Bajo un disfraz pochoclero

“El reino animal”, una película francesa de 2023 que pasó raudamente este mes por las salas de Córdoba (después de haber recibido el beneplácito de la crítica en su país de origen), reintroduce la leyenda del hombre lobo en la tragedia de una familia afectada por una extraña epidemia.

Cultura29 de octubre de 2024J.C. MaraddónJ.C. Maraddón
ilustra el reino animal

J.C. Maraddón

De todos los monstruos que han sido relevados por el cine de terror, los hombres lobo se cuentan entre los más recurrentes, a través de historias que dan crédito a esos personajes legendarios presentes con similares características en relatos ancestrales de las culturas más diversas. Existen variadas explicaciones para esta coincidencia que llega hasta nuestros días, añadiendo detalles con cada nueva versión: que prefieren aparecer cuando hay luna llena, que sólo son vulnerables a las balas de plata y que afectan al séptimo hijo varón, entre muchas otras referencias que fueron incorporándose a lo que en la actualidad conforma un mito urbano.

A la constitución de tamaña fantasía, de gran manera han contribuido largometrajes como “The Wolf Man”, dirigido en 1941 por George Waggner con el protagónico de Lon Chaney Jr., y “An American Werewolf in London”, estrenada 40 años después con la dirección de John Landis. Pero también en Argentina hubo un recordado abordaje cinematográfico de esta leyenda, que corresponde al filme “Nazareno Cruz y el Lobo”, de Leonardo Favio, datado en 1975. Fuera del cine, para la misma época el Cuarteto de Oro donde cantaba la Mona Jiménez imponía el hit “La gaita del Lobizón”.

Toda esta iconografía solía representar al humano como alguien sin mácula, de altos valores espirituales y de carácter apacible, sobre el que por algún motivo recaía la maldición que, ante ciertas circunstancias, lo transformaba en un lobo de temible ferocidad que infundía terror en el resto de las personas. Esa dualidad entre el hombre y el monstruo, que con tanta frecuencia ha aparecido en narraciones clásicas del género fantástico, emergía aquí plasmada en ese sujeto común al que por determinada razón le crecían el pelo, las orejas, las garras y sobre todo los colmillos, como un detalle sobresaliente bajo un hocico lobuno.

Como viene sucediendo con todo lo antiguo, en este presente también la fábula del lobizón merecía ser revisitada y, tras expurgarle su estigma demodé, se prestaba a una reinterpretación que contemplase los paradigmas vigentes, donde se cuestiona mucho de lo que hasta ahora parecía inamovible. Si vivimos en un contexto que revindica los derechos de los animales y que pone en tela de juicio hasta qué punto la humanidad está contribuyendo a evitar la destrucción de la naturaleza, tal vez hacía falta rever la categoría de monstruoso adjudicada a bestias que bien podrían ser apreciadas como las verdaderas benefactoras de la salud del planeta.

En este terreno se introduce “El reino animal”, una película francesa de 2023 que pasó raudamente este mes por las salas de Córdoba, después de haber recibido el beneplácito de la crítica en su país de origen. Con el realizador Thomas Cailley detrás de cámaras, el largometraje ahonda en una de esas hipótesis distópicas que el coronavirus propulsó unos años atrás: una enfermedad convierte a los infectados en criaturas antropomorfas que han adoptado rasgos de aves, insectos o mamíferos, epidemia que deja sin respuesta al gobierno, cuya única reacción es aislar a los pacientes o, en el peor de los casos, exterminarlos.

En la tragedia de una familia sacudida por este mal, el guion encuentra el resquicio para rememorar aquel estigma maldito del hombre lobo, aunque observado desde una perspectiva en la que sus propósitos son conservacionistas y los feroces son los policías que lo persiguen. Con una estética hollywoodense donde casi no caben las sutilezas de la filmografía europea, “El reino animal” intenta enviar un mensaje de proteccionismo explícito, envuelto como una producción de suspenso y aventura. Si bien su discurso animalista puede surtir efecto, quizás no haya conseguido que su disfraz de pochoclera convenciese de verla a los fans del género. 

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