Esa antigua costumbre de rockear

Entre los fanáticos que siguen sus pasos, ha generado grandes expectativas el anuncio de que en este 2024 en que se cumplen cuatro décadas de la salida de “Piano Bar”, Charly García está dispuesto a dar a conocer nuevo material. El sábado, se inaugura en Córdoba una muestra con fotos que lo retratan.

Cultura 14 de marzo de 2024 J.C. Maraddón J.C. Maraddón
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Los años ochenta fueron para Charly García su momento más glorioso, porque en esa década logró extender su predicamento mucho más allá de la grey rockera, para transformarse en un cantautor masivo, tal vez el primero de ese género que era ubicado a la par de referentes del tango y del folklore. De hecho, fue legitimado en ese estatus por Mercedes Sosa, quien en el repertorio de sus históricas presentaciones de 1982 incluyó la interpretación del tema “Inconsciente colectivo”, que había sido grabado ese año por García para su debut como solista, el álbum “Yendo de la cama al living”.

Al año siguiente, Charly viajó a Nueva York junto a Pedro Aznar para registrar el disco “Clics modernos”, con el cotizado Joe Blaney como productor, en lo que fue un rotundo viraje estético del músico argentino hacia esa nueva ola de la que se había burlado cuando estaba en Serú Girán. En 2023, al cumplirse 40 años de aquella obra maestra, fueron constantes los honores que desde sectores diversos se le rindieron a una pieza clave en ese panorama ochentoso que buscaba escaparle al gris de los años de plomo, cuando la dictadura daba paso a las elecciones que consagraron a Raúl Alfonsín.

Como prueba de que atravesaba un periodo intenso de creatividad, en septiembre de 1984 García volvió a las andadas con “Piano Bar”, un disco con canciones tocadas casi de una sola toma, que derrochaba esa energía a la que entonces se le rendía culto. Con el trío GIT y Fito Páez como principales aliados, más la compañía de instrumentistas invitados y los infaltables coros de Fabi Cantilo, el álbum le puso tracción a sangre a ese espíritu renovador que Charly contagiaba en esa instancia en que el rock argentino expandía su buena vibra hacia Latinoamérica.

Como cierre de una trilogía antológica, tras la pausa del proyecto “Tango” con Aznar, en 1987 apareció “Parte de la religión”, donde la presencia de los brasileños Os Paralamas Do Sucesso y Paula Toller (Kid Abelha) da cuenta de las pretensiones de trascender las fronteras del circuito local. Quizás “Cómo conseguir chicas”, de 1989, y “Filosofía barata y zapatos de goma”, de 1990, hayan prolongado un poco más esa etapa brillante que catapultó la carrera del ídolo a una escala muy difícil de equiparar con otra figura argentina venida del palo del rocanrol y devenida en estrella popular más allá de todo estilo.

Son conocidos los episodios que le tocó atravesar a García en los últimos treinta años, idas y venidas que también quedaron plasmadas en sus composiciones, porque su intensidad como artista terminó borrando los límites entre su vida privada y su desempeño profesional. Su aporte musical en las últimas décadas admite miradas más o menos complacientes, pero lo cierto es que, como suele suceder con aquellos que están más allá del bien y del mal, su producción ya no representa un norte para los que vienen por detrás, aunque conserve la fidelidad de miles de fanáticos que siguen atentos a sus próximos pasos.

Es en ese nicho de población que ha generado grandes expectativas el anuncio de que en este 2024 en que se cumplen cuatro décadas de la salida de “Piano Bar”, Charly García está dispuesto a dar a conocer nuevo material, en el que viene trabajando con gran esmero. A los 72 años y sobreponiéndose a los problemas de salud que lo aquejan desde hace tiempo, tiene en vilo a sus seguidores ante la próxima salida de “La lógica del escorpión”. Para calmar (o exacerbar) la ansiedad, el sábado a las 11.30 inaugura en la Galería Fotográfica de Le Dureau (Independencia 180) la muestra “¡Clics! Charly García fotografiado por Maxi Vernazza”.

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