De Rivas celebra a la ciudad en un contexto deficitario que empeora

Por Gabriel Marclé

Este lunes 11 de noviembre la ciudad de Río Cuarto festeja su cumpleaños n°238, fecha por la cual la agenda política del Imperio atraviesa un mini descanso de las roscas y conflictos que han definido este 2024. Sin embargo, la que no da un periodo de gracia es la economía y su impacto en las cuentas diarias, situación que se aplica a cada vecino y vecina, pero que también aqueja a los números de la administración pública. En ese sentido, el Gobierno de Río Cuarto esboza el gesto propio de quien se encuentra de celebración sabiendo que el escenario actual no da muchos motivos para festejar. Esto se confirmó en los últimos días con la presentación de un nuevo informe de gastos corrientes: mientras Guillermo De Rivas preparaba la fiesta del aniversario, su Gobierno confirmó el segundo trimestre consecutivo con números en rojo.

Según el informe presentado ante el Legislativo la semana pasada, la ejecución presupuestaria durante el tercer trimestre del año (julio-agosto-septiembre) terminó registrando un negativo de $2.383 millones, cifra que también confirma la profundización del déficit primario que apareció en el segundo trimestre (había sido de $1.916 millones). El “rojo” de esta nueva medición alcanzó el -12%, caída que no se veía desde la época más dañina de la pandemia Covid. 

Los datos presentados por la Secretaría de Economía que dirige Pablo Antonetti (uno que estaba desacostumbrado a los números en rojo) describen que la recaudación (el 49% de los ingresos del tercer trimestre) tuvo una nueva caída interanual (llegó al 16%) y que así se sostiene la tendencia que registran desde marzo, donde la medición siempre tuvo una caída por encima del 15% mensual (excepto por el -5% de mayo). Claro, también está el golpe que sufrió el envío de fondos coparticipables con respecto al 2023, un elemento que compone el 41% de los ingresos del Municipio. Esto hace que en el Mójica ya se hable de un “reseteo” para el 2025, con presupuesto nuevo y una impronta diferente en lo impositivo.

Pasar el 2024

La noticia del déficit constante ya se venía anticipando cuando esta gestión era testigo del fin de los años superavitarios que atravesó la gestión de Juan Manuel Llamosas y, pese a que no se habla de “pesada herencia”, lo que dejó el último intendente entra en la ecuación. Las cuentas en rojo aparecieron en el segundo semestre del 2024, cruzados por la crisis y el esfuerzo final de un Gobierno enfocado en sostener el proyecto peronista en el Palacio de Mójica, con De Rivas en plena campaña. Desde ahí, las voces más fuertes del Ejecutivo coincidían en que se vendrían tiempos difíciles y que el déficit los acompañaría hasta el 31 de diciembre. Con esto en mente, el derrivismo no anticipa un cierre de año feliz, pero sí cargado de novedades que vaticinen un futuro brillante pese a la oscuridad de los números proyectados. “Pasar el 2024”, frase que resume la misión de atravesar esta dura etapa lo más rápido posible.

Para que esto sea posible, el intendente viene ejecutando un plan de juego cargado de anuncios potentes y obras que generan expectativa en los vecinos -el “un anuncio por semana” que describió Alfil días atrás. A fuerza de buenas noticias y un poco de marketing político, la gestión busca garantizar que el déficit no los inunde, pero también que la atención esté puesta en cuestiones que puedan capitalizarse a favor de la buena imagen del intendente. Lo necesita, ya que el Presupuesto del año próximo prevé una importante suba de impuestos, cuestión que suele impactar negativamente entre los vecinos.

En la presentación del cálculo de gastos e ingresos para el año que viene, De Rivas se declaró en busca de un Municipio que pueda ser autosuficiente -el pedido que hizo el presidente Javier Milei tiempo atrás- y que no dependa de lo que provenga de afuera para garantizar la ejecución de su plan de Gobierno. Es por eso que la noción de “reseteo” tiene sentido en términos de lo que pueda pasar con los ingresos municipales: para el intendente, es menester que se retome la senda del equilibrio fiscal y, para ello, deberá subir impuestos -entre otras acciones.

El Concejo Deliberante, donde ya se empezó a analizar el Presupuesto, todavía no ha mostrado un clima de tensión ante la certeza de subas que varían entre el 200% y el 500% en distintas contribuciones. De Rivas habló de eliminar 88 tasas del sistema tributario, pero podría no ser suficiente para frenar el impacto negativo que generan las subas de impuestos, paso ineludible para salir del rojo. 

El ruido por el presupuesto, los impuestos y el costo de terminar con el déficit vendrá más adelante, quizá casi inmediatamente después de un cumpleaños que hoy se celebrará con acciones que esperan generar la suficiente carga de energías positivas para enfrentar lo que viene. “Hay mucho que festejar”, la frase que define a este aniversario de la ciudad y que coincide con el verdadero comienzo del derrivismo, pese al escenario de incertidumbre.