en el nacimiento de Montoneros y de la guerrilla argentina entre fines de la década  de los ’50  y comienzos de la de 1970. La figura a la vez recia y “romántica” del Che Guevara proporcionaba el modelo del auténtico revolucionario a imitar por los jóvenes latinoamericanos. En ese sentido, Carlos Altamirano opina: “… que los partidos armados en el país nacieron asociados a una fe intransigente, la fe en la Revolución, idea fuerza que, desde comienzos de los años sesenta y bajo el deslumbramiento de la Revolución Cubana, había recobrado toda su carga mesiánica. Sólo la revolución traería la regeneración social y permitiría edificar,   pieza a pieza, otro mundo, el del pueblo liberado y el hombre nuevo” (5). 

De las reflexiones expresadas por los autores, observamos entonces dos cauces que dan impulso a la acción guerrillera en la Argentina; de una parte, la influencia que Perón inspiró a través de su táctica revolucionario-armada en lo que el llamó las Directivas e Instrucciones, y por otra parte el interés que provocó la Revolución cubana, sin perjuicio del protagonismo que sobre esta materia adquirió Ernesto Guevara.

Por ello, y frente a la aparición de las organizaciones guerrilleras en la Argentina, tomaremos las   opiniones vertidas por Díaz Araujo que en su libro “La Guerrilla en sus libros”  nos dice: “Un tema que se plantea, en las organizaciones guerrilleras de la Argentina es el de la diversidad, y, en su caso, si esa situación deriva o confluye hacia algún tipo de unidad”.

“En realidad, si bien se mira, en ninguna parte de Hispanoamérica las organizaciones guerrilleras procastrista se han presentado unidas. Acierto voluntario o dato obligado, es claro que Castro no ha forzado la uniformación de las fuerzas de sus partidarios en el continente. Por el contrario, hay quien opina que Castro ha contribuido a tal fragmentación. Soviets, Chinoístas, maoístas disidentes, trotskistas, guevarista, progresistas de izquierdas, cristianos por el socialismo, etc., divididos por capillas ideológicas, han combatido bajo el mismo y único pabellón cubano. Sin embargo, la amplia multiplicidad que se observa en la Argentina, no se aprecia en otros lados”.

“…A ese fin hemos elaborado una lista que se estructura, en definitiva, según los dos grandes movimientos guerrilleros, Montoneros y ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), que cabe definir como “populismo-castrocomunista heterodoxo” y “leninismo guevarista”, respectivamente”.

“De paso, anotaremos las agrupaciones históricas que confluyeron a esos grupos. Trece, en el caso de la Alianza “Montoneros” Unificado de 1973; Uturuncos, JP, MNRT, MRP-JRP-CGTA, ARP, PB, MR-17, FAP, Descamisados ENR, JAEN, MSTM, Montoneros y FAR  -varios de ellos meros sellos de goma-, y seis en el PRT-ERP de 1973; PO, EGP, FAL, PCR, GEL, OCPO-BR. Es decir, que la clasificación comprenderá veintiún movimientos revolucionarios” (6).

 ________________________

 

1.- MAYER, Marcos: “Ernesto “Che” Guevara. La Revolución, escritos esenciales”. Buenos Aires, Taurus, 1966, Pág. 19.

2.- ROT, Gabriel: “Los orígenes perdidos de la guerrilla en la Argentina. La historia de Jorge Ricardo Masetti y el Ejército Guerrillero del Pueblo”. Ediciones El Cielo por Asalto. 2000. Pág. 67.

3.- DIAZ ARAUJO, Enrique: “La guerrilla en sus libros”.  Tomo I. 1ª Ed. – Buenos Aires: el autor, 2008. Pág. 79.

4.- MERO, Roberto: “Conversaciones con Juan Gelman- Contraderrota- Montoneros y la Revolución perdida. Buenos Aires, 1988, Pág. 59. Citado por VÁZQUEZ VIERA, Emilio, Ob. cit. Págs. 181- 182.

5.- ALTAMIRANO, Carlos: Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, Historia, Pág. 88.

 6.- DIAZ ARAUJO, Enrique: “La guerrilla en sus libros”. Tomo I.  Ob. cit. Pág. 92-93.

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