Cuánto falta para que se sienta la recuperación de ingresos

En la Argentina la devaluación de diciembre impactó en el nivel de precios y consecuentemente en el nivel real de los ingresos de la población, básicamente de asalariados y jubilados. A diez meses, el Iaraf que dirige Nadín Argañaraz analizó el comportamiento los recursos de esos grupos que, en todos los casos, están -según el estudio- en una “situación similar” a la de noviembre del 2023, menos los empleados públicos que están mucho peor.

En ese mes, el previo al de la devaluación “discreta2 del tipo de cambio, el salario privado formal real era un 19,8% menor al de 2017 y el público era un 22,4% menor. La jubilación mínima con bono era, en términos reales, un 23,8% menor a la de 2017 y un haber previsional real era un 46,5% menor al promedio real de ese mismo año. Ese era el cuadro de situación.

Comparando con el 2017, la caída real del poder adquisitivo de un jubilado que no cobra la mínima es actualmente de un 43%. La de uno que cobra la mínima y el bono es del 26,5%. La de un trabajador público es del 35%. Y la de un trabajador privado formal es del 22%.

Todos los casos registran pérdidas significativas. Si la comparación se hace con la situación imperante en noviembre de 2023, los jubilados están en una situación relativa similar. Los trabajadores privados formales también estuvieron en julio en una situación relativa similar a la de noviembre de 2023.

Las personas que están en una situación diferente son los trabajadores públicos, ya que en noviembre de 2023 sus ingresos reales estaban un 22% abajo del año 2017 y en la actualidad están un 35% abajo.

“Dado un escenario alternativo de hiperinflación, para el Gobierno nacional la situación real actual de los jubilados y de los trabajadores privados formales es muy razonable. Considera que las pérdidas, en ese caso, habrían sido mucho mayores”, señala un tramo del reporte.

De cara al futuro, dice el Iaraf, hay desafíos significativos para mejorar los ingresos reales. Repasa que el Gobierno defiende el equilibrio fiscal como condición necesaria para la estabilidad y la recuperación de la actividad económica. Dentro de ese marco, se tendrán que encontrar los caminos para que los jubilados que hicieron sus aportes durante su vida laboral tengan un poder adquisitivo digno. Algo similar deberá suceder con los ingresos de los empleados públicos. El empleo privado luce, al menos hoy, con el camino más despejado para recuperar ingresos reales, de la mano de una mayor inversión privada.

También Idesa trabajó sobre el tema y puso la lupa sobre qué cambió a partir de abril del 2024 cuando la tasa de inflación vuelve a ser de un dígito. En primer lugar el salario formal empezó a recuperarse a raíz de que durante la estampida inflacionaria más o menos acompañó la inflación mensual y a partir de abril se mantiene creciendo unos puntos por encima de la inflación mensual. Esto hace que en agosto esté en un nivel similar a noviembre 2023 (último mes del Gobierno anterior) aunque está todavía 5% abajo del promedio 2023.

El salario informal también hizo ese camino pero el golpazo que sufrió con las estampidas inflacionarias hace que todavía esté un 10% abajo respecto a noviembre 2023 y más de un 20% abajo respecto al promedio 2023.

Si se mira otro indicador que complementa a la visión sobre cómo viene la capacidad de consumo de la gente, como los préstamos con tarjetas de crédito, también se observa que a partir de abril empieza a crecer y ya está al nivel del promedio 2023.

Entonces, la recuperación real de las variables nominales (salarios y crédito) ya comenzó en abril pero todavía está a medio camino. Por eso los economistas miran las buenas señales pero la gente no las siente en el bolsillo. De aquí que el humor social todavía es sombrío.

“Para reforzar esta tendencia positiva, aunque incipiente, de recuperación real de salarios y crédito para el consumo, tienen que aparecer las variables reales (actividad económica y empleo) y empezar a empujar. Aquí es donde emergen las mayores incertidumbres”, precisa.